Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ X

160 22 9
                                    

A lo largo de los siguientes días, llamé a mis amigos para contarles lo que había pasado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A lo largo de los siguientes días, llamé a mis amigos para contarles lo que había pasado. Tuve la sensación de que repetí la historia de mi sobrino-sorpresa por lo menos unas cien veces antes de ser capaz de hacer una versión resumida. Aunque la mayoría de mis amigos se mostraron comprensivos; otros, como Yixing, no vieron bien la decisión de quedarme en Houston. Me sentía algo culpable porque sabía que Dylan se estaba llevando más de un tirón de orejas. Claro que nuestros amigos parecían reaccionar según su género. Los omegas me aseguraban que no me quedaba otra alternativa más que cuidar de Lucas, mientras que los alfas y betas apoyaban la decisión de Dylan de no responsabilizarse de un niño que no le tocaba nada.

De forma inesperada, la discusión acabó convirtiéndose en un referéndum para decidir si había hecho bien o mal en no obligar a Dylan a casarse conmigo antes de haber llegado a ese momento, ya que de haber estado casados, las cosas habrían sido bien distintas.

—¿En qué sentido habrían sido distintas? —le pregunté a Zitao, un entrenador personal cuyo marido, Kevin, formaba parte del personal sanitario de la zona turística del lago Travis—. Dylan seguiría en contra de tener hijos aunque estuviera casado conmigo.

Sí, pero estaría obligado a ayudarte con Lucas —replicó mi amigo—. A ver, una persona no puede echar a su pareja de casa en estas circunstancias, ¿no te parece?

—Pero él no me ha echado de casa —protesté a la defensiva—. Y yo nunca obligaría a Dylan a hacer algo que no quisiera hacer sólo porque estuviéramos casados. Incluso en ese caso, seguiría teniendo derecho a tomar sus propias decisiones.

—Eso es ridículo —me soltó Zitao—. La razón por la que nos casamos es para dejarlos sin opciones. Así son más felices.

¿Ah, sí?

—Ya te digo.

—¿Y nosotros los omegas también nos quedamos sin opciones después de casarnos?

No, al contrario, el matrimonio aumenta nuestras opciones y, además, nos da la seguridad necesaria. Por eso el número de omegas y mujeres betas a favor del matrimonio es mayor que el de los alfas y hombres betas.

El punto de vista de Zitao con respecto al matrimonio me tenía algo pasmado. Y llegué a la conclusión de que el matrimonio podía derivar en un acuerdo cínico si el amor no formaba parte de la ecuación desde el principio. Exactamente igual que una pared de ladrillo sin cemento: acababa desmoronándose.

 Exactamente igual que una pared de ladrillo sin cemento: acababa desmoronándose

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Vɪʙʀᴀᴛɪᴏɴᴇs ||| KᴀɪBᴀᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora