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KyungSoo Doh era mucho más delgado y bajito que su hermano. Un omega. Hasta el punto de que ni siquiera parecían ser hijos de los mismos padres. Sin embargo, tenían los mismos ojos oscuros. KyungSoo tenía la piel muy blanca, el pelo negro y unos rasgos definidos. Su mirada era inteligente, despierta y, sin embargo, había algo en él... una especie de vulnerabilidad causada por alguna herida que sugería que no había salido indemne de los amargos vuelcos de la vida.
—Hola, JongIn. —Su atención se dirigió de inmediato a Lucas, que dormía en su sillita—. ¡Qué lindura de niño! —Tenía una voz muy peculiar, profunda y cariñosa, un poco ronca. Como si acabara de tomar un sorbo de licor caro—. Dame la sillita... lo estás moviendo demasiado.
—Le gusta —replicó JongIn con tranquilidad, que pasó por alto los esfuerzos de su hermano para apropiarse de Lucas, al tiempo que se inclinaba para que le diera un abrazo—. Baekhyun Byun, este megamandón es mi hermano KyungSoo.
—Pasa, Baekhyun... —dijo el susodicho mientras nos saludábamos con un firme y amigable apretón de manos—. Menuda coincidencia. Llevo ya unas cuantas semanas leyendo tu columna.
KyungSoo nos invitó a entrar en su apartamento, un espacio abierto decorado en tonos blancos y cremas, que contrastaban con los tonos oscuros de la madera. Las pinceladas de verde intenso de algunas piezas alegraban el rígido esquema cromático. En un rincón, había un reloj de pared suizo. El espacio correspondiente al salón estaba amueblado con unas cuantas piezas sencillas, algunas sillas de anticuario de estilo francés y un mullido sofá cubierto por una manta en tonos crema y negro.
—Lo decoró un gran amigo mío, Hongki —me dijo KyungSoo al notar mi interés.
—Es precioso. Parece totalmente sacado de una revista de decoración.
—Según HongKi, mucha gente comete el error de decorar espacios pequeños con demasiadas piezas delicadas. Se necesita algo consistente, como ese sofá, para que se convierta en el referente de la estancia.
—Digas lo que digas, el sofá es muy pequeño —comentó JongIn mientras dejaba la sillita de Lucas sobre una amplia mesa auxiliar.
KyungSoo sonrió.
—Mis hermanos no creen que un sofá sea cómodo a menos que tenga las mismas dimensiones que un tráiler —me dijo—. ¿Cómo se llama? —me preguntó después de acercarse a Lucas, a quien observó con evidente ternura.
—Lucas. —Me sorprendí al descubrir el orgullo que me invadió mientras contestaba.
—JongIn me ha puesto al tanto de tu situación —dijo KyungSoo—. Creo que lo que estás haciendo por tu hermano es algo increíble. Está claro que no has elegido el camino más fácil. —Sonrió—. Pero eso es justo lo que se espera de Mr Independiente.
