Avioncito de papel - HP4

Especial 2: Llueve sobre el chico de las flores

Sobre su miserable existencia ya de por sí lastimera... llueve.

Sentado en la banca donde esperó durante horas, apareciera su "Admiradora secreta" que por supuesto, nunca llegó... llueve.

Y el ramo de rosas amarillas que sujeta en sus manos, justo en medio de la avenida, en aquel cruce donde acordaron verse, está mojado porque... llueve.

Le tiemblan las rodillas y agradece al cielo por aquella banca, en la que se sentará. Fluke siente como le tiemblan los labios, le pica la nariz y le baila el cuerpo en una sacudida involuntaria, cuando comienza a llorar agachado, apretando sus rodillas.

Llueve sobre el chico de la banca que a cada segundo se empapa más y más de miseria, de agua, de vergüenza. Se lleva las manos al rostro y solloza, por él, por la situación, por lo patético que fue creer en alguien sin rostro que solamente quiso burlarse de él y seguramente lo estaba haciendo, desde la ventana de aquella cafetería que estaba al otro lado, a salvo de la lluvia, mientras él a cada segundo se empapa más, porque la lluvia no tiene clemencia.

Y no está equivocado, si hay alguien que lo observa desde su silla en la cafetería, pero no se burla de él, lo mira con dolor, pero con adoración también. Llegó hace dos horas con un suéter color arena que le cubre el cuello y al tan solo verlo sentarse en esa banca, robó totalmente su atención. Porque... ¿Cómo puede ser tan inocente? ¿Cómo puede no darse cuenta de quien realmente es y lo que siente?

Ohm dejó su chocolate caliente de lado, cerró el libro entre sus dedos y se dedicó a observar al chico que tan animado llegó con un ramo de rosas, a esperar a cualquiera que fuese la persona afortunada de tener una cita tan adorable con él. Aunque la extraña sensación en su corazón y en su cerebro se negaran a aceptarlo... pero estaba ahí, porque debía cerciorarse de quien acudiera a la cita fuera suficiente para el pequeño amigo de su hermano. El chico que siempre vio tan tierno, con el cabello color caramelo y un sobrio atuendo cada día, que lo hacía lucir tan guapo, sin esfuerzo... ahora lloraba y él no solo podía salir corriendo a su encuentro.

Pero el tiempo pasaba, el café se terminó, el libro dejó de ser interesante y ahí estaba él, Fluke, el chico de las flores, esperando... ¿Por quién? 

Ohm lo observa llorar, bajo sus manos. Las flores caen y Fluke se recarga en sus rodillas para seguir llorando. Siente como su corazón se oprime y sus ojos se llenan de lágrimas, mirando con desespero la luz verde del semáforo que parece tardar demasiado en cambiar a rojo a propósito.

Apenas cambia, Ohm cruza la avenida. Sombrilla en mano, el agua rebota sobre el plástico rojo permeable, sus zapatos se mojan al alzar los charcos cuando corre para cruzar y cuando llega frente a Fluke, lentamente, acercándole su sombrilla para cubrirlo de la lluvia...

Fluke alza la vista pesadamente, sorprendido por el repentino cambio y sus ojos nublados enfocan, después de que parpadea y esclarece su visión, al joven de cabello negro peinado hacia arriba, alto, con un largo abrigo que sostiene una sombrilla sobre él, mojándose... y le tiembla el labio, pero le late más a prisa el corazón, porque quien sostiene esa sombrilla no es otro que Ohm.

—Hola. —Ohm le sonríe, con una sonrisa perfecta, quizá como nunca antes lo ha visto sonreír y se le forma un hoyuelo... totalmente le gusta.

Y Fluke sonríe de vuelta, con el corazón tibio a causa del gesto.

—Hola...

Sin decir más, se quedaron ahí, en ese cruce de avenidas, bajo una sombrilla roja, bajo la lluvia que se llevó no solo las lágrimas de Fluke, sino también los miedos absurdos de Ohm y su cobardía adolescente. Se quedaron ahí, agradeciendo a la lluvia por haberles traído la calidez de un cuerpo que ahora los abrazaba y los locos latidos de dos corazones haciendo música, juntos por fin. 

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