Capítulo 1: Un cuervo en el árbol

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El aire rozaba su pelaje oscuro y sus patas fuertes lo impulsaban por el bosque. Los árboles pasaban por sus lados quedándose atrás. La luna, en lo alto del cielo, brindaba un poco de claridad en medio de la noche, aun sí no la ocupara gracias a lo salvaje de sus ojos que le mostraban el camino que recorría.

Tanta adrenalina y el frío de las montañas, lo hacían sentirse tan vivo, que, aunque sintiera sus músculos ceder al esfuerzo, no deseaba detenerse. No, hasta alcanzar a su presa, al que poco a poco comenzaba a acorarlo, llevándolo al límite de sus bosques en el oeste de la manada. Allí, daría por finalizada la existencia de aquel que se atrevió a entrar en su territorio y dañar a su gente por solo un poco de comida. Como le había enseñado su padre y como lo que él estaba haciendo ahora que era su turno. Esperaba que Daim y Vadhir hubieran podido atrapar a los otros dos desterrados. Matarlos, era dejar su mensaje claro a los demás: Si entraban, no esperen salir en una pieza.

Por eso, no se detendría hasta que el invasor estuviera bajo sus fuertes garras.

Pronto, los frondosos árboles comenzaron a perder sus hojas, dejando solo el cascarón seco con sus ramas torcidas y negras que no ocultaban ningún cuerpo que se moviera entre ellos. Justo entonces pudo ver perfectamente el pelaje marrón moverse en línea recta, esquivando y saltando cualquier obstáculo que se le cruzara en su huida. Cassian podía casi ya saborear la sangre entre sus fauces. Solo un último impulso, estirando bien sus cuatro extremidades y lo alcanzaría.

Podía percibir una parvada de cuervos siguiendo sus pasos, a la espera de huesos que poder roer y carne que desgarrar. Una que no tuviera días de descomposición

Las aves con plumas color petróleo que apenas si resaltaban de las sombras de los bosques, graznando con fuerza en medio de la noche, muy cerca de las orejas de Cassian.

Una escena digna de los mejores relatos. Ahora se sentía más motivado; sin embargo, en sus adentros le advertía que estaba pasando algo por alto, pero por la emoción del momento callaba su instinto animal para solo concentrarse en su presa.

Un impulso sobre un tronco caído le dio la ventaja que necesitaba para saltar sobre el lomo de lobo omega que huida. La ferocidad con la que Cassian se arrojó fue brutal, clavando sus garras y dientes en la piel del invasor, qué conmocionado, intentó responder a la agresión de la misma forma, utilizando sus armas naturales. Pero, contra un alfa entrenado y fortalecido por la luz de la luna llena, no tenía nada que hacer. Gruñidos resonaron entre la soledad de aquel lugar que se convirtió en el testigo de una violenta y encarnizada lucha de uno de ellos por su supervivencia. Zarpazos, mordidas, rasguños y aullidos de dolor se mezclaban con el graznido de los cuervos que giraban en torbellino a su alrededor. Como espectadores animando la batalla.

Cassian sonreía en sus adentros, la desesperación y el miedo lo podía oler en su máximo esplendor a través de su nariz. Una mordida más, una con toda su fuerza y el juego terminaría. Pero entonces sus orejas captaron el sonido de pisadas acercándose, lentas y suaves. Como el roce de las hojas contra la tierra.

El viento soplo con fuerza, meneando las frágiles ramas como un baile sobre el cielo oscuro. Incluso el exiliado bajo sus garras dejo de retorcerse en lo que parecieron horas en los que ambos dejaron de usar sus habilidades en ellos, para en esos momentos enfocarse en el entorno y en lo que sea que se estaba acercando al lugar.

No eran de los suyos; un licántropo. Tampoco era un humano, puesto que estos no eran tan sigilosos. Cassian pensó que podría ser un vampiro, pero de inmediato descarto esa posibilidad, por que ninguno de ellos de expondría de forma tan descuidada en medio de un bosque marchito en una noche de luna llena.

Pero si no era eso último, ¿Quién se seguía acercando con tanta seguridad? Olfateo el aire en busca de una pista. Una mezcla de aromas, una combinación peculiar, que de entre todos, había uno que buscaba esconderse, pero Cassian parecía querer retener de forma involuntaria con más fuerza. Sin embargo, cuando los pasos cesaron, el aroma se desvaneció en el aire así de pronto como apareció.

Corazón de la noche (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora