Capítulo 4

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Efectivamente, había despertado hecha mierda.

Me dolía hasta el último hueso del cuerpo, al menos trabajo en enfermería y podría pedirle al sexy doctor que me medique.

Me deshice como pude del cobertor sobre mi cuerpo y me di una ducha fría, cuando esta comenzó a caer sobre mi cuerpo sentí cuchillos completos clavarse en mi piel.

Moriría

Moriría si hoy debo entrenar igual y mañana despertar como hoy o aún peor.

¿Su intención era matarme?

¿Acaso conoce al toca cojones de mi hermano y lo hizo  adrede?

Cuando me coloqué el uniforme me dirigí al paso que mi dolorido cuerpo me permitía porque en efecto, me sentía morir.

Era aún peor que esos ejercicios de nado que me hicieron tomar de niña.
Antes me hacían nadar, y ahora me obligaron a entrar a la milicia, ¿que hay de malo con mis padres?

¿Soy adoptada o simplemente no fui planeada?

En ese caso mi hermano quien se coló entre dos adolescentes a punto de graduarse de secundaria,  tampoco lo fue, así que supongo que o mis padres no saben cuidarse o solo me quieren hacer la vida imposible.

Pasé por el comedor y probé algo de avena mal hecha, no se si es adrede o solo quien cocina no sabe siquiera como encender una estufa, pero estaba horrible. Baja de azúcar, subida de sal y algo dura. Solo eso, si tenía algún otro defecto era capaz de ganar un récord Guinness.

Cuando llegué a la enfermería este se sorprendió al ver algunos moretones en mi rostro.

-No recordaba que los entrenamientos fueran tan pesados- dijo colocando algunos medicamentos en su lugar.

-Creo que la milicia mata más soldados que la guerra- bromeé para luego tomar asiento. -¿Me puede dar algo para el dolor?

-Podría, pero no es recomendable- dijo tomando asiento frente a mi.

-¿Porque?, no soy adicta o algo- sonrió, sus ojos se hicieron algo más pequeños.

-Es porque tu cuerpo se acostumbrará a los ejercicios antes que los medicamentos te quiten el dolor- bufé -Pero si podría ayudarte con tus músculos- qué diga masaje por favor.

La simple imagen en mi cabeza de sus fuertes manos tocando cada parte de mí mientras me alivia del dolor me hizo delirar.

-Haremos calentamiento. Se te pasará de una- ¿que cosa dijo? -No me mires así, créeme que te ayudará. Vamos. De pie- negué -No me hagas obligarte- si, que me obligue -Te necesito fuerte para atender los enfermos. - creo que malinterpreté la primera parte.

-Solo hay uno- suspiré y me pise de pie, tampoco era que quería quedar como una debilucha con él o como una persona vaga.

Comenzamos a hacer los ejercicios ya que este me hacía imitarlo, al principio sentía que mi cuerpo se quedaría en el suelo cada vez que bajaba, ahora estaba segura de ello.

Lo vi reír y dirigirse a mi. -Debes bajar más- las sentadillas las quería casi hasta el suelo y yo no soy capaz de hacer eso, nadie lo es. -Te ayudaré. Aguanta- no entendí a que se refería con el aguanta hasta que me hizo bajar con la primera.

Sentí la desesperación más grande que había experimentado en toda mi vida, luego sentí su cálida respiración contra mi oído y entendí lo tonta que estaba siendo.

Lo tenía justo detrás de mi, sosteniendo mi cintura, en cuclillas y en lugar de rozar descaradamente mi trasero contra su pack estoy quejándome por el ejercicio.

Quise golpearme a mi misma.

Cuando me hizo bajar nuevamente aguanté la incomodidad que me generaron mis músculos tensos e incliné mi cuerpo hacia atrás.

Apenas comenzaba a subir cuando sentí el primer roce. Sonreí con malicia, y cuando volví a repetir mi acción lo escuché carraspear.

Dos veces más bastaron para abandonar mi cintura alegando que era suficiente. Luego se disculpó avisando que debía ver al soldado internado en la parte de atrás.

Por primera vez en días me di palmaditas mentales por mi logro, no era mucho para ojos de cualquiera.

Pero para mi, quien vio una clara erección en sus pantalones, además de su rostro rojo no lo es.

Debo reconocer que tiene más control que cualquier otro, porque se sabe que cualquiera habría aprovechado la situación, él en cambio no lo hizo.

Si no es casado, o tiene alguna novia como me dijo, quiere decir que es algo tímido. Y si ese es el caso yo lo despojaré de cada parte de timidez que lo cubra, dejandolo justo como me gustan, descarados y osados.

Me hallaba mordiendo mi labio por puro placer, no se si podré controlarme con el, pero debo ser sutil para no espantarlo.

Será como un juego

El gato y el ratón

Mi lindo y sexy ratoncito.

No descansaré hasta no convertirlo en un hermoso tigre dispuesto a todo lo que quiera de el.



¿Puede  alguien decirle a la Yoori que no revuelva el panal?🔥

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