Me sentí estúpida al recordar que yo pensaba que los ascensores del Daily Bugle estaban siempre llenos.
Ahora, dentro de un enorme ascensor en Oscorp, luchaba por intentar encontrar un poco de aire.
Mary Jane había quedado conmigo aquella tarde. Se suponía que íbamos a ir a una cafetería y que pasaríamos allí el resto del día. Pero, en el último momento me mandó un mensaje pidiéndome que fuese a Oscorp a por ella.
Me sentía perdida en aquel gran edificio. Veía a gente andando de un lado hacia otro e incluso alguno de ellos llevaban batas como si fuesen doctores. ¿Lo eran? No estaba muy segura, pero todos ellos estaban demasiado ocupados mirando los papeles que llevaban en las manos.
La puerta del ascensor se abrió y mucha de la gente que había dentro salió. De pronto, me sentí libre y respiré hondo. Sentí como mis pulmones se llenaban completamente, aunque todo el aire que había conseguido retener volvió a salir cuando más gente de la que había salido entró.
¿Cuantas personas podía aguantar este ascensor?
Cuando se paró en la planta a la que yo quería ir, la mayoría de las personas que había dentro empezaron a salir. Yo intenté hacer lo mismo, pero las puertas se cerraron y me quedé sola en un ascensor que seguía subiendo.
Mierda.
Le volví a dar al botón de la planta y esperé a que el ascensor volviese a decidir parar. Cuando por fin lo hizo, para mi sorpresa, solo entró una persona.
Era un hombre que parecía rozar los cincuenta. Tenía un gordo bigote poblado de pelos marrones y blancos. Llevaba una gabardina marrón que le llegaba a los tobillos y varios papeles en la mano. Además, llevaba unas gafas que tenían un cristal roto, las cuales se puso bien cuando entró con cara de enfado.
Él se posicionó a mi lado y apoyó su espalda contra la pared, observando cómo las puertas se cerraban ante él. Apretó con fuerza los papeles.
—No aprecian el trabajo duro que he hecho —dijo, a lo que le miré confusa—. Si no eres un cerebrito de diecisiete años no te toman en serio —giró la cabeza para mirarme, con un claro gesto de enfado—. ¿Sabes lo que me han dicho? ¿Lo sabes? —negué con la cabeza, sin saber qué decir—. Que mi idea no es lo bastante buena. ¡Que no es lo bastante buena! —empezó a reír y yo lo miré con el ceño fruncido. ¿De qué estaba hablando?—. ¿Cómo no les iba a gustar a alguien mi idea? Gracias a mí, tendrían el futuro en sus manos. No tendrían que lidiar con todas esas guerras... —se quedó unos segundos callado, mirando al suelo y luego levantó la cabeza bruscamente hacia mi dirección, escrutándome con los ojos—. Pero tú no sabes de lo que hablo, ¿verdad?
—No... —conseguí decir al fin.
—No te preocupes, te lo explicaré —asentí sin saber qué era lo que iba a hacer ahora. ¿Cuánto duraba este maldito ascensor en bajar?—. He creado un prototipo de robots que lucharían en las guerras por nosotros. Así, no moriría ningún soldado y éstos robots incluso aguantarían más en la batalla. ¡Sería perfecto! Pero además, decidí darles libre albedrío. Ellos pensaron que era una mala idea pero sino, ¿cómo iban a salvarse entre ellos? Sería un suicidio económico hacer que todos luchasen hasta la muerte —sonrió con desgana—. Ellos no saben nada.
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Peter Parker ◇ Spider-man [Editando]
Fanfiction"―Gr-gracias por salvarme -farfullé. Me miró durante unos segundos. ―Ese es mi trabajo. Reí. Pero antes de que pudiese decir algo más, una fuerte explosión me echó hacia atrás haciéndome chocar contra el edificio...