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Verla ahí sonriendo me hacia feliz, me hacia sentir pleno, pero me molestaba que no fuera yo quien causara esa felicidad, esa sonrisa

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Verla ahí sonriendo me hacia feliz, me hacia sentir pleno, pero me molestaba que no fuera yo quien causara esa felicidad, esa sonrisa.

- Vámonos – dice Rocco a mi lado cuando todos se van y solo queda ella que va camino a la salida

- ¡No! Tengo que hablar con ella – digo dirigiéndome hacia la salida por donde la vi irse

- Emir no es momento – escucho su voz, pero lo ignoro hasta llegar a la salida donde se encuentra hablando con sus hombres y ese tipo

- Victoria – digo su nombre cuando me encuentro a unos metros de ella

- Emir – dice volteando lentamente hasta mirarnos 

- ¿Podemos hablar? – pregunto y ella sonríe escasamente 

- No lo creo – dice dando de nuevo la vuelta ignorándome

- ¡Todos se rindieron ante ti! – grito con desespero – Aquí estoy como todos ellos, pero con distintas intenciones – digo conteniendo las lágrimas mientras me acerco lentamente a ella – Todo este maldito tiempo pensando que estabas muerta – digo con rabia

-¡Te decepciona verdad! – grita acercándose para tomarme por los brazos quedando cara a cara – ¡Hubieras preferido que nunca regresara! – dice con rabia tanto en su voz como mirada

- ¿Cómo se supone que te debo llamar ahora? ¿Cómo debo saber qué mujer tengo en frente? - pregunto con rabia - Aquella que me demostró su amor o aquella que solo tiene sed de venganza y destrucción –  mi voz quebrada sala mientras la miro a los ojos 

- Me guastaría decirte que soy la que conociste, la que se enamoro de ti, la que llego a creer en tu amor ¡Pero esa mujer murió en tus manos! ¡Tú acabaste con ella! – grita con hostilidad y con lagrimas corriendo por sus mejillas

- ¡Esa es la excusa que tienes para haberme hecho sufrir como lo hiciste! ¡Es esa! – grito tomándola por los brazos con fuerza

- Yo estoy haciendo justicia, me quitaron todo y tú te burlaste de mí, de todo lo que sentía por ti – su voz quebrada hace que mi corazón se estruje cada vez mas 

- Tú no puedes estar tan segura de eso, tú llegaste apuñalando sin preguntar, acabas de cometer un error y tal vez el peor de tú vida – digo con voz gélida separándome de ella rápidamente, como si su piel quemara para mi

- No puede ser un error cobrar cuentas con quien me destruyo y me convirtió en lo que soy ahora – dice con la voz quebrada 

- ¿Quién es la mujer que me hizo el amor? - pregunto - ¡La que se me entrego por completo y permitió que la amara! – grito tomándola de nuevo por los brazos para unirla mas a mi mientras las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas

- Suéltame – dice tratando de alejarse, pero se lo impido

- Se me hace muy difícil no creerme con el derecho de tocarte, después de amarte como lo hice – amenazo – Te amo esas fueron las palabras que mil veces me dijiste y ahora llegas de un día para otro a querer destruirme, acaso esas palabras fueron falsas – pido una explicación con rabia

- Si, es lo que te mereces por haberme utilizado – confiesa y es entonces que yo me alejo de ella – Duele verdad, duele pensar que te amaban tanto y de un momento a otro despiertas de un sueño para darte cuenta de que nada de eso era real, yo se hasta dónde duele porque también lo sentí, mi vida eras tú y tú mismo me la arrebataste, me dejaste tirada en un maldito rincón, me utilizaste cuando yo hubiera dado mi vida por ti – dice con voz trémula 

- Ese es tú error, creer que nunca te ame – digo con dolor

- ¡Mentira, tú nunca me amaste! – grita, pero ahora se ve confundida

- ¿Cómo estas tan segura de eso? – grito con rabia 

- Desde el principio me utilizaste ¡Solo querías el maldito puesto, querías que me mantuviera a tú lado para poder apoderarte de lo que yo te hubiera dado sin pensarlo, por eso fingiste que me querías! – grita mientras me empuja con rabia 

- ¡Eso no es verdad! – grito mientras la tomo por los brazos impidiendo siga golpeándome 

- ¡Eso era lo único que quieras desde que te enteraste de que estaba viva! – grita

- Estoy cansado de esto – digo con desespero para quedarme callado por unos segundos y después mirarla – ¡Si es lo que crees mátame, mátame por ser un maldito traidor y así me harías un gran favor al ya no estar muriendo al no tenerte! – grito mientras me arrodillo

- ¡Te maldigo! – grita – !Te maldigo por no poder olvidarte, por no poder dejar que mi corazón siga latiendo por ti! – dice mientras se arrodilla frente a mí y une nuestras frentes

- A que hemos llegado – llora en mi pecho – Nos estamos matando – explico acariciando su cabello – Yo ya no puedo con esto – digo rindiéndome ante ella y todo 

- Yo tampoco – confiesa aferrándose a mi mientras estamos ahí ambos en el suelo llorando por malentendidos y errores que nos llevaron a una guerra 

DOLOR Y SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora