𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑵𝒊𝒈𝒉𝒕 ♡︎[KM]

🌷Capítulo Siete🌷

Aquellas palabras hicieron eco en la cabeza de Jungkook, quien sorbía su nariz y trataba de controlar sus sollozos.

Tres meses era muy poco tiempo. No podía imaginarse que solo le quedaban casi noventa días para que se apagara aquella luz que solo su estrella podía otórgale.
Y si de algo estaba seguro, era que ya no se separaría del pelinegro para nada, quería estar con el en todo momento, hasta el último día de su vida.

Esa era su promesa.

Un suspiro tembloroso abandonó sus labios, y se alejó a una distancia prudente del contrario.
Tomó las manos del pelinegro entre la suya, y habló entre llanto.

-Te voy a ser sincero. S-siento que estoy muriendo.-Las lágrimas descendían sin piedad alguna.

-Koo...Lo siento tanto.-Sollozó mientras apretaba fuertemente las manos de Jeon.-No quiero dejarte, n-no puedo.-

-Me duele tan solo pensar esto.-

Le dolía la sola idea de que cuando su precioso chico, su compañero de vida cerrara sus preciosos ojos acaramelados, será para nunca más volver a abrirlos, su precioso corazón, lleno de bondad y ternura, dejerá de latir, su mente,de pensar, y su alma abandonará este mundo para irse al más allá.

Le dolía tan solo pensar en aquello.

Dejaría de escuchar su risa, su voz.
¿Ya nunca más lo volvería a ver?
Se negaba ante la idea de nunca más poder apreciar su bello rostro, de escuchar su melodiosa voz, y de nunca más volver a sentir su calidez cada que lo abrazaba.

No, no, no.

-Tiene que haber una solución...La tiene que haber.-Habló exaltado, haciendo el vago intento por secar sus lágrimas.-Esto no puede terminar así. ¡Te vas a curar!¡Habrá una solución.-Tomó de los hombros a su Hyung y exclamó con el ceño fruncido, como si no estuviese tocando tierra, la desesperación era la que le daba fuerza en ese instante para hablar.

-J-Jungkook...-Negó mientras lloraba, sin embargo, Jeon seguía hablando.

-¡Claro que si Jimin! Iremos a-al hospital, ellos nos van a dar una solución.-

-Jungkook...-

-Y estarás bien, y...-

-¡Jungkook!.-sus palabras fueron interrumpidas por el débil muchacho.-¡No la hay!...Ya no hay nada que hacer.-

Aquellas palabras fueron suficientes para que ambos jóvenes rompieran en llanto nuevamente.

La luna era testigo de aquellos dos corazones rotos y devastados.
La noche era testigo de aquel sufrimiento de dos mejores amigos, con las almas destrozadas, testigo de aquellos jóvenes llenos de desesperación y dolor.

Aquello era un sentimiento indescriptible. Un revoltijo de emociones. Miedo, dolor, tristeza, frustración, ninguno sabía que era lo que sentía realmente en ese instante.

Lo que todo parecía ser una dulce noche la cual sería testigo de una tierna confesión de amor, terminó siendo una caótica noche llena de nostalgia y dolor, la cual marcaría la vida de ambos jóvenes, aunque la vida de uno de estos ya estaba escrito y en su fase final.

𖦹𖦹𖦹

Los minutos seguían pasando, y lo único que se podía oír en ese instante era el canto de los grillos y las pesadas respiraciones.