♡You were too good to be true

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La chica, furiosa se acercó a la mesa y estampó la mano abierta haciendo saltar los palillos y los platos

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La chica, furiosa se acercó a la mesa y estampó la mano abierta haciendo saltar los palillos y los platos. Los cuatro amigos la miraron como si hubiera dicho que ella había apretado el botón que dejó caer la bomba atómica.

—¡Qué diablos...! —balbuceó Kihyun poniéndose de pie.

La chica ni lo miró, solo miró a HyungWon y lo señaló con un dedo.

—Tú, víbora —HyungWon resopló y se cruzó de brazos— te lo diré una sola vez...

—Bien, me alejaré de tu novio —respondió este con aire inocente.

La chica pareció desinflarse en su ira. Parpadeó confundida. —¿E-En serio?

HyungWon movió la cabeza afirmativamente.

—¡Por supuesto! Si tan sólo me lo señalaras...

La chica abrió y cerró la boca varias veces antes de reaccionar.

—Eres un maldito calienta braguetas.

—¡Wow! —MinHyuk aplaudió—. Ese un nuevo insulto. Chae, esta vez te luciste.

Todos en la mesa rieron y la chica se acomodó el cabello y suspiró.

—¿En serio crees que puedes llegar con tu bonita cara y arrasar con todos los hombres de la universidad?

—Aww, te dijo bonito —se burló Jooheon.

La chica frunció los labios.

—Y ustedes, corte de payasos, cierren la boca. Te lo advierto, Chae. Aléjate de mi hombre.

Y así como llegó, la chica se fue. Todos estallaron en risas y HyungWon se acodó en la mesa, agarrándose la cabeza.

—¿Qué es? ¿La cuarta, la quinta...? —Kihyun se metió un gran trozo de pastel de manzana en la boca.

—La sexta. Este mes. —Contestó HyungWon resignado.

—No entiendo por qué sigues soportando este circo —dijo MinHyuk ofuscado—. Tú tienes la culpa por ser hermoso.

HyungWon tomó un sorbo de su jugo.

—¿Cómo es eso mi culpa? Nací con esta cara.

—Al menos deberías defenderte, Wonnie. Cualquiera que la escuchara pensaría que saltas de cama en cama.

—¿Saben cuál es la peor parte? Que ni siquiera tengo la mitad de la diversión que ellos creen que tengo.

—Oh, eso lo sabemos, cariño —acotó Kihyun— eres por lejos, la persona más aburrida del planeta.

—¡Hey! protestó HyungWon, aunque sin mucho entusiasmo. Sus amigos tenían razón. Su vida era aburrida.

Chae HyungWon a sus veintiún años era la sensación del campus. Alto, porte de modelo de revista, cabello largo oscuro y espeso, boca creada para el pecado y la fantasía de casi todo humano que tuviera la desgracia de cruzarse en su camino. Ojos grandes de pestañas largas y una nariz perfecta y elegante. Todos murmuraban a su paso, llenándolo de propuestas y números de teléfono, invitándolo a todas las fiestas habidas y por haber, colmándolo de atenciones y regalos. Todos querían su atención y por alguna razón que él mismo desconocía, en su mayoría eran hombres los que lo adulaban. Pronto su fama escaló a una categoría de semidiós y como pasa con la fama y la popularidad, llegó aparejada la envidia y los rumores. Como estaba siempre rodeado de personas que no escatimaban en piropos hacia su físico o cara, pronto se empezó a correr el rumor de que HyungWon tenía muchos novios de los cuales se aprovechaba para luego descartarlos cuando lo asaltaba el aburrimiento. Eso era lo que más lamentaba HyungWon. Que todos creyeran que era alguna especie de ser inalcanzable y que lo buscaran para pasar el rato y jamás lo tomaban en serio. Lo cierto es que HyungWon era una persona de gustos simples que amaba mirar películas de época mientras lloraba abrazado a un pote de helado de menta granizada. No iba a fiestas, nunca había tenido un novio y por sobre todas las cosas, pese a esa fama de rompecorazones fatal, HyungWon era...

—No entiendo cómo sigues siendo virgen —dijo Jooheon.

—En serio —acotó Kihyun moviendo la cabeza con fervor— yo me conformaría con un cuarto de lo que tienes.

—Yo no tengo nada —aclaró HyungWon, algo apagado—. Duermo solo todas las noches.

—Eso es porque sigues siendo un culo quisquilloso —lo acusó MinHyuk—. Si no fueras tan estirado, ya te habrían arado ese trasero que tienes por todo el campus hace tiempo.

HyungWon le tiró con un palillo y se acomodó el cabello con las manos. Un coro de murmullos se levantó en la mesa de al lado. Los amigos siguieron hablando de cualquier cosa hasta que un leve carraspeo los hizo prestar atención a la figura delgada y oscura que estaba parada en la punta de su mesa.

—Hey, que onda chicos —saludó el muchacho jugueteando con unas llaves entre sus dedos.

Kihyun rodó los ojos y gruñó en respuesta.

—Hola, Chang —saludó Min aunque sin mucho entusiasmo. Lo cual era raro en él.

—Me preguntaba si irían a la fiesta el sábado en casa de Ten... —dijo con los ojos oscuros clavados en HyungWon.

—Nadie nos invitó —se quejó Jooheon rascándose la cabeza.

—¿No? —Chang fingió sorpresa. Por supuesto nadie en la mesa le creyó—. ¿A ti tampoco te invitaron Chae?

HyungWon se encogió de hombros.

—Puede que alguien lo haya mencionado. No presté atención realmente.

—Entonces... ¿Irás?

—No lo creo —contestó HyungWon levantándose junto con los demás.

—Oh, vamos. Todos estarán allí...

—¿Entonces para qué quieres que vayamos?
—preguntó Min.

Chang le echó una mirada de arriba abajo y luego rodó los ojos.

—Tú has lo que quieras, risitas. —El apodo y el tono con el que lo dijo hizo que Min cerrara los puños—. Y tú Chae... espero verte ahí —le guiñó un ojo y giró para desaparecer entre la gente.

—¡Pero qué enano idiota! —gruñó Min.

—No es tan enano, mide lo mismo que yo —se quejó Kihyun frunciendo el ceño y aún mirando hacia donde se había ido el muchacho.

—No le prestes atención, Min —Jooheon lo agarró del brazo y todos salieron de la cafetería.

HyungWon agarró sus libros y pronto dos muchachos se materializaron a su lado.

—Hola, Wonnie —saludó uno de ellos apresurándose a quitarle los libros de las manos. HyungWon iba a protestar cuando el otro le pasó el brazo por los hombros y lo acercó a su lado.

—Oye, muñeco —HyungWon alzó las cejas y Kihyun chasqueó la lengua a su lado cuando los muchachos lo empujaron— ¿cuándo aceptarás salir conmigo?

—Escucha, YeonJun —dijo HyungWon quitándose el brazo de encima— de veras agradezco tu insistencia... creo... pero no me gusta que invadan mi espacio personal.

El chico, un muchacho alto y de boca arriñonada sonrió y asintió.

—Lo siento. Y para disculparme te invito a tomar un café. O lo que tú quieras.¿Qué dices?

HyungWon intentó sonreír, pero ya estaba algo harto de que no lo dejaran en paz dos minutos.

—Lo siento. Hoy no puedo.

—¡Bien, mañana entonces!

Y antes de que pudiera quejarse, YeonJun ya se había ido.

Kihyun sacudió la cabeza riendo.

—En serio, ¿cómo lo haces?

HyungWon le golpeó la nuca y ambos se fueron a clases.

HyungWon le golpeó la nuca y ambos se fueron a clases

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Nobody Else

Nobody ElseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora