Aquella tarde llegue a casa, agotada después de un día largo de clases, en mis manos cargaba con aquella rosa de color rojo la misma que Rob me regalo, la cual me llenaba de ilusión y al mismo tiempo me daba una alegría que no sabía cómo manejar, es por eso que la conserve junto con un poco de agua en un jarrón en mi habitación, dejándolo como adorno, siendo el punto que en mi pieza jamás dejaría de mirar.
-Y eso? pregunto mi mamá con un aire de interés, entrando en la pieza.
Me la dio Robin Brown, ¡¡¡Ay!! hubieses visto lo guapo que se veía cuando me la dio, y es que se puso terno y todo.
-Ya... pero ese chico no es tu novio verdad? Me miro poniéndose muy seria.
Ojalá lo fuera mamá, me reí, pero solo seré su pareja en el taller de protocolo de la secundaria.
Bueno por algo se empieza.
Me tire en la cama con el pijama puesto, cuando mamá salió, cerrando la puerta.
Cogí el móvil y buscando su contacto le mandé un mensaje.
Hey Robin Brown, gracias por los chocolates y la rosa, me encantaron, nos vemos el miércoles.
MENSAJE LEIDO.
Contestado por Robin Brown.
Gracias a ti por aceptarme.
-
El día del taller todo sucedió de tarde.
Llegué a la reunión, y al contar en el salón las personas me di cuenta de que éramos 10 parejas exactas, de las cuales ya todos tenían elegidos a sus acompañantes.
Yo estaba muy emocionada y nerviosa que casi no hable, y Robin Brown ese día se veía muy apuesto, vestía con un traje de color negro y una camisa blanca que adornaba a juego con una bonita corbata.
Su color de piel tostada resaltaba de maravilla, por lo que pese andar de arriba a abajo con él, no podía evitar de vez en cuando darle algún alago, que hizo que él soltara una sonrisa, así mismo al tenerle a mi lado era imposible dejar de mirarle.
A él le paso igual conmigo, porque apenas me vio me dijo " Guapa y bella como siempre."
Atendimos personas que venían de visita a nuestra secundaria, donde Robin y yo estábamos tomados del brazo justo alado de la entrada principal.
Por lo que éramos los primeros en recibir a la gente.
¿Cuánto rato llevamos aquí? pregunte evitando que la gente que entrara notara que ya mis piernas no daban más.
-Llevamos como media hora ¿por qué? ¿te pasa algo? señalo Robin observándome de pie a cabeza.
Cogí su brazo y mientras entraba gente sonreí, recibí aquellas nuevas personas y di la información de sala y dirección correcta.
Evitando soltar un suspiro de dolor.
-
La verdad Robin es que mis pies ya no dan más, estos tacones me están haciendo daño y ni siquiera tengo una curita que me cubra las heridas que me acabo de hacer.
Hice de todo por mantener la compostura frente a él, no quería decepcionarle y menos en el primer día, cuando en verdad mis pies ya no podían más de dolor.
Robin miro su reloj y señalo algo a una persona, y es que decirle eso fue suficiente, su preocupación fue inmediata, me cogió del brazo y lentamente me ayudo a llegar al salón de descanso que teníamos, sacándome por completo del lugar donde estaba muy expuesta, hay me sentó en una de las sillas y alejándose por unos minutos desapareció del salón.
Cosa que mis pies agradecieron de inmediato, por fin podían descansar.
-
-Ya volví! dijo sonriendo entrando de improviso por la puerta.
Robin vamos! ya me siento mejor, volvamos a nuestro lugar de seguro alguien nos necesita.
-No, no te preocupes, lo importante es que tú estés cómoda y bien, y por hoy ya fue suficiente las reuniones ya empezaron y nuestra parte ya está hecha ahora estarán otras parejas, ellos serán quienes cerraran y guiaran la salida de los apoderados.
-Así tú puedes descansar, y no te pares por favor, espérate ahí un segundo más.
