Creció entre muerte, amor y dolor, pero el destino la llevo a creer que todo aquello había quedado en el pasado, que los abusos y los mandatos habían quedado como parte de su niñez, como simples recuerdos.
Pero todo eso cambia cuando todo su pasado...
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- ¿Qué haremos con Dimitri? – pregunta Damien cuando llegamos a la mansión Rizzo después de 6 horas de viaje
- Llévalo a los calabozos, Rocco te guiara – ordena Emir tomando mi mano para comenzar a caminar hacia la gran casa
- ¿Podemos arreglar este asunto de una vez? – digo deteniéndolo, pero el acaricia mi mejilla delicadamente
- No quiero que te encargues de ello, yo lo hare, ahora quiero que descanses – dice y seguimos nuestro camino
- ¿Lo mataras? – pregunto y el detiene sus pasos
- Te importa no es así – pregunta seriamente
- Solo... él no tenía que terminar así – digo bajando la mirada
- El trato de matarte, merece morir – levanta la voz molesto
- Fue como mi hermano – digo molesta mirándolo
- ¿Lo amas? – pregunta de un momento a otro deteniendo sus pasos
- ¿Qué? – pregunto confundida y mas molesta
- Sabes lo que pregunte – dice mirándome a los ojos y puedo ver su mandíbula tensarse haciendo que su rostro se vea mucho mas masculino haciendo que sienta una extraña sensación en mi vientre
- ¡No, no lo amo Emir, conviví con él por años, fue mi mano derecha, me cuido el maldito trasero desde los 8 años, no quieras que me alegre por que muera! – grito molesta – ¡Además que pregunta tan estúpida es esa, que yo te he preguntado quien es la zorra que entro a tú despacho la ultima vez que vine! – digo empujándolo y entro a la casa dirigiéndome a la habitación
Sabia que era incorrecto demostrar la molestia y tristeza que me daba por Dimitri, pero el me cuido cuando nadie mas lo hizo, estuvo en mis momentos difíciles, fue como un maldito hermano para mi y aunque el no me veía de esa manera eso no quería decir que me alegrara su sufrimiento, su único error fue enamorarse de la mujer incorrecta.
- Nunca más me vuelvas a dejar con la maldita palabra en la boca – entra molesto Emir acercándose hacia mí, pero yo me alejo
- No quiero hablar contigo ahora – digo entrando al armario para dejar mis tacones y comenzar a quitar mi vestido bajo su atenta mirada
- ¿Crees que me gusta escuchar como mi mujer siente compasión por un imbécil que trato de matarla? ¿Crees que me gusta que sientas tristeza y dolor por la muerte de un hombre que estuvo enamorado de ti? – cuestiona molesto acercándose para darme la vuelta y pegarme a su cuerpo dejando a nuestros labios alejados solo unos centímetros
- ¿Qué mierda quieres escuchar Emir? ¿Qué me alegara que muera, que me hace sentir la mejor persona el saber que pagara por su traición? – grito forcejeando, tratando de separarme, pero me lo impide juntándome mas a el
