Ojitos de hada

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El fin de semana había llegado, mi hijo no me había dado información sobre problemas en la escuela, parecía que todo estaba bien, lo único que me incomodaba era que mencionó hacer un nuevo amigo llamado Nino, quien le gusta mucho la música y grabar películas. Me pregunto si será apropiado para que mi hijo y él sean amigos, tal vez tenga que planear verlo algún día para averiguar si es el indicado para estar con Adrien.

Aún me faltaba mucho trabajo que hacer para la nueva línea de moda, al parecer algunos diseños se perdieron y debo volver a enviarlos de nuevo, reviso de nuevo y siento que hace falta algo más, sobre todo el principal, que después de volverlo a mirar me doy cuenta de lo horrible que era, no estaba ni cerca de ser perfecto, ni de ser algo para llamar la atención juvenil que esperaba. Decidí revisar mis antiguos diseños para sacar inspiración, quizás hasta alguna actualización del diseño que ya se conocía, pero que estoy diciendo, nunca busco volver a rehacer lo viejo, siempre busco lo nuevo.

Lo peor fueron algunas llamadas que recibí sobre que algunos costureros que cometieron errores en los diseños y ahora las caderas están demasiado anchas o demasiado pequeñas, más que la cintura de avispa. Siento una rabia acumularse dentro de mí, no puedo creer que tenga gente incompetente, tanto que debería despedirlos si no fuera por el simple hecho obvio y difícil trabajo si busco a un nuevo personal. Hoy en día es complicado encontrar gente con experiencia para mi empresa.

Suspiré, cuestionándome que tan imperfecta es mi vida, con o sin mi esposa estoy aquí soportando la incapacidad de algunas personas, mis empleados cometen errores, incluso Nathalie ha cometido algunos errores que se los he perdonado porque se borran con su gran eficiencia. Me arruinan mi atmósfera de perfección que tanto he mantenido, admito que no tengo la suficiente paciencia para soportarlo ahora, si Emilie estuviera aquí eso no importaría pero ahora me exijo más.

«Tengo una riqueza y poder intachables. Mi vida es casi perfecta».

Casi...Casi perfecta...¿Realmente es casi perfecta o es que nunca lo fue? ¿Por qué hasta ahora dudo demasiado de mi perfección?

«Emilie, te necesito».

No puedo pensar en eso, no puedo pensar en eso, si no, me iré a derrumbar. Siento que estoy empezando a sudar, abro un poco la ventana y busco en mi bolsillo un pañuelo para limpiarme el sudor y en cuanto llega Nathalie ella sale corriendo y busca un vaso de agua y mis medicinas.

—Esta vez no, Nathalie.

—¿Está seguro, señor?

—No es nada—murmuré.—Ya me pasó.

Adrien había llegado de su sesión de fotos, me contó que se encontró con sus amigas en el parque que pasaban por ahí por casualidad y el fotógrafo insistió en que se tomara fotos con una pequeña que también estaba en el parque, podría ser una idea interesante para llamar la atención del público al ver a mi hijo con una pequeña, pero si no tiene una particular belleza que resalta como la de Adrien no vale mucho la pena.

—Ve a repasar tus clases de chino para que cenemos los dos.

—¿Lo prometes?—se emocionó Adrien.

—Lo prometo—murmuré encogiéndome de hombros.

Durante la cena, mi hijo estaba muy emocionado por su cumpleaños, esperaba organizar una fiesta ahora que tenía amigos a quienes invitar, a mí no me parecía una buena idea ya que me parecía suficiente su participación en la escuela. Además, que aún no conozco a todos los compañeros de su escuela, salvo a esa jovencita que se atrevió a decir que mi hijo era un malcriado.

No estaba de acuerdo en que hiciera una fiesta, algo que decepcionó un poco a mi hijo. Así que después le dije que lo pensaría para no verlo con esa expresión, si hay por lo menos compañeros decentes entonces quizás, solo quizás, aceptaría su primera fiesta de cumpleaños rodeado de chicos de su edad.

Belleza Parisina [Versión 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora