𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈

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Narra ____

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Narra ____

Abrí mis ojos lentamente, pero apesar de saber que tenía los ojos abiertos, no podía ver, algo estaba obstruyendo mi visión.

Traté de mover mis manos y tampoco lo logré, me habían amarrado, y si fuera poco, también me habían amarrado mis tobillos, temí un momento, pero al mover mi pelvis pude sentir mi espada fría rozar mis muslos, que bueno que mi arma no era tan grande y la capa más fina de tela de la falda, lograba ocultarla.

Escuché como me estaban vendiendo, o mejor dicho, subastando, pronto destaparon mis ojos, muchos al verme se les ponía la cara roja, que repugnante escena.

Mientras escuchaba como iban dando más dinero por mi, metí mis manos bajo mi vestido, del cual localicé el estuche de la espada, la saqué y algunos ya comenzaban a notarlo, por poco me voy de cara al intentar sacarla, pero no pasó a mayores.

Con dificultad saque un poco del filo del arma para cortar la cuerda en mis muñecas, es muy afilada, desde que padre me la dio, su filo es algo sumamente peligroso y aún no se de que esté hecha en realidad.

Con aún más trabajo, corté la cuerda de mis tobillos tratando de estirar mis piernas y una vez liberado, analice como salir de la jaula, algunas personas, más bien, guardias comenzaban a acercarse a mi sigilosamente.

Mi cabeza era algo pequeña, supongo que fue porque me caí de chiquito, así logré pasarla por los barrotes angostos, pero cuando ya iba a la mitad de salir, me acordé que el vestido grandísimo que tenía no me iba a dejar salir.

Con la tranquilidad del mundo, voy a entrar a la jaula, pero mi cabeza ya no quiso entrar, no lo voy a negar, me espanté porque se me estaban acercando y mi cabeza se negaba a entrar.

No podía romper el vestido porque se iba a enojar conmigo Madame, y estaba bien ajustado, porque las mujeres tienen que vestir de está forma incómoda, con razón ninguna había logrado salir, me decidí a hablar fuerte- Si no abres está jaula te vas a quedar sin mercancía -

Pues claro que se iba a quedar sin mercancía, iba a asfixiarme ahí, pero el rubio solamente se rió de mi y continúo con la subasta, entonces todas esas palabras eran falsas.

Agarré mi arma con las rodillas para así tener las manos libres y safarme el vestido, bueno, sólo la parte que estorbaba, sentía como me miraban pero aún así, no me iba a detener.

Un señor se acercó y me comenzó a patear la jaula, el movimiento hizo que me lastimará el cuello - Si quieres que meta la cabeza esa no es la manera, idiota -

Hablé con mi voz muy bajita porque me estaba quedando sin aire, y ese señor parecía que no me iba a dejar tranquilo, hasta que por fin sentí liberación, me había podido quitar las capas más pesadas, quedando en un vestido blanco, ligero y que dejaba a la vista mis piernas, que bueno que se me ocurrió vendarme la pierna, si no esto sería doloroso.

El espadachín de los Phantomhive/ Kuroshitsuji x Male Reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora