Capítulo 26

251 43 13
                                    


Desperté por un fuerte retumbar del cielo, aunque nos encontrábamos bajo concreto sólido se escuchaba la fuerte brisa y lluvia desde afuera.

Jimin se encontraba sobre la cama con solo unos bóxers puestos, yo me había colocado una de sus camisetas y mi ropa interior, rebusqué y encontré otra manta, regresé con ella y me metí a la cama hasta volver a quedar dormida bajo la calidez de esta. Había apagado mi alarma, así que podría dormir todo lo que deseara, no estaba trabajando, no hasta volver.

Sentía tanta calor que desee desnudarme, así lo hice, fue muy fácil la verdad. Estaba dentro de la regadera, las gotas de agua caían con fuerza contra el cristal, también estaba excitada.

Desee tocarme y lo hice.

Froté mis dedos con lentitud y los empapé de mis jugos, el agua de la ducha ahora no me cubría pero aún la escuchaba, mis movimientos no paraban.

Abrí más mis piernas y adentré dos dedos de golpe, gemí al tacto y froté con ímpetu mi clitoris, exhalé gustosa por lo bien que se sentía.

Mis manos se detuvieron y las sentí sujetas sobre mi cabeza. Eso me hizo abrir los ojos.

Estaba siendo penetrada con fuerza y gemí al notar que en efecto no era un sueño, mi subconsciente me había convencido de eso mientras despertaba.

Mis manos no estaban amarradas, una de las suyas las sostenía desde las muñecas, la otra jugaba con ferocidad contra mi clitoris mientras me penetraba sin compasión.

El golpeteo de nuestros cuerpos solo se camuflaba con el fuerte ruido de la lluvia a nuestro alrededor.

Abrí la boca tratando de respirar correctamente pues no noté cuando había enterrado mi cara contra el colchón hasta que se me imposibilitaba la simple acción de dejar entrar aire a mis pulmones mientras el sonido ensordecedor de mi intimidad recibiéndolo me hacía boquear.

Le encantaba por detrás eso lo noté la noche anterior, algo que no le había dicho. Era mi posición favorita.

Gemí con disgusto cuando salió de mi, golpeó mi trasero con tal fuerza que dejó la piel ardiendo.

Me giré y lo recibí sobre mi nuevamente, también dentro.

Mis piernas subieron a sus hombros al ser tomadas por sus manos y el golpeteo no se detuvo hasta llenarme completamente, el temblor de todo mi cuerpo me había hecho prácticamente perder la lucidez por un momento.

Era dominante

No dominante en el sentido de mandarte en la cama, dominante de tal forma que él hacía lo que quería con mi cuerpo, su fuerza me hacía doblegarme ante el.

Nunca antes me habían tomado, ni siquiera conocía el verdadero significado de ser tomada hasta el día anterior, pensaba que había fuerza si, que había mando y sumisión.

Pero esto no era algo parecido.

Su cuerpo entero me aplastaba hasta no dejarme hacer más que recibir placer, sus manos no me soltaban hasta que no goteara a su alrededor, mi cuerpo se doblegaba ante él sin siquiera pedir permiso.

Y sin saberlo, me había cumplido una de mis fantasías, una que no veía necesidad de compartir pues no tendría sentido luego de.

-Siempre quise despertar con un buen trozo de carne entre mis piernas- salió de mi boca luego de normalizada mi respiración.

Mis músculos seguían agarrotados pero había valido malditamente la pena cada segundo.

Su rostro estaba sudoroso y sus mejillas rojas, su labio cual sabía estuvo todo el tiempo entre sus dientes estaba rojo y su voz ronca.

-Tienes cara de pervertida- dijo saliendo de mi interior, volvió a golpear mi trasero y se adentró al baño. -Iré por algo para comer, regreso en unos minutos- dijo besando mis labios brevemente.

Cuando salió de la habitación ya vestido y cuando logré desperezar mi cuerpo lo suficiente como para darme un baño, me puse de pie.

Mala idea, mis piernas dolían, mis brazos, mi espalda también. Mi intimidad latía con fuerza y sentí un cálido líquido deslizarse entre mis piernas, abundante además.

Tomé una ducha y el agua fría me pasó factura en el momento, pero a la larga me ayudaría un poco más que la caliente.

Cuando salí del baño ente regresaba con dos bandejas de desayuno, sonrió burlón la verme -Si te arrepientes me das las pastillas y ya está- ¡o no!, eso ni loca. ¡Veamos que tan bueno es coger con Park Jimin en todo su esplendor!

-No vivo de arrepentimientos- lo vi ensanchar su risa. -¿Cuántas veces me tomaste antes de despertarme?- dije tomando asiento en la cama, necesitaba un blando asiento para mi dolorido trasero.

-Solo esa, despertaste de una, ¿porque?

-Estaba chorreando- admití

-Soy de buena carga- ¡O MIERDA!, me había excitado, estaba casi segura que la del problema era yo, -Lamento eso por cierto, la próxima vez te despertaré antes- negué.

-Fue alucinante, tu síguelo haciendo, si amarras mis manos también yo gozosa- abrió mucho los ojos y me encogí de hombros, la verdad es que me encantaría explorar mis límites. Con los hombres que he dormido no se ha podido por falta de tiempo, también eran algo, suaves. -Pero, quiero saber, ¿solo despertaste y estabas excitado?- negó

-Me despertaron tus gemidos, creo que tenías un sueño húmedo y traté de aliviarte- sus piernas estaban abiertas de par en par frente a mí mientras me miraba divertido.

-Una buena forma de despertar sin duda.





.

Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora