Séptima hora

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―No puedo creerme que el profesor Snape se olvidara de mí

Murmuró Neville a Ron mientras bajaban tan silenciosamente como podían siguiendo a Harry que, ayudado por el mapa del merodeador, abría paso por delante de los demás.

Blaise hizo un ruidito que podía significar cualquier cosa pero que Ron interpretó como un Yo si lo creo.

―Igual pretendía ver hasta cuanto te quedabas esperando ―Respondió Ron a su amigo no muy seguro de lo que decía.

―Ya es media noche ―Arguyó Longbottom

―Bueno, cuando Umbridge castigó a Harry le tenía hasta más de media noche en el despacho ―Miró a Zabinni de soslayo ―Escribiendo.

Neville alzó las cejas y se encogió de hombros algo más animado.

―Estoy muerto de sueño ―Dijo de pronto Blaise, bostezando ―¿Alguien podría explicarme qué hago aquí con todos vosotros, arriesgando mi culo para rescatar a Draco y Granger quienes, probablemente cuando lleguemos ya ni siquiera estén en la maldita torre? Debería estar durmiendo

Sacudió la cabeza, intentando despejar el sueño y miró hacia atrás, por donde iban Theo y Luna, cogidos de la mano como si fueran a una excursión a en busca de snorkels arrugados o como se llamaran.

―Panda de pirados

Susurró mirando de nuevo hacia delante y disfrutando de la imagen de la pelirroja. Era una pena que no se hubiera dejado la túnica en la habitación. En la próxima salida a Hogsmade, se dijo, iba a fijarse mejor en el trasero de la chica Weasley. Arriesgarse a que la comadreja o Potter le lanzaran una maldición le parecía un buen precio a pagar si podía disfrutar de la visión de la chica. Además sería un placer incordiar a tanta gente a la vez, comenzando por Pansy y acabando por San Potter.

―Espero que no te haya importado, Luna ―Dijo Theo un poco cohibido a la rubia que apretaba su mano balanceándola junto a la suya mientras caminaba con pequeños saltitos a su lado.

―¿Importarme?

―El beso, yo...

Ella sonrió y apretó más sus dedos.

―Oh claro que no, Theo. Solo espero que Blaise Zabinni no te cause ningún problema por tu... arrebato.

Theo sonrió.

―¿Arrebato?

―Supongo que no te gustó que pusieran en duda tu virilidad. Mi padre dice que a los hombres no les agrada que menosprecien eso.

Nott parpadeó.

―¿Crees que te he besado para mantener la credibilidad sobre mi hombría Luna?

La chica sonrió con dulzura.

―No me importa ¿Sabes? Creo que fue el mejor beso del mundo. Nunca me habían dado uno.

Theo tragó saliva ante aquel candor que le atravesaba el alma de una forma descarnada y paró de golpe tirando de ella hasta que la tuvo lo bastante cerca como para susurrar en su oído.

―Llevaba mucho tiempo queriendo besarte, Luna.

La chica ladeó la cabeza y una tierna sonrisa curvó su boca.

―¿De verdad? ―Preguntó en el mismo murmullo bajo.

―Ellos solo me dieron la excusa perfecta.

En aquella ocasión fue Luna la que acarició con sus labios los del Slytherin en un beso suave, casi efímero.

El color de la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora