Durante dos años consecutivos no fuimos nada, estuvimos en el ritmo constante de un sube y baja, donde todo y cada detalle nos unía o nos separaba por completo.Donde como se han dado cuenta, todo quedaba a medias, por una u otra razón.
La primera vez que lo vi con alguien lo apoye, me aleje. Y aunque en algún punto me importo más de lo que debía y me causo daño, siempre estuve cerca de él.
Robin Brown en mi cabeza siempre era digno de ser el amor imposible, el número uno, aun así, hubiese treinta que me trataran mejor que él.
Y creo que, si lo contara desde el punto de vista de ahora, la historia sería muy diferente. Ya que después de haberlo conocido de a ver sido su chica, de a ver vivido lo que acontece, les aseguro que lo último que podría sentir por Robin es amor.
Pero obvio no vamos a adelantar nada, todo será como tenga que ser contado.
Siguiendo con el paso de la historia y poniéndolos en el contexto correcto, él y yo ya no éramos amigos, tan poco éramos pareja, y mucho menos compañeros. (Y solo habían pasado 2 largos y difíciles años)Donde ya podía decir legalmente que tenía 15 años, y donde pese a seguirle mirando de la misma forma por fin en aspectos le estaba olvidando.
¿Pero cómo se puede olvidar a alguien que nunca fue nada en tu vida?...
En aquel periodo pasaron muchas cosas, tal como que yo quede soltera, y él quedo soltero, cosa que para que los dos fuésemos algo "era bueno."Pero también paso otra situación, no tan esperada de secundaria, y es que sacamos el premiado, entre casi 7 cursos, nos separaron justo a nosotros, bajando con ello mis expectativas, y bajando al porcentaje mínimo de posibilidad de que Robin Brown se fijara de algún modo romántico en mí.
Si antes tenía un chance mínimo, ahora la posibilidad de funcionar o ser algo era del 0.0.1%Y fue muy difícil empezar de cero con él otra vez, cuando ya tenía mis amigas, cuando pese a que quizás no todos me caían bien, ya me había acostumbrado a ellos, a 45 rostros, voces, risas, miradas, y hasta a sus manías.
Si y fue como volver a empezar, todo de nuevo, pero no, no les volveré a contar todo lo que paso día a tras día, así que nos iremos directamente a ese día donde creí que por fin podíamos ser algo.
Estas clases en medida eran de tarde, siendo más exactos desde las 14:15 a las 19:30. Estaba en una clase común de religión, todos conversaban entre sí, y yo anotaba lo de la clase, junto a mi nueva amiga "Mara", quien impacientemente chequeaba la hora a cada segundo para salir al recreo.
Ya déjala, si la miras a cada rato, te aseguro que así nunca va a avanzar, dije quitando los ojos del cuaderno.
-Ema... Falta demasiado para salir y de verdad estoy muriendo de hambre, me suenan las tripas no he desayunado.
¡Ya basta! saca un poco de mi colación, pero pobre de ti si te pillan, y te lo quitan porque es lo único que traje para comer.
Le señale poniendo mi mochila en mis piernas cubriéndola casi por completo justo abajo del pequeño mesón.
-
-Señorita Ema Devise la llaman en la recepción dijo la profesora quien me llamaba fuerte.
¡Ay no! Mara te lo dije de esta no te salvas.
Me puse de pie enojada, haciéndole una pequeña seña con las manos de que la estaría observando.
-Señorita Ema! no tengo todo el día, acompáñeme por favor.
Camine en dirección a la puerta, donde la profesora con una sonrisa muy cómplice me estaba esperando.Con que me lleven a la oficina por hacer comer a Mara en clases, y me marquen en el libro estaré muerta para mamá, dije susurrando en voz baja.
-Tranquila dijo ella, tomando mi brazo con confianza y guiándome a recepción.
Si había alguien en quien confiaba era en esa profesora y en mi profesor de cabecilla, quien por extraña razón también estaba ahí, esperando justo en la puerta, también con una extraña sonrisa.
Fuimos caminando juntas hasta que entramos y estuvimos justo en medio de la recepción.
¿Qué paso? pregunte confundida, nadie me respondió.No entiendo nada, ¿Paso algo? ¿Hice algo malo?
De pronto alguien se rio, justo a mis espaldas.
¿Ema Devise deseas ser mi pareja?...
La voz que ya conocía hizo que mirara justo en su dirección.
Mire hacia atrás de mi confundida, donde justo se encontraba él arrodillado, con rosas rojas y un chocolates en mano.
Debo aclarar que en mi mente ese momento fue tan emocionante como cuando te piden que seas su novia, pero esto no iba precisamente de amor.
¿Robin Brown?Mi corazón no se lo podía creer, miraba a todos buscando las respuestas correctas para saber si esto no era una broma sin sentido, ya que esos dos adultos presentes eran las personas en las cuales yo más confiaba.
- ¿Quieres ser mi pareja del taller o no? digo no estaré en esta posición tanto rato.
¡¡Claro!! cómo no, si hicieron todo esto, que me parece muy bonito, acepto.
Robin Brown rojo y sonriente, me abrazo agradeciendo a verle dicho que sí.
Fue la primera ves que Robin y yo estábamos juntos abrazados y la emoción de ambos hizo que todos en el lugar nos dejaran solos y tranquilos.
Ema, Rob pueden quedarse aquí, pero no se atrasen ambos deben volver a clase.
-
Yo estaba ruborizada, atontada, confundida y casi queriéndome morir de la vergüenza, aun así, le acepte.
Y no fue por el hecho de los detalles, fue más bien por que aceptarle la invitación tan bonita que había hecho junto a mis dos queridos profesores, era el motivo perfecto para estar por pequeños momentos junto a él, poder saber más sobre su vida, sus gustos, y como era tenerlo siendo mi pareja aunque fuera de manera ficticia.
Ahora se preguntarán ¿Pareja de taller? ¿De qué va eso?...Pues es simple este taller consistía en ser asistentes en las reuniones, donde juntos a más chicos de nuestras edades de manera elegante, asistíamos a profesores, apoderados he invitados, guiándole a sus salas, y dando información.
Y que yo fuera su pareja indicaba a estar a cargo con él de un grupo de gente especifica, yendo de su brazo, y en momentos pudiendo compartir conversaciones u comida, que de seguro me harían confiar más en él o dejarle ya de buscar, y acabar con ese sentimiento que cada ves vivía más en mi.
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BESOS CON SABOR A SAL© [TERMINADA Y EDITADA]
Teen Fiction"UNA HISTORIA REAL". Porque las redflags a veces no son suficientes. Robin y yo, fuimos la sal del mar cuando las lagrimas rompieron el silencio, fuimos una de las pocas eternidades de amor de película que se pudieron un día contar. Pero el odio y e...