Oh, Robin lo siento mucho... interrumpí, pensé que aguantaría más pero donde están nuevos los tacones me hicieron daño.
-Tranquila, Ema es más sé que esto te va a ayudar.
Saco algo de su bolsillo sonriendo y agachándose como todo un caballero frente a mí, me quito el tacón con mucho cuidado, su suavidad y delicadeza hicieron que perdiera completamente el control de mis latidos, por lo que le señale que yo sola podía hacerlo, tratando de que no se acercara tanto a mí.
Aun así, no acepto y me cuido, poso suavemente con sus dedos aquel curita sobre la herida, haciendo una leve presión.
Te lo agradezco mucho Rob.
-Espero que con esto no te dañe más el tacón, y como esto fue por mi culpa por que yo te metí en el taller, lo mínimo que puedo hacer por ti es que, a la salida te vaya a dejar a tu locomoción.
Está bien, pero no iré con tacones, me pondré zapatillas.
Toleré mucho más por momentos el roce de aquel tacón, Robin Brown no se despegó de mi lado, bueno solo cuando fue al baño que como cualquier persona entendí.
Al término de la jornada del taller ya eran las 19:00 de la tarde, y en medida ya empezaba a oscurecer, me quité aquellos tacones y junto al conjunto de falda y blusa que llevaba convine mis Vans que en ese momento eran mis favoritas, cosa que mis pies agradecieron.
Salimos juntos de aquella secundaria, caminando un par de cuadras, hasta que nos quedamos sentados en una banca en espera de mi locomoción, donde aparte de compartir un chicle de frutas pudimos conversar.
- ¿Te sientes mejor?, pregunto mirándome.
Claro que sí, gracias por cuidarme, y no deberías a verlo hecho.
-No fue nada, vi que te dolía y no me gusto que te hicieras daño.
Mire hacia los autos que pasaban esperando que llegase el mío, no quería quitarle tiempo, ni que se aburriera de mí.
Sus ojos se quedaron detenidos en mi dirección, lo note por que le veía de reojo, sentí unas manos suaves encima de las mías, entonces en silencio me di vuelta para mirarle quedando justo con el rostro enfrente a él, detuvimos el tiempo y la aguja del reloj, sus ojos marrones brillaban tanto que casi no me doy cuenta de lo bellos que eran, me quede atrapada, en su sonrisa, y sus labios gruesos, su silencio y su seriedad fue la que más me incomodo, aun así dentro de mi algo hico ese click, que te deja sin poder reaccionar, cada vez estábamos más cerca, podía sentir el olor de su cuello, aquel perfume fuerte que fue lo mismo que me hizo reaccionar.
Lo siento Rob yo no soy así, y de verdad me tengo que ir.
-Pero... Ema!
Mire el reloj y de verdad debía volver a casa.
Robin se quedó sin entender lo que había pasado y es que ni él ni yo lo podíamos creer, la situación nos había llevado a estar cada vez más cerca, y la química que teníamos de repente se disparó, por casi ese primer beso.
Fueron los latidos rápidos del corazón, las mariposas vivas en el estómago y esa extraña sensación de querer cada vez más cercanía de él.
Subí al coche con una sonrisa que no pude ocultar, despidiéndome con la mano, y con los nervios vivos en el estómago, ya que jamás había estado tan cerca de Robin Brown, ni él me había visto de la manera como me miro.
Y esa fue la primera señal de que él sentía algo por mí, algo que por un tiempo no se atrevía a decir, algo que estando solos no se podía ocultar.
ESTÁS LEYENDO
BESOS CON SABOR A SAL© [TERMINADA Y EDITADA]
Novela Juvenil"UNA HISTORIA REAL". Porque las redflags a veces no son suficientes. Robin y yo, fuimos la sal del mar cuando las lagrimas rompieron el silencio, fuimos una de las pocas eternidades de amor de película que se pudieron un día contar. Pero el odio y e...