Luz estelar

163 21 5
                                    

Han pasado alrededor de tres meses que no ve a Gogeta, los dos estaban demasiado ocupados en misiones pero no podía dejar de pensar en él cuando miraba hacia las estrellas a través de su nave de combate y pensar que él también está en algún rincón de la galaxia ¿dónde está? ¿Cómo está? ¿Está comiendo bien? debería dejar de pensar en eso pero algunas cosas son difíciles de dejar ir.

Miro su planeta desde la perspectiva de la nave se veía hermoso como otros tantos siempre le gusto mirarlo desde esta perspectiva, siguió las instrucciones de la nave para llevarla a aterrizar lo recibieron saiyajin de tercera clase listo para atender la nave, les asintió como un saludo para salir y caminar hacia el castillo a infórmale a su padre de su misión exitosa.

Los soldados apostados en la puerta se golpearon en el pecho recibiendo a su tercer príncipe, para abrirle las puertas mostrándole la sala del trono donde estaba su padre sentado, camino hacia el medio del salón arrodillándose e informando como había avanzado todo el ataque a medio del informe su padre lo detuvo diciendo que tuvo suficiente y que podía retirarse. Era una falta de respeto que su padre no se dignara a escucharlo completo pero lo conocía mejor así que asintió, levanto la mirada y vio a su hermano Vegeta sonriéndole de manera burlona.

Salió del gran salón con un peso en sus hombros, estaba acostumbrado a ser despreciado por los hombres de la corte, por su padre, por sus hermanos ¿qué importaba? Desahogo la sensación en su pecho entrenando, luchar contra otros siempre era una buena forma de desahogarse su mente se veía inundada por la batalla y no tendía a concentrarse en otras cosas, solo que cuando regresaba a la realidad las elites con las que luchaba estaban tendidas en el suelo listo para ir a la cámara de recuperación.

Eran tan débiles y no le daban un buen entretenimiento, volvió a pensar en Gogeta el hombre era un tercera clase omega cabe destacar aun así le seguía el ritmo y no perdía tan rápido como ellos solo pensar en cuanto había mejorado en esos tres meses lo dejaba ansioso por volver a luchar contra él.

Dos semanas en su planeta natal, suspiro mientras escuchaba atentamente a los viejos de la corte porque era un príncipe y debía participar quisiera o no, la verdad es que creía que este era un método de tortura de su padre si él tenía que soportar esto que sus otros dos hijos lo hicieran por igual ya que Tablet estaba demasiado ocupado con sus avances científicos como para estar en estas trivialidades. Suertudo Tablet, su hermano del medio no fue dotado de un gran poder de combate pero si de una gran mente haciendo mejoras en las naves de combates e incluso en las capsulas de regeneración.

Vegetto frunció el ceño mientras seguía escuchando al general Artichoke explayarse tomando otras dos horas de la conversación le estaba comenzando a dar dolor de cabeza, si escuchaba otra vez lo mucho que su padre difería en poder a los demás buscaría la forma de hacer explotar la cabeza del hombre sin que nadie se diera cuenta su rastreador soltó un pitido que dejo en silencio a toda la habitación.

– ¿algo para compartir, Vegetto? –comentó su padre enarcando una ceja –

–Deben ser los informe dados por Turnyp sobre las quejas de tercera clase y clase media –su padre hizo una mueca no dispuesto a escuchar eso Vegetto quiso rodar los ojos pero eso sería demasiado ofensivo así que se cruzó de brazos y espero a que la reunión continuara –

El único que se encargaba de atender las constantes quejas era Vegetto, Vegeta estaba demasiado ocupado con el consejo de guerra y su padre igual como para dedicarse a su pueblo y aunque había logrado hacer algo, sin la intervención de su padre el rey todos sus esfuerzos quedaban a un lado.

Salió de la sala de conferencias con un gigante dolor de cabeza, sintiendo que si volvía a escuchar la palabra poder, invasión o Freezer mataría a alguien, su rastreador volvió a pitar suspiro para revisar el mensaje solo que no era un mensaje eran coordenadas encriptados, su corazón latía con ansiedad porque solamente existía una persona que le podría enviar eso, se escabullo del castillo y voló a toda velocidad hacia donde las coordenadas le indicaron.

Cuando llego al paramo se encontró con Gogeta sentado esperándolo en una roca, al mirarlo sonrió.

– ¿listo para cumplir tu promesa? –pregunto, no pudo evitar que toda la presión cayera de sus hombros para devolverle la sonrisa –

–Sí.

StarlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora