𝙴𝚜 𝚌𝚊𝚕𝚘𝚛

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Entre los diversos pensamientos de lo bien o mal, estaba debatiéndose así mismo. Tratar de encontrar una lógica de lo que pudo haber experimentado, encontrando respuestas absurdas, sabía con claridad de lo que ocurrido en el granero fue un placer diferente que lo puso cachondo en cuestión de minutos, si es que no lo notó en el momento exacto.

Suspiró aferrándose a su almohada y rodar para encontrar una posición cómoda y conciliar el sueño. No se tocó, dejó que por sí sola bajara, pensó al hacerlo tendría la aceptación de realmente un gusto por el caballo negro.

No lo supo, ya se encontraba de vuelta al granero, con una fuerte tormenta, se abrigó lo necesario para no mojarse. Llevando una linterna de mecha, sus padres habían llamado para informar que llegarían después que pase la tempestad.

—Aquí vamos, exclusivamente será una provadita para quitarme la curiosidad…

Se animó entrando a su corral, los cosquilleos y la vergüenza, al tener el caballo con la su mirada, se le acercó dando un gentil cabezazo, dejando su linterna colgada, quitándose el extra de ropa.

Impresionado por el rápido endurecimiento del caballo, mordió su labio tocando de su cuello al vientre, cerrando su mano dudando unos segundos, Yoongi le dejó otro golpecito y fue ahí donde lo toco.

Esta vez como lo hacía con otra intención, se dio el lujo de sentirlo con más detalles. Tocando a lo largo, y su lengua le brindó brillo a sus labios, saboreándolo, poniéndose de rodillas, sin pisca alguna lo probó. Metiéndose bajo del cuerpo del caballo, paso por paso la ropa se la fue retirando y aventalar fuera, en lo limpio donde hay pilas de costalillas de alimento

Su boca se llenó, soltaba saliva, ayudando el proceso de la felación, lamentablemente no cabía lo que quería. Conformándose con apenas la punta.

—Ah… —Jadeo, descansando, buscando algo en que acostarse y la montadura era lo que buscaba.

Será más tarde

Una vez que descansó lo suficiente, reanudó su mamada, besuqueando hasta los testículos. Restregando el pene con sus botoncitos rosaditos respingados, ambas acciones al mismo tiempo. Ayudaba demasiado, era largo y tentadora, restregando lo posible a su ser, sin asco, la cachondez provocada por el caballo negro era lo suficiente para eliminar esos rastros insignificantes.

—Mgh...

Llevando sus dedos a su aro, con su propio presemen se lubricó bien, antes de todo la vuelta de sí o no, se preparó con anterioridad a recibir algo realmente enorme, tenía sus debates, así como sus necesidades y gustos.

—Maldición ya no aguanto...

Salió de ahí abajo. Parándose e irse a acostar de panza abajo, llamando al caballo. Abriendo sus piernas para comodidad, la ropa le hizo como colchón, el caballo quedó arriba suyo, quedando a una buena altura, gimiendo desesperadamente al roce en su muslo y su polla palpito.

Si saber que esto era candente, lo pudo haber hecho desde hace tiempo y dejar de llorar a una miserable verga de 13 centímetros.

Su cabeza la levantó, abriendo sus labios  y sostenerse de la montadura, manteniendo la calma e ir recibiendo la magnitud en su interior, Yoongi relincho, sin esperar movió su cadera, su vaina le alcanzó y sus bolas golpearon contra sus nalgas.

—¡Oh maldición…! Y-Yoongi…

Gritó en un lloriqueo, que fue llevado por un fuerte trueno. Yoongi dejó salir sonidos extraños sin detenerse, empujado lo y lo levantó, con el trasero un poco al aire.

—¡Ouh... Mgh!

Su cerebro dejó de procesar, el placer le estaba invadiendo por completo, y una locura tan exquisita, sus entrañas empujadas con fortaleza y desespero, en aquel diminuto espacio que abría con grandeza, el caballo no paraba, buscando el orgasmo de los dos.

Metiéndole de una, llegar a juntar su vulva con su culo, sintiéndose que podría salirle por la boca.

Se volvería loco si sobrepasaba su próstata como si nada, las yeguas eran tan afortunadas de tener semejantes animales dentro suyos. Que los complacen, ninguno otro se compara.

Saliendo más que un frasco de muestras para el granjero Frederick y la yegua.


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