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Una docena de Gardenias expresa más que un millar de palabras.

Antes de llegar al apartamento, hice una parada en la floristería más opulenta del estado. Sus imponentes ventanales permitían que los dorados rayos del Sol se filtraran en cada rincón del establecimiento. Los exquisitos ramilletes que se encontraban a disposición del público deslumbraban junto a las impecables paredes blancas y el lujoso suelo de madera.

Indiqué al vendedor que me proporcionara el más valioso arreglo del conjunto que adornaba la tienda, y fue así como, al compartir algunas anécdotas de nuestra singular conexión, se adentró en el almacén para, tan solo segundos después, presentarme un majestuoso ramo de Gardenias. No tardé en indagar sobre su significado y quedé cautivado por las palabras del ambulante: las Gardenias son frecuentemente asociadas con amores secretos que deben aventurarse y superar las dificultades para perdurar juntos. El blanco de sus flores simboliza la pureza en la relación mientras que las pequeñas flores púrpuras encarnan la lealtad que uno siente por el otro.

Inmediatamente saldé la cuenta, no sin antes añadir una generosa suma como muestra de mi agradecimiento por las atenciones recibidas del comerciante, y me apresuré velozmente hacia mi destino.

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YoonGi se deslizó por el suelo hasta posicionarse a la altura de mis rodillas. El lujoso departamento se encontraba sumido en un absoluto silencio, mientras que los fornidos hombres encargados de resguardar su seguridad abandonaron momentáneamente sus posiciones para otorgarnos un momento íntimo.

- Las compré para ti.

El preciado objeto fue arrebatado de mis manos y desapareció de mi vista. YoonGi, con destreza, exploraba mi impecable pantalón de cuero, mientras su saliva caía de manera incesante.

- Por favor, Gguk -lloriqueó con voz melodiosa, hundiendo sus afilados dientes en mi muslo izquierdo.

- Avancemos con calma, mi cachorro -susurré mientras acariciaba su melena empapada de sudor-. Permíteme cortejarte, YoonGi. Olvida que soy tu padre... necesito que me veas como un alfa dominante...

YoonGi no aguardó más y me besó apresuradamente. Dejé de acariciar su cabello para dirigirme, sin ninguna timidez, hacia sus voluptuosas nalgas. Gritó por los bruscos roces, no obstante, el brillo en sus ojos revelaba lo placenteras que eran mis caricias sobre su piel ardiente.

Su mano se extravió hasta alcanzar mi necesitado pene. Los dedos de YoonGi se encargaron de brindarme placer y sus labios devoraban los gemidos de satisfacción que brotaban de mi ser en respuesta a su refrescante toque.

Comenzó a empujarme hasta llegar al diván. De inmediato, se posicionó entre mi cintura y mis rodillas. Nuestro ardor era desbordante, más intenso que cualquier otro, y el sofoco provocado por la ropa que llevábamos puesta nos sumergía en un éxtasis delirante.

Su trasero se deslizó de forma extremadamente provocativa sobre mi falo. Incliné mi cabeza hacia atrás y, una vez que tuvo acceso a mi cuello ardiente, sus besos se dirigieron allí, erizando los vellos de mi piel con su cálido aliento.

Mis manos no se separaban de su cuerpo. Las apreté tan fuerte que mis dedos dejaron huellas en sus níveas caderas. Tiré con fuerza excesiva de su cabello, mordí su cuello y sus movimientos se volvieron más precisos.

El orgasmo estaba cerca, así que rasgué sus pantalones y quité los calzoncillos que lo cubrían. Sin previo aviso, mis largos dedos acariciaron su ano y me introduje en él.

Los lamentos de YoonGi eran una melodía celestial para mis oídos. Sus piernas temblaron y sus dientes se hundieron con mayor intensidad en mi piel. Esa simple acción fue el catalizador para humedecer mis pantalones y transformar a YoonGi, después de tanto tiempo, en un magnífico hombre y un auténtico omega.

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- He destrozado el arreglo de Gardenias -susurró, apoyado en mi pecho.

Me regocijé ante su vergüenza. Hace horas, su ardiente y apasionado celo parecía inmune a mis elogios constantes y atenciones. Sin embargo, recientemente esa fase se desvaneció, dejando solo a mi delicado cachorro acurrucado entre mis brazos, con la cara enrojecida y el cuerpo adolorido debido a los intensos y dominantes movimientos que habíamos practicado en el salón principal.

- No me preocupa, YoonGi -respondí, imprimiendo un delicado beso en su frente-. Ningún paraje de ensueño será bastante para manifestarte la inmensidad de mi amor hacia ti.

- Lo tengo presente -sonrió-. Al fin y al cabo, continúas siendo mi padre.

Mi corazón se volvió impasible y la congoja me embargó ante la confesión de mi hijo. ¿Persistía en verme como un progenitor? ¿Creía que los gestos de amor y las complicidades que hemos compartido últimamente eran consuetudinarias entre padre e hijo?

-No deseo esto, YoonGi -afirmé con la cabeza baja-. Anhelo estar a tu lado de innumerables maneras, cualquier cosa... excepto ser tu padre.

- ¿Qué?

- Permíteme cortejarte, YoonGi -expresé sin más-. Dame la oportunidad de estar contigo y demostrarte cuánto te deseo.

Su respuesta no llegaba y las oportunidades de estar juntos se desvanecían a medida que los segundos pasaban. Tragué saliva y me acomodé incómodo en su pequeño colchón. YoonGi se sentó en mi regazo y sonrió ampliamente.

- ¿Olvidar que eres mi padre? -inquirió en un mar de perplejidad- ¿Cuál es la manera en la que debo proceder?

Ahora me tocaba a mí sonreírle. Mis dedos no se separaban de su trasero y, acariciando sus hermosos glúteos, emití mi respuesta.

- Me tienes a tus pies, dulce amor mío. Contémplame como un hombre. Bésame con la audacia de un apasionado amante, apriétame con la pasión de un amante irresistible y moldéame según tu voluntad. Estamos destinados a estar unidos, YoonGi, y no puedes desafiar las predicciones del destino.

Asintió con efusividad. En el fondo, conocía mi temor al rechazo, al qué dirán y, sobre todo, a los comentarios de mis progenitores. Aun así, mi promesa quedó tatuada en su mente, mis labios sellaron sus inquietudes y mis roces acallaron todos sus temores.

No permitiría que nadie se acercara a YoonGi con segundas intenciones. No se tocaría ni un cabello de su bienestar y yo, sin lugar a duda, velaría por su porvenir. Cumpliría con el papel de progenitor, incluso cuando a los ojos de la sociedad me vería convertido en el líder de su futura manada...

Perdón, YoonGi.

Inocente, pobre sohn ↝kookgi |☑️| [+21].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora