Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ XIX

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Lucas estaba tendido en el suelo de mi apartamento, en una alfombra infantil con dos arcos cruzados de los que colgaban sonajeros con forma de mariposas, pajaritos y hojas que crujían al apretarlos y de los que surgía una alegre musiquilla

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Lucas estaba tendido en el suelo de mi apartamento, en una alfombra infantil con dos arcos cruzados de los que colgaban sonajeros con forma de mariposas, pajaritos y hojas que crujían al apretarlos y de los que surgía una alegre musiquilla. Le gustaba jugar en la alfombra casi tanto como a mí me gustaba mirarlo cuando lo dejaba en ella. A sus dos meses reía a carcajadas, sonreía, hacía gorgoritos y era capaz de levantar la cabeza y los hombros cuando estaba boca abajo.

JongIn estaba tendido a su lado y, de vez en cuando, levantaba la mano para mover los muñequitos o para pulsar un botón que cambiaba la música.

—Ojalá yo hubiera tenido una de éstas —dijo—. Pero, en vez de muñequitos, con latas de cerveza, Cohibas y esa ropa interior de encaje negro que llevabas el sábado por la noche.

Me detuve de repente con los platos en las manos, ya que los estaba colocando.

Pensaba que no los habías visto siquiera. No me duraron puestos ni dos segundos.

Me había pasado dos horas cenando contigo en frente. Y mirándote la pechera de la camisa abierta. Tienes suerte de que no me abalanzara sobre ti en el aparcamiento, otra vez.

Contuve una sonrisa y me puse de puntillas para colocar una jarra de cristal en una balda.

Sí, bueno, normalmente me gusta que los preliminares no se limiten al tintineo de las llaves y a un par de besos, y... —Di un respingo cuando lo noté detrás de mí.

Se había movido con tanto sigilo que ni siquiera lo había oído entrar en la cocina. Cuando la jarra se tambaleó, JongIn levantó un brazo para empujarla hacia la pared.

Sentí sus labios en la oreja.

—No me dirás que no disfrutaste, ¿eh?

Ni se me había pasado por la cabeza decirlo. —Solté una ronca carcajada mientras me abrazaba desde atrás por la cintura—. No tengo ninguna queja al respecto, pero lo que digo es que no perdiste ni un segundo en ponerte manos a la obra... —Las palabras se convirtieron en un suspiro cuando noté que me mordisqueaba y me lamía el cuello.

El roce juguetón de su lengua me hizo recordar ciertos momentos increíblemente placenteros. Se me bajaron las gafas por la nariz y tuve que subírmelas. Aprovechando el movimiento, JongIn me colocó una mano debajo de la camisa para acariciarme el pecho y me metió la otra por debajo del pantalón.

—¿Quieres preliminares, Baekhyun? —Se pegó a mí sin cambiar de postura y noté la dura evidencia de su erección a través de las capas de ropa.

Cerré los ojos y me agarré a la encimera mientras sus manos jugueteaban con mi cuerpo.

Lucas... —le recordé con un hilo de voz.

No va a quejarse. Está haciendo sus ejercicios.

Aparté sus manos de mí con una carcajada.

Vɪʙʀᴀᴛɪᴏɴᴇs ||| KᴀɪBᴀᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora