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4 años antes.

El cielo estaba oscuro, Hoseok se encontraba sentado cerca de la ventana de la sala para poder ver las estrellas que pintaban el cielo aquella noche. El departamento estaba en completo silencio y oscuridad, sólo
su respiración se escuchaba y así le
gustaba. Lo hacía sentir cónmodo a
pesar de estar mirando cada minuto el reloj en su muñeca.

Se rascó suavemente la nuca y soltó
el aire que estaba reteniendo en
Sus pulmones. No sabía por qué se
preocupaba, era consciente de la
decisión que había tomado y era algo
que podía, pero no quería cambiar. No a esas alturas.

Al fin y al cabo, Yoongi se lo había
dicho. Aún era un omega joven que
cursaba el último año de secundaria,
estaba en la mejor etapa de su vida
y como todos los demás, debía ir a
fiestas, hacer amigos y conseguir un
novio.

No mentiría, la idea le causaba
escalofríos y se ponía rígido de tan solo pensarlo, principalmente porque desde que era niño había sido una persona amante de la rutina y cualquier cambio mínimo lo alteraba, por muy conformista y aburrido que eso sonase.
La única persona con la que se llevaba bien era Yoongi, su mejor amigo, quien luego de tanto insistir logró convencerlo de que no le vendría mal expandir su círculo social. Fue por eso que aceptó cuando Yoongi alegó haberle conseguido
el alfa perfecto para una cita.

Debía admitirlo. Tener una cita con un completo extraño en una cafetería no sonaba para nada bien en su cabeza, sin embargo aquel alfa, Taehyung, era amigo del novio de Yoongi, así que no había nada de que preocuparse. Lo que no sabía era que muy pronto se estaría arrepintiendo de haber aceptado. Habían pasado alrededor de dos horas de la fecha acordada para la cita y el alfa no daba la cara, quitándole las pocas ganas que tenía de conocerlo.

Fue cuestión de segundos para que el
castaño sintiera su corazón salirse de
su pecho al escuchar el timbre sonar.

No cabía duda, se trataba de Taehyung.

Intentó hacerle caso omiso, estaba
decidido a ignorarlo hasta que se
cansara y se fuera, pero el timbre era
tocado varias veces y no le quedó de
otra que ir.

Ya con el pulso a un ritmo más normal, se levantó del sillón, caminó hasta la puerta y la abrió.

Frente suyo había un alfa de estatura
promedio, piel ligeramente bronceada, cabello azabache que caía a los lados de su rostro y algunos mechones rebeldes en su frente sumado a unos labios carnosos de color rosa y unos ojos almendrados que lo miraban con curiosidad.

Hoseok no sintió absolutamente nada al ver a Taehyung por primera vez, pero debía admitir que su olor a eucalipto y café era algo embriagador.

El alfa decidió hablar para romper el
silencio.

—Hola, soy Taehyung—saludó con una sonrisa sin mostrar los dientes.

—Hoseok—dejó un espacio
mientras pensaba lo siguiente que
diría—. Qué gusto por fin conocerte.

—¿Llegué tarde?

—Sólo dos horas y unos minutos, pero
no te preocupes. Yoongi me dijo que lo hacías siempre—se alzó de hombros.

—Sí, y Jimin me dijo que no te
gustaría, tan sólo que se me olvidó.

—¿De verdad? Genial.

—Bueno—se balanceó sobre sus talones—. ¿Nos vamos?

—Sí, sí. Tengo ganas de un café...
desde hace dos horas—recalcó esto
último entre dientes mientras cerraba
la puerta de su departamento con llave.

Caminaron por los pasillos del
lugar y bajaron por el ascensor, un
silencio extremadamente incómodo
invadiendo el ambiente a cada
momento.

Cuando salieron del viejo edificio
rumbo a una cafetería no tan lejos de
alli, Taehyung se aclaró la garganta y habló, intuyendo que Hoseok no era de iniciar conversaciones.

—¿Así que vives solo?—el omega
asintió—. ¿Hace cuánto conoces a Yoongi?

—Desde que éramos niños.

—¿Y a Jimin?

—Hace poco.

—Conocí a Jimin desde que éramos
niños. Ambos estudiamos gastronomía en la universidad de por aquí cerca—comentó el alfa creyendo que así Hoseok entraría en confianza, pero no fue así.

El castaño sólo caminaba en silencio
con la mirada al frente. como si no hubiera nadie al lado suyo intentando
charlar con él. No era que no tuviera
algo que decir o comentar, sino que no quería hacerlo por el simple hecho de que no se sentía en confianza.

—Tengo veintiún años. ¿Qué me dices
de ti?

—Tengo dieciocho.

—Entiendo, estás cerca de graduarte. ¿Qué tienes pensado hacer después?

—¿Eso realmente importa?

Taehyung suspiró.

—Así no llegaremos a ninguna parte.
Tienes que abrirte un poco más.

Hoseok se volteó y vio los gestos del
azabache. Su mandíbula estaba rígida,
su ceño medio fruncido y su mirada
enfocada en la suya. Parecía como si
realmente le importaran las pocas
palabras que compartía con él, pero a Hoseok no podía importarle menos.

—Estoy bien así.

—Sabes que de eso se trata, ¿no?—preguntó—. Ambos intercambiamos temas de conversación para que el ambiente no sea incómodo.

—La verdad, me parecía bastante cómodo hasta que empezaste a preguntar cosas—frunció los labios.

—De alguna forma hay que conocernos. ¿Qué esperabas?

Taehyung comenzaba a alterarse y Hoseok lo notó gracias a sus feromonas, por lo que no tardó en sentirse cohibido y Taehyung, al notarlo, detuvo sus pasos e intentó calmarse antes de encararlo.

—No tenemos que hacer esto si no queremos, porque seamos honestos, te desagradé desde el momento en el que me viste—dijo el mayor.

—Eso no es cierto—mintió mirando por un segundo hacia otro lado.

—Lo es. Pero nuestros amigos lo arreglaron, así que les debemos...

—¿Qué cosa?, ¿pasar horas hablando de trivialidades?

—Tienes razón, sería como si no estuviera hablando con nadie—bufó—. Es noche de sábado, así que iré a mi casa a divertirme y tú puedes hacer... lo que sea que hagas los sábados. Parece que te gusta leer. Quizás alimentar a los gatos que tengas de compañía—dijo esperando que se ofendiera.

—¿Hablas en serio? Dios, no—el menor sonrió soltando una risa incrédula—. No sé en qué pensaban Jimin y Yoongi.

—Sí, yo tampoco.

Hoseok y Taehyung se miraron una
última vez con indiferencia y cada
uno se dio la vuelta para seguir su
camino, dejando atrás los planes que
tenían para una cita antes de que esta
se convirtiera en un momento más
incómodo de lo que ya era para ambos.

Sin duda alguna todo había sido un
desastre y Hoseok no podía estar más arrepentido de haber aceptado tener una cita con aquel alfa. Ahora
sólo quería irse a dormir y tratar de olvidar lo que había pasado,
convencido de que estaba bien y que no necesitaba conocer a otras personas sólo porque Yoongi se lo pedía.

—Espero no tener que ver a ese alfa
nunca más—murmuró para si mismo al entrar en su departamento camino a su habitación.

Lástima que el destino tenía otros planes para ambos chicos que habían empezado con el pie izquierdo y una muy mala primera impresión el uno
del otro.

We're parents [TaeSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora