Llegó más temprano de lo usual, se sentía mareado, había estado bebiendo mientras cumplía con sus labores en los campos, así que sintiéndose mal prefirió irse a casa, sabía bien que su hijo llegaría en unas horas, así que tendría tiempo para divertirse antes que este llegara.
Entró con un sonoro portazo mismo que encrespó cada vello en el cuerpo de la mujer, aún no era hora, temblando de pies a cabeza, salió a su encuentro.
-Dongju...- sintió el duro golpe en su rostro mismo que la dejó en el suelo, no tenía fuerzas para estar de pie, el simple soplar del viento la derrumbaba.
-¿Dónde está? - la mujer palideció.
-No!...- otro golpe más fuerte que el anterior, si sobrio era bruto y violento con alcohol era el doble.
-¡Dónde está!-la tomó de los cabellos y le gritó en cara.
-No...- la dejó caer con fuerza, haciendo que se golpeara y dejándola algo aturdida, entró a la cocina y seguido a la bodega que tenían dentro para guardar los granos y la harina, y ahí entre los sacos encontró lo que quería, se relamió los labios y camino hasta llegar a su destino.
Mordía sus pechos sin cuidado mientras metía su miembro en aquella cavidad, oía los quejidos de quien estaba bajo su cuerpo, intentando con lo poco que tenía de fuerza que parara, él quería saciar sus deseos y así lo haría total, para eso estaba para satisfacer sus caprichos.
Sujetaba fuerte sus muñecas con una de sus grandes manos mientras con la otra le apretaba el delicado cuello, cortando un poco el aire, bufaba y gruñía para él, era un delirio y un placer profanar ese cuerpo, la cama rechinaba y crujía por el fuerte movimiento, dejó de apretar aquel cuello y sin cuidado puso aquellos muslos sobre sus hombros buscando entrar más profundo, mientras su contaría solo quería que aquello acabara, en su interior solo pedía que aquel hombre apretara más su cuello y le quitará al fin aquella tortura.
Sintiendo que el clímax estaba cerca, volvió al ataque sobre los pechos besando, mordiendo, apretandolos, empujó un par de veces más y vació toda su esencia dentro, soltó un sonoro gemido de absoluto placer, empujo un poco más disfrutando el roce, soltó las muñecas ajenas y salió de aquel cuerpo que temblaba, se dio el tiempo de mirar como su semilla caía de aquel agujero y pasó sus dedos, metiéndolos un poco.
Quito sus dedos y con el más profundo asco miro a quien lloraba sobre aquella cama.
-¡No quiero volver a verte, oíste! - camino hasta la puerta y la abrió, seguido tomó de los cabellos a su contrario y lo sacó de su habitación, camino aún arrastrándola y la tiró a los pies de aquella mujer que miraba con horror el monstruo que tenía frente a ella- espero tengas la cena lista porque si no te juro te golpearé como jamás lo he hecho oíste!- la mujer asintió- despiértame cuando Yoongi llegue y ni una palabra de esto-
Cuando lo vio entrar a la habitación se agachó y con la poca fuerza que tenía ayudo a quien desnuda y llena de heridas estaba en el suelo, la llevó hasta aquel lugar donde la mantenía, estaba inconsciente, el esfuerzo había sido mucho la limpio, ya que aquel líquido blanco salía de su interior y seguido la cubrió, acaricio su cabello y lloro, lloro amargamente porque jamás imaginó lo que se convertiría su sueño de tener una familia, lo que se convertiría aquel hombre de mirada dulce.
Salió de la bodega y comenzó a cocinar, caminar le costaba, pero tenía que hacerlo o si no el castigo sería peor, tenía prohibido hacer comida de más, debía hacer solo las raciones de su marido y su hijo, si algo sobraba ella podía comer si no, simplemente no comía, pobre de ella que el hombre notará que las cosas se terminaban antes de tiempo porque ahí si, no lo contaba, cuando sintió la puerta abrirse no salió a recibir a quien llegaba, para que, si aquel joven tampoco la veía como alguien.
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~Todo Por Una Mandarina~
FanficYoongi fue criado con la idea que los donceles y mujeres eran criaturas débiles que solo tenían el propósito de dar a luz y servir a su esposo, pero al llegar a Joseon se topó con el hijo menor de los Park, un doncel que salía de aquella regla. Jim...