Después de aquel día Robin Brown, era alguien importante para mi. Y desde mis ojos ya no se veía igual, era "alguien roto", alguien que paso de ser un don nadie, a quien se merecia todo de mi. Y con esto me refiero a que no se si siempre me movió el amor, o mas bien solo fue la protección y el cuidado que nació de mi parte, para siempre querer verle bien.
Tuvimos platicas de madrugada, donde en mas de una ocasión me conto lo duro y difícil que era manejar su enojo. Las cosas que por no saber controlarse rompió, la falta de amor, de cariño, y protección, la poca compañía, incluso aquello que de a poco lo rompió.
Lo mismo que lo llevo a ser una persona impulsiva, egoísta, hiriente y solitaria. Se habia convertido en el motivo por el cual todos en su entorno lo adoraban, aunque nunca quisieron oir de su boca, su verdad.
Y después de pensarlo tantas veces, siempre después de cada plática llegue a la misma conclusión. "El amor" el mismo que te arma, lo mismo que yo por tanto tiempo anhelaba tener, era lo que a él lo estaba transformando en su propia pesadilla, en aquello que él por motivos propios y daño ya no queria conocer.
ÉL: No se como manejar mi rabia, suelo golpear una pared, un espejo, hacerme daño en las manos es lo único que me da calma.
YO: Pero es algo que no esta bien, que no te armara en el interior, después de una pelea, y no te trae una solución a lo que te atormenta, es mas solo te transforma a ti mismo, en tu propio enemigo, y a eso debes ponerle un fin.
ÉL: Lose, pero ya no se en quien confiar.
Pues yo estoy aquí, y mientras me lo permitas te cuidare, y siempre lo hare, y espero que tu hagas lo mismo por mi.
Nos dejamos de ver, nuestros horarios y amigos nunca coincidían. Aun así repetimos todas las conversaciones, día y noche, y siempre estuvo presente en algún mensaje, en alguna llamada, habían veces que lo veía de pasada, donde solo alcanzábamos a dar una pequeña mirada.
Y con el paso de los días fui viéndole cada día mejor, su enojo dejo de ser algo de lo que debíamos preocuparnos, el daño comenzó también a bajar, y incluso se le veía mas feliz y parecia mas una persona en la que si se podia confiar.
Robin tuvo decaídas, como todos. Pero no, no hizo falta alcohol, drogas, porque no me refiero a eso.
Me refiero a que si sintio el peso y el daño, y eso era porque él jamás lo podía manejar. Perder en uno de sus partidos, o que en un examen le fuese mal, podia ser el disparo al aire que hiciese que en la cabeza de Rob se desplegara el caos.
Por eso siempre pese a que no estaba ahí, trataba de hacerle sentir bien, dandole mi apoyo, las primeras veces se cerro en la rabia, no habia nadie que pudiese hacerlo ver "que a veces se gana y otras se pierde", que "a veces todo sale bien y otras todo sale mal".
Aun así siempre fuimos trabajando en ello, poniendo enfoque a ser mejor, a tener caídas y volverse a poner de pie, a no sentir vergüenza por equivocarse, cosa que antes nunca iba aceptar, las acepto, motive su vida deportiva, le trace el camino perfecto para que la rabia y la ira, fuesen siempre quedando atrás.
Fue difícil, mas cuando él se metía en una burbuja donde nadie le podía hacer salir de ahí.
Pero siempre fui yo, aprendió aceptar mi ayuda, mis consejos, mi preocupación. Entendió que a veces la vida nos pone un enorme NO, que no se refiere precisamente a detenernos, si no a seguirlo intentando hasta que la vida en un momento nos de el SI que tanto buscamos.
A veces teníamos que hablar de un mismo tema varias veces, hasta que aceptara en lo que estaba mal, otras veces tenia que aparecer por obra de magia a donde estuviera para detener un gran conflicto.
Robin era un enfermo y yo era su cura, no habia otra definición.
Una noche de conversación común termino en confesión de sentimientos.
Empezamos hablando con las bromas típicas, que a veces sabemos que no son solo bromas.
Conversación por celular.
-Ema Devise... debo confesarte que me gusta pasar tiempo contigo, que me haces sentir bien despues de un día pesado de clase, pese a que me gustaría verte más seguido, estoy conforme con el tiempo que me entregas y el apoyo que me das.
Robin Brown, que sepas que conmigo no puedes jugar, a ser el chico romántico, después de todo lo que nos a pasado, que si me enamoro el que perderá serás tú, y bueno digamos que tu aun no sabes perder.
-Bueno en eso tienes razón pero conste que un día aprenderé, además no creo que pierda nada intentándolo, si me haces sentir tan bien.
¿Intentándolo? ósea me estas diciendo ¿Qué el amor se intenta?... Vaya! Creo que de amor tu aun no has entendido nada.
-!No¡ es solo que bueno yo creo que ya es momento de decirte que también me gustas.
Em.. si tu también a mi, pero tú y Bella solo llevan 1 mes separados y no quiero cometer los mismos errores...
-Lose, Interrumpió. Y no quería hablar de esto, pero Ema yo enserio quiero pedirte disculpas, siempre estuviste para mi, y yo siempre fue el idiota, el tonto que miro para otro lado.
Hey! Robin... si, lo eres, pero no quiero sentirme como una segunda opción, para mi es dificil quererte despues de tanto daño, por eso deja que el tiempo decida por nosotros. ¿Vale?
-Esta bien pero que sepas que jamás has sido la segunda opción, por que para mi siempre fuiste la primera, y se que en algún punto me querrás.
-
Terminamos la conversación, donde en mi interior me sentía muy feliz, donde la noche me sirvió para pensar en aquellas decisiones que marcarían mi paso siguiente con él, donde mi vida estaba en juego y así mismo lo estaba mi corazón.
Era jugarlo todo o perderlo, ir a la linea de meta, o volver a empezar. Y con Robin Brown ya habia empezado muchas veces, y cada ves las cosas eran peor, pero yo siempre me prefería quedar.
Aguantaba sus cambios de humor repentinos, sus tristezas, sus derrotas, y aun así seguía viéndolo como la misma persona que conocí el primer día de clases, seguía embobada con su forma de ser, de vestir, de observar el mundo, de querer.
Me pude ir muchas veces de su lado, pude elegir a otros que de seguro me daban más que él, pero mi corazón decidió cada ves por mi, y esa cada ves tenia un nombre y un apellido, una sonrisa convincente y unas ganas locas de amar.
Y hasta este punto solo pasábamos de ser amigos a personas con preocupación y cariño, nada mas allá de lo que nosotros veíamos, nada mas allá que dos personas que se quieren en un chat, nada más que una noche de mensajes, que una llamada en alta voz, que un mensaje de aliento cuando todo iba mal.
No éramos nada para la gente, pero para nosotros éramos todo, y eso era suficiente. Suficiente para arriesgar el tiempo, el amor, el corazón y una relacion de amistad que iba bastante bien.
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BESOS CON SABOR A SAL© [TERMINADA Y EDITADA]
Fiksi Remaja"UNA HISTORIA REAL". Porque las redflags a veces no son suficientes. Robin y yo, fuimos la sal del mar cuando las lagrimas rompieron el silencio, fuimos una de las pocas eternidades de amor de película que se pudieron un día contar. Pero el odio y e...