Capítulo 5: Cielo estrellado

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Cassian abría y cerraba la boca, no dando crédito a lo que había escuchado, pensando que aquellas palabras eran producto más de su mente que de algo que pudiera ser real. Daim y Vadhir también estaban en un estupor, uno que les hacía permanecer de piedra en su lugar alternando sus miradas entre Cassian y Marye.

La mujer, con una expresión que no dejaba lugar a dudas sobre sus intenciones y lo muy enserio que hablaba con respecto a llevarlos hasta su aquelarre. Cassian lo percibía en la forma en que lo miraba, pero seguía sin poder reaccionar pese a todo.

Marye fue la que prosiguió.

— Si es lo pides para poder entregarme a mis hermanas, de acuerdo, acepto la petición — Marye se llevó la mano hacia el pecho —. En cuanto de la orden, podemos partir de inmediato hacia el aquelarre. El viaje normal tomaría alrededor de dos días, si nos movemos rápido podremos llegar en un día y medio...

— Alto, alto — Cortando las palabras de Marye, Daim dio un paso al frente con las manos en alto, dándole énfasis a sus palabras —. Debes estar bromeando, ¿llevarnos hasta tu aquelarre? ¿Dónde hay más brujas? Estas loca si crees que te seguiremos directo al infierno.

— Exacto, ahí nada nos puede asegurar la seguridad de nosotros o si incluso, esta es una trampa. Bien pueden usarnos de rehén, eso les facilitaría las cosas — Vadhir se unió a la discusión, sin darse cuenta como afectaron aquellas palabras a Cassian.

Rehén. Si, en una guerra por poder, era lo más normal que pase, era algo habitual. Y sin embargo no podía evitar sentir el corazón paralizándose en su tórax con opresión, la ansiedad subiendo desde su estómago hasta su garganta, apenas logrando controlar el desespero que comenzaba a invadir sus extremidades. El aire no estaba llegando a sus pulmones.

Necesitaba contar hasta diez, tomar aire en cuatro tiempos y la crisis pasaría. Si, debía pasar y tenía que ser cuanto antes.

— No se preocupe, puedo jurarle por mi vida o incluso hacer un contrato de amarre que una mi vida a uno de ustedes para garantizar su seguridad — Marye metió la mano debajo de su atuendo, sacando un collar sujeto a su cuello, haciendo que la atención de los tres chicos cayera sobre el cuarzo rojo. Simple, pequeña pero tan especial a sus ojos; reconocible y asociable a la misma que habían encontrado atada al cuello de la bruja que murió quemada aquella noche. Ambas eran rojas, pero su color se caracterizaba por un tono único, uno que ambas compartían. ¿Que podría significar? ¿Qué quería decir? —. Pero les suplico, que por favor no se nieguen a devolverme el cuerpo de la bruja que lleve también este collar, por favor.

— ¿Esto es en serio? — Vadhir dio media vuelta y camino unos pasos revolviéndose el cabello exasperado.

— Cassian, ¿qué opinas de esto? ¿crees que diga la verdad? — Las palabras de Vadhir hicieron volver a Cassian de golpe, sintiendo por fin el aire pasar a sus pulmones sin problemas.

— Yo... No lo sé, no — Sacudió la cabeza —. No tengo la menor idea y no estoy seguro, pero... — Miro a Marye.

La bruja no retiraba la mirada de Cassian, pues estaba al pendiente de la que sería su respuesta. Las manos le sudaban, podía olerlo desde donde estaba. No era nada parecida a la mujer engreída que en principio se presentó ante él. Le hacía preguntarse, ¿que era o que la hacía perder su orgullo? ¿qué le hacía bajar de esta manera la cabeza? Pero, sobre todo, ¿qué decisión debía tomar ahora?


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— Cassian, debes estar bromeando al querer ir a ese lugar — Daim reprendió a su amigo, mientras daba vueltas por la habitación notablemente molesto ante la situación —. ¿¡En que cabeza podría considerarse una buena idea ir al aquelarre de Marye!? ¡Detén esta tontería! ¡Vadhir ayúdame a detenerlo, no te estes alistando tu también para ir. ¿Que dirá tu padre cuando vuelve y se dé cuenta de a donde fuiste?

Corazón de la noche (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora