☆Don't pretend you ever forgot about me

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Hoseok se duchó y se vistió para iniciar su día. Agarró su mochila, sus anteojos de sol y bajó a desayunar. La señora YiRen ya estaba conversando con algunas personas cuando lo vio y le indicó una mesa donde podía sentarse. Luego le sirvió un batido de frutas y Hoseok saboreó hasta el último sorbo. Antes de salir le pagó a la señora YiRen la semana completa y pidió indicaciones de cómo llegar al mercado de Jungang-Ro.

Caminó mirando el mapita que le hizo la dueña de la posada y finalmente llegó al lugar. Para su desgracia el lugar estaba atestado de gente. Mujeres cargando cestas llenas de fresas, hombres limpiando frutas, ancianas separando la fruta buena de la mala... No sabía por dónde empezar a preguntar. ¿Y si solo eran alucinaciones suyas? ¿Y si por fin había sucumbido a la locura y ya estaba imaginando cosas? Bueno, con intentarlo no perdía nada. Paseó por el lugar, pero no vio al chico ni a la camioneta. Después de estar dos horas como un idiota mirando a la gente decidió irse. No había mucho qué hacer así que se recostó en un parque, se puso los auriculares y sacó el libro que le había regalado Wonnie.

—El cielo es azul, la tierra blanca —leyó. Dio vuelta el libro y se puso a leer la sinopsis.

Luego de algunas horas ya casi había devorado el libro y sentía un vacío en el pecho.

'Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como si fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve...'

¿Qué había hecho él con su amor? Lo había secado y dejado morir. No lo había protegido de la nieve y ahora no sabía cómo volverlo a recuperar.

Sintiéndose derrotado, se levantó y decidió buscar algo para almorzar. Recorrió las callecitas admirando las decoraciones. Todo lucía hermoso y burbujeante. Entró a un pequeño restautant y ordenó el menú del día.

Un grupo de chicas entró a lugar cuchicheando.

—Ya dejalo, MinHa. Él nunca se fijará en ti...

Hoseok miró disimuladamente al grupito y vio como una de ellas se desplomaba en una silla.

—Pero es que es tan hermoso...

—Antes decías lo mismo de Hwi. Y además, no te da ni la hora. Deberías hacerle casi a MinGyu. Es muy guapo también.

—Pero miren —la chica sacó el celular y le enseñó algo a sus amigas— ¿no es precioso? Esos ojazos, esa boca... Parece uno de esos idols de la ciudad.

Hoseok se concentró en su plato compadeciéndose de la chica y su amor no correspondido.

—¡MinHa! —gritó la mujer detrás del mostrador— Ya deja de fantasear con ese pobre chico y ve a ayudar a tu padre. El festival es mañana y faltan muchas cosas por hacer...

Las chicas rieron y se fueron dejando sola a la muchacha enamorada.

—¡Es que tengo que pasar por la librería del señor Moon!

—Oh, no. Deja a ese muchacho en paz. Un día de estos va a poner guardias en su puerta. ¡Eres pesada, niña! Anda, vete al mercado. Tu padre ya debe estar buscándote.

La chica zapateó enojada y salió del lugar entre quejas y lamentos.

—Estos niños de hoy en día no saben lo que es trabajar duro —dijo la señora para luego perderse en la cocina.

Hoseok se rió y siguió disfrutando del almuerzo. Al ser un pueblo nuevo, preguntó a la dueña del local qué podía hacer en su tiempo libre y la mujer le hizo una pequeña lista con los lugares que podía visitar y hacia allí partió. Compró algunas cosas para comer en el camino y se fue caminando para hacer un poco de turismo. Al llegar a la esquina vio a dos muchachos caminando de espaldas a él y de nuevo tuvo ese sobresalto. Se frotó el pecho y sacudiendo la cabeza siguió su camino. Tal vez debería consultar a un médico. Hacía algún tiempo que no se hacía ningún estudio.

Nobody ElseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora