Capítulo 6

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Mire la fecha encerrada en un círculo, hoy es el día en que el concurso dará a conocer un ganador después de que todos los participantes se hayan presentado.

El viento fresco que se filtró por las ventanas, me erizo la piel y mire hacia afuera. El exterior no está iluminado como de costumbre, y de igual manera mi casa tampoco. A pesar de ser un día donde mi corazón debe de estar entusiasmado por ver a Elena tocar el piano, realmente no me siento con ánimos de nada.

Y eso se debe a que hoy también es el día en que mi tío prometió volver por nosotros. Una vocecita que me acusaba de ser un traidor, me hizo girar la cabeza hacia donde se encuentra mi padre.

Desde el día en que compartimos una tarde juntos, ha estado desayunando con nosotros y llegando temprano a casa. Una vez termina su cena, no sube a su habitación, él viene en donde me encuentre y charlamos o jugamos. Fueron momentos realmente maravillosos y que hicieron que la culpa por lo que haremos, me llenara de miedo.

—Jay, ¿todo bien?

Quería decirle, una parte de mi quería decirle que nos iremos, pero mi cuerpo reacciono y cerro mi garganta sin dejar salir las palabras. En estos casos, solo asiento y desvió la mirada.

—Cariño. — tomo la mano de mi mamá y la acerco a su boca, donde dejo un beso en su dorso. —Ya reservé una mesa en un buen restaurante. — note un destello de culpa en los ojos de mi madre, pero ella solo sonrió ligeramente. —Pasaremos una maravillosa velada, te lo prometo.

Escuche ruido viniendo de la casa de enfrente, papá se levantó curioso y se acercó a la ventana.

—Parece que los vecinos saldrán. — mire a mi madre y ella negó suavemente. —Una niña está mirando hacia aquí.

Me levanté y fui a lado de mi padre, una sonrisa se dibujó en los labios de Elena cuando nuestros ojos se encontraron y yo no pude ocultar la mía. Ayer no fui a su casa ya que papá nos avisó que llegaría temprano y mamá no quería arriesgarse.

—Te llevas bien con ella, por lo que puedo ver. — asentí. —El otro niño, tiene los ojos pegados a la tableta.

—Es Theo, estamos en la misma clase. — explique. —Y Elena es su hermana menor.

—¿Pasas mucho tiempo con Elena?

—En el almuerzo. — me miro, mis labios se cerraron con fuerza ante su mirada penetrante.

—Cariño. — ambos miramos a mamá, quien nos mira nerviosa. —Hay algo de lo que me gustaría hablar.

—Claro, solo dejo hago una llamada antes.

Papá me sonrió y acaricio mi cabeza, se acercó a mamá para darle un beso y se fue con dirección a la cocina mientras sacaba su celular del bolsillo de su pantalón.

—Jay. — mamá se acercó a mí, colocándose de rodillas y sujetándome ligeramente de los hombros. —Voy a hablar con tu papá, ve a tu habitación y ponle pestillo. — acuno mi rostro en sus manos y beso mi frente. —Ve, cariño. – asentí.

Miré de nuevo por la ventana, mi corazón se sintió pesado cuando encontré el lugar vacío. Ellos ya se han ido y yo no podré verla tocar y recibir su premio.

Porque estoy seguro de que ganaría.

La voz de mi padre era un susurro en el lugar donde estamos. Mire a mamá, sonreí y bese su mejilla para después subir las escaleras, entrar a mi habitación y me puse a jugar con mis juguetes nuevos después de colocarle el pestillo.

Pasaron varios minutos, solo escuchaba los sonidos que hacía mientras jugaba con mis soldados imaginando estar en una guerra. Pero paso, un estruendo que me hizo saltar y acelero los latidos de mi corazón.

La flor más hermosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora