4|"Punto y aparte"

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El tiempo definiría lo que pasaría en mi vida, después de salir de vacaciones de mi primer año, en ese tiempo, me dedique a distraerme y pese a estar comunicándome siempre con las chicas, a Rob no me lo podía sacar de la cabeza, así que tome todo lo que tenía a mano.

Y me puse a intentar ser mi mejor versión, vamos que a los 15 años nadie es perfecto, y dudo que en algún momento seamos perfectos, pero de algo estaba segura, si yo me veía mejor, y cambiaba mi forma de ser con aquellos que se juntaban con él, quizás podía llegar hablarle, aunque fuera solo un teatro en el cual solo llegas a decir el "hola y adiós".

Las chicas no se podrían enojar conmigo, porque el saludo y el adiós solo es cosa de respeto y cultura, así que tenía la excusa perfecta para poder llevar a cabo mi plan y no defraudar a las chicas.

De su ausencia que duro casi 2 años aprendí dos cosas.

La 1ra cosa que aprendí, es que podemos amar a una persona aun sabiendo que no está con nosotros, que los estrechos lazos de afecto pueden ir más allá de la amistad, incluso cuando no hay señales de amor, o mucho más allá, al punto donde la persona en situación está en otro lado y en otro ámbito amoroso.

Y la 2da cosa que aprendí, es que podemos ser felices sabiendo que esa persona solo está bien, viéndolo sano, sonreír, y apoyando lo lejos que ha llegado en sus sueños.

Porque, aunque suene un poco loco también es una forma de amor, el estar ahí, siendo un omnisciente de su vida, y de sus pasos.

O para que lo entiendan mejor, seria simple un "Amor platónico" amor que por más que se quiere no se tiene.

A Robin Brown le perdí de vista, como saben lo último sucedido destruyo nuestra confianza, nuestro pequeño lazo de contacto y amistad. Dejando en evidencia que a veces donde perdemos algo obtenemos algo mejor.

Lo perdí a él, dejé de estar pendiente de sus actos, de con quien salía, de lo que hacía o donde lo hacía, de quienes eran cada uno de los chicos y chicas nuevos de su grupo de amigos. De si le iba bien o mal en la secundaria, si quedaba primero o en último lugar.

Y aun en ese punto de inflexión, en ese estado constante de huida de él de su vida. Conocí a alguien más, aquel chico del cual me enamore no era precisamente Robin Brown, y les aseguro que no había nada que me hiciera acordar sobre él.

Me fui olvidando de su voz, de las acciones típicas, de la risa en la sala, de los comentarios que iban y venían de él. De lo bueno que era en los deportes, porque todo en mi vida ya no dependía de él, y aquella confusión entre nosotros por una segunda persona perdió su sentido.

Comencé con alguien más, empecé de 0, abrí mi corazón, entregue mis sentimientos, me esforcé por ser la chica correcta para él, me acomode a su vida, sus elecciones, sus gustos, salidas, comidas, y más. Después de ese punto de a ver amado lo suficiente, y de a verme roto también lo suficiente, le dimos fin a eso que llamamos relación.

A veces no todo sale como lo esperamos, porque puede salir mejor.

Al volver a las clases del segundo semestre, solía relajarme más, llegaba tarde, salía con las chicas, y pese a tener buenas notas, me pasaba el tiempo más distrayéndome que tomando atención a lo que realmente "era importante". Así que, si me desordene, me deje crecer el pelo, me empecé a maquillar más, empecé a cuidar a mis amigas, y pasamos de ser las aburridas a las que compartían con todo el curso, bueno casi todos "excepto con él" las chicas lo odiaban donde fuese que hablaran de él, eran capas de irse del lugar, y si aparecía bueno imagínense, por lo que siempre se me hizo imposible estar con él y más hablar de lo que sentía, hasta que un día mi suerte se alineo, aunque no se si fue cosa de suerte o realmente, fue solo una coincidencia.

BESOS CON SABOR A SAL© [TERMINADA Y EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora