Capítulo 35

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Su hermano estaba feliz, la chica también y sus padres estaban dichosos, la cena se desarrolló con tranquilidad, para sorpresa mía, la mosca muerta parecía ser una santa frente a sus padres.

El único momento donde me sentí incómoda fue con un comentario de su madre, ella dijo en modo "broma", que creía que la primera boda sería de Zera y Jimin luego de su compromiso, y que fue una lástima que hayan decidido darse un tiempo en el que por lo que ella veía, él había conocido a alguien más.

Quedé absorta en ese momento, era una especie de conversación pasivo-agresiva que no esperé.

Agradecí el hecho de que la madre de mi novio, a pesar de no conocerme bien fue en mi auxilio al decirle que la toxicidad solía confundirse con el amor, pero que ahora estaba feliz de ver a su hijo enamorado y siendo correspondido genuinamente.

El tema quedó ahí y luego de un rato la cena acabó. Todos conversaban animadamente cuando mi novio me invitó a pasear por la playa.

-¿Estas molesta?, yo no sabía que conservaba eso- se excusó a pesar de que no estaba molesta con el.

-Descuida, no es tu culpa. Ella parece necesitar ayuda, y un sanatorio.- tomamos asiento, él sobre la arena y yo sobre él para no llenar mi trasero descubierto de ella. -No creí prudente tirarlo- le tendí el anillo.

-Yo si- este lo lanzó al mar, que desperdició de dinero. -Aveces creo que es mi culpa que ella haya llegado tan lejos- negué porque no lo era. -Nos conocimos un día que vine a ver a mis padres, esta es la casa de vacaciones de los suyos, salimos y eso. Ambos estábamos acentados en Seúl así que quedamos en contacto, cuando hicimos que nuestras familias se conozcan, nuestros hermanos comenzaron a salir también, por lo que me sentía mal cada vez que la engañaba, era como si..- guardó silencio.

-Como si defraudaras a tu familia- afirmé y asintió.

-Aún así continué haciéndolo, no era algo sentimental, solo físico y no podía contenerme. Luego ya no sentía remordimiento. Le propondría matrimonio pero ella terminó conmigo porque la engañaba, entonces estuve con muchas mujeres.- suspiró -Luego ella tuvo una caída y como su único contacto en Seúl me llamaron a mi, debía cuidar de ella pero volví a hacerle mal. Estuve en intimidad con ella sabiendo que sus pastillas podían fallar, esperaba retenerla. Cuando volvió a mi pensé que estaba embarazada pero no era así, eso supuse porque no dijo nunca nada- eso me lo había dicho. -Pero cuando estaba en el hospital luego de lo que hizo, discutimos y le pedí que no volviera, entonces me dijo, que si había quedado. Que estuvo embarazada pero que una persona como yo no merecía ser padre, que abortó porque no dejaría su carrera para criar al hijo de un enfermo. Luego de eso se fue- dijo y abracé su cuello, estaba llorando -Sería un año mayor que Junso- se refería al hijo de su amigo. -No planeaba hijos, ni siquiera sabía si en verdad lo quería, pero ese hecho ha estado carcomiéndome vivo por años.

-Hiciste bien en contarme, te ayudará a sanar.- deshice mi abrazo para mirarlo, -Y ya que estamos siendo sinceros, debo admitir que en un momento dentro de su palabrería dudé, de ti.

-Yo no te engañaría.

-Lo se, me mostró el anillo y creí por un segundo que quizás conocía sólo la versión errónea de la historias, lo siento. Tu no mereces que dude de ti, siempre has sido maravilloso conmigo.

-Gracias por decirlo, pero quiero que si notas en algún momento en mi un mínimo indicio de ser el hombre que era antes, salgas huyendo.- negué

-No lo haré, ¿y sabes por qué?, porque te amo y me amas- besé sus labios -Ademas, yo puedo patear tu trasero y mi hermano- hice mi cara a un lado para hacerle una seña de que lo mataría, ambos reímos.

-Te amo

-Yo también te amo- dije al fin.

Acercó su rostro al mío de manera lenta y pausada y sus regordetes labios se posaron sobre los míos, abrí mi boca para darle acceso a su lengua.

Acaricio cada parte de ella y afianzó su agarre en mi cintura. Me acerqué aún más y gruñó cuando cuando mordí sus labios.

-No lo haremos aquí- dijo cuando me vio tratar de sacar su cinturón

-¿Por?- me permitir decir a pesar de continuar con mi hazaña, besaba su cuello y sentía lo duro que estaba.

-Nos entrará arena- negué sobre su cuello.

-No te muevas, tengo un truco.- me senté sobre su erección con mi rostro frente al suyo y comencé a moverme de manera circular sobre el.

-¿Y con quien habrás perfeccionado ese truco?

-Fulanos cualquiera que contribuyeron a que disfrutes en este momento- agregué por último para intensificar mis movimientos.

Sus manos estaban sobre mi cadera ayudándome a restregarme contra él con más fuerza, podría jurar que al día siguiente tendría el hematomas por todo el lugar, pero se sentía como la gloria misma.

Lo vi en su rostro, estaba cerca. Tomó mi trasero y enterró sus dedos en la piel haciéndome gritar y llegar a mi orgasmo a la par de el.

-¡Mierda!

-Quiero repetir




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