—Te has vuelto aburrido.La muchacha, harta por la falta de interés del hombre que la había llamado, tomó sus cosas y salió del departamento dando un portazo. Hoseok echó la cabeza hacia atrás tanteando con una mano el sillón en busca del control remoto. El sonido de los programas de alguna manera calmaban su ansiedad. Le molestaba el silencio e intentaba llenarlo con música o con la televisión. Le ahorraba tener que quedarse solo con sus pensamientos. Y eso no le convenía a nadie. Mucho menos a él. Nada bueno resultaba de sus meditaciones.
La puerta se abrió y escuchó que su amigo se quejaba.
—Limpia tu mierda, este lugar ya apesta.
HyunWoo abrió la ventana para ventilar el apartamento y se cruzó de brazos.
—¿Planeas seguir mucho tiempo más viviendo así?
Hoseok rodó los ojos y suspiró.
—Ya deja de molestar. No eres mi madre.
—¿Eso quieres? Bien, la llamaré. De todas maneras ya estoy harto de ti.
Hoseok pensó que bromeaba hasta que escuchó a su amigo hablar realmente por teléfono.
—Hola, señora Shin, soy HyunWoo, el compañero de apartamento de Hoseok...
Saltó del sofá y le quitó el aparato de la mano.
—No es nada, mamá. No te preocupes... ¡No! No es necesario que vengas...
Un rato después enfrentó a su amigo.
—¿Te volviste loco? Sabes que esa mujer me hará la vida imposible.
HyunWoo ladeó ligeramente la cabeza y le echó una mirada de absoluta incredulidad.
—Vaya, ¿y tu realmentes piensas que vivir contigo es un lecho de rosas?
Hoseok sacudió la mano y abrió la heladera para sacar una cerveza.
—Ya deja de exagerar.
—¿Exagerar? Hace más de dos años que estás así. ¡Supéralo de una buena vez!
—No te pases de la raya —le advirtió a su amigo—. Sabes que él no tiene nada que ver conmigo.
—¿No? ¿Crees que no sé que te duermes abrazado a su foto, idiota? ¿Que no sé que aún sigues llorándole?
Hoseok vació la lata de cerveza y la aplastó entre sus dedos.
—Cierra la boca. No sabes lo que dices...
Salió de la cocina empujándolo y se encerró en su habitación. Miró alrededor y se agarró la cabeza. Todo lucía como la mierda. Había ropa tirada por todos lados, botellas vacías y colillas de cigarrillos hasta en la cama. Sabía que su amigo tenía razón, pero también sabía que no era fácil para él ver más allá de su dolor. Porque eso era lo que sentía. Dolor. Uno lacerante e interminable. Y sí, se dormía abrazando su foto. Y también lloraba en medio de sus delirios de alcohol. Lo extrañaba. Extrañaba su olor, sus besos, incluso extrañaba sus espantosas pantuflas de tortuga con cuernos. Era patético. Llorando por una persona que había desaparecido. Había agotado todos sus recursos y lo había buscado hasta por debajo de las piedras. Pero parecía que a HyungWon se lo había tragado la tierra. Arrastró los pies hasta su cama y movió la almohada. Ahí estaba la dichosa foto. HyungWon sonreía con los dedos en V. Había imprimido esa foto unas semanas después de no tener noticias suyas en un desesperado intento de recuperarlo. Había estado al borde de la desesperación y, aunque nunca se rindió en su búsqueda, pronto se dio cuenta que si HyungWon no aparecía era porque no quería ser encontrado. No perdía las esperanzas. El tiempo le había demostrado que HyungWon era su persona. El hombre con el que quería estar. Y aunque todos los días salía a recorrer las calles en su búsqueda, cada día que pasaba era un paso más lejos de él. Le dio un beso a la foto y susurró un 'Perdóname, ranita' y la guardó en su mochila.
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Nobody Else
FanfictionHyungwon es un joven de una belleza deslumbrante que atrae miradas y suspiros allá donde va. Sin embargo, tras años de ser juzgado solo por su apariencia y marcado por un error del pasado, ha aprendido a desconfiar de todos. Hoseok, un muchacho apas...