Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ XXII

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Por la mañana me desperté y fui al salón

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Por la mañana me desperté y fui al salón. Al entrar, algo protestó cuando le puse el pie encima. Me agaché y cogí el conejito de Lucas. Con él en la mano, me senté en el sofá y me eché a llorar. Sin embargo, no fue el llanto largo que necesitaba para desahogarme, sino cuatro lágrimas desesperadas. Me di una ducha y me pasé un buen rato debajo del agua caliente.

Me di cuenta de que, por muy lejos que estuvieran Taehyung y Lucas, siempre los querría, sin importar dónde estuvieran o lo que hicieran. Nadie podría arrebatarme ese amor.

Taehyung y yo éramos supervivientes que nos enfrentábamos al horror de nuestra infancia de formas opuestas. A mi hermano le asustaba la posibilidad de quedarse solo tanto como a mí me asustaba el hecho de tener a alguien a mi lado. Era muy posible que el tiempo nos enseñara a ambos lo equivocados que estábamos y que el secreto de la felicidad siguiera eludiéndonos durante toda la vida. Lo único que tenía claro en esos momentos era que sólo la soledad me había mantenido a salvo todo ese tiempo.

Me vestí, me peiné y empecé a doblar la ropa, que coloqué en montones sobre la cama.

El teléfono siguió en silencio. Supuse que JongIn se había cansado de intentar hablar conmigo, cosa que me dejó extrañado y me inquietó un poco. Aunque no quería hablar de Lucas ni de mis sentimientos, quería saber cómo estaba él. El informe meteorológico local anunciaba una borrasca en el golfo. Eso les complicaría el regreso a los Doh, a menos que consiguieran llegar a tierra antes de que los alcanzara el frente. Media hora después del primer informe, la borrasca se había convertido en una depresión tropical en toda regla.
Preocupado, cogí el teléfono para llamar a JongIn, pero me saltó el buzón de voz.

Hola —dije cuando sonó el pitido que indicaba que podía dejar el mensaje—. Siento no haberte contestado anoche. Estaba cansado y... Bueno, da igual. Acabo de ver la predicción meteorológica y quería asegurarme de que estabas bien. Llámame, por favor.

Sin embargo, no me devolvió la llamada. ¿Estaría enfadado porque no le cogí el teléfono la noche anterior o simplemente estaba ocupado intentando llegar al puerto?

A primera hora de la tarde, escuché que sonaba el teléfono y corrí para cogerlo sin mirar siquiera quién estaba llamando.

—¿JongIn?

—Baekhyun, soy KyungSoo. Me estaba preguntando... por casualidad no dejó JongIn ahí en tu casa una copia de la ruta que pensaban seguir, ¿verdad?

—No. No sé ni de lo que me estás hablando. ¿Cómo es?

Nada del otro mundo, un par de hojas de papel. Es simplemente una descripción de la embarcación, más la ruta prevista y los números de las plataformas petrolíferas situadas en esa ruta, además del día y la hora previstos para la vuelta.

—¿No puedes llamar a JongIn y preguntárselo?

—Ni él ni Sehun cogen el teléfono.

Vɪʙʀᴀᴛɪᴏɴᴇs ||| KᴀɪBᴀᴇᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora