Corazón de la noche (Libro #1)

Capítulo 6: Marcas en la carne, sangre color obsidiana

El llamado del capitán Malek fue el grito de guerra para que se desatara el infierno, uno donde la sangre derramada comenzaba a cubrir la tierra y los gritos de agonía eran ahogados por las manos de la muerte. Susurros despiadados hacían mover las ramas de los árboles, atravesando corazones y la misma psique, desgarrando piel y desbordando entrañas. La furia animal desatada a la par, liberando adrenalina por sus extremidades, dándole fuerza a sus cuerpos.

La cooperación entre los bandos era nula y hasta torpe, pero sobre todo rara. Era sin duda, un suceso realmente histórico que cuando Cassian lo cuente a otros, deberá tener testimonios para que le crean.

Las brujas habían optado por hacer su propio circulo para atacar a su ritmo, estando a algunos pasos del grupo de Cassian, mientras los lobos hacían lo propio. Los exiliados, aun siendo inexpertos en la estrategia, eran rápidos y letales. Atacaban en conjunto a uno o dos objetivos, para hacer el mayor daño posible. Ambos grupos defensivos, usaban sus habilidades o cualidades innatas para protegerse.

Vadhir cubría la retaguardia de Cassian, mientras el futuro Alfa, no dudaba en dar rienda suelta a sus mortíferas armas, atacando especialmente con sus dientes, desgarrando extremidades y arrancando hocicos, bañando su oscuro pelaje con rojo. Bramidos se extendían, pero también gritos humanos, provenientes de las brujas las cuales comenzaban a vociferar en voz alta sus conjuros.

Los exiliados buscaban atacar directo a sus puntos vitales, querían terminar de una forma certera y rápida, algo que Cassian y los demás buscaban contratacar desde otro ángulo, como el costado o la cabeza, para asestar primero el golpe de gracia.

Sus aliados eran mortíferos, pero la falta de coordinación entre ellos y las brujas estaba causando inconvenientes, puesto que, aunque ellos se pudieran reconocer en su forma animal, las mujeres a su derecha estaban casi atacando a ciegas sin saber distinguir bien quien era quien. Cassian temía esto, que por un descuido terminaran lastimando a quien no era, por lo que trataba de arrojar a sus pies aquellos que eran parte de los exiliados para que ellas dieran el ultimo golpe.

Pero aun después de eso, paso lo que más temía. Escucho el alarido de uno de sus guardias siendo atravesado por la rama gruesa de uno de los árboles, mientras la bruja responsable miraba aquello espantada y con sus manos cubriendo su boca. Estaba por retirar la rama del cuerpo del lobo otra de ellas, pero Marye la detuvo en seco, diciéndole que lo dejara así de momento y que siguiera defendiendo. La pobre chica, temblando acato las órdenes y detuvo a otro lobo que se arrojó sobre ella, usando la misma técnica implementada hasta ahora.

La cantidad de exiliados que luchaban contra ellos, iban siendo rápidamente socavados por las perdidas masivas que estaban teniendo, aun si habían usado el elemento de la sorpresa para ganar terreno. Los pocos que iban quedando, terminaban por retirarse, dejando atrás a cualquiera que se mostrara mínimamente herido, priorizando su supervivencia. Los pocos que quedaban a su alrededor, fueron asesinados ya sea por Cassian y sus lobos, o por Marye y sus brujas.

Lo que había empezado de improvisto, termino de la misma forma con el ultimo exiliado corriendo por su vida, dejando detrás un rastro de sangre proveniente de su miembro amputado. Fue de los pocos que habían salido con vida, lo cual se demostrada con la cantidad de cuerpos que rodeaban a los dos grupos. Los jadeos bestiales y humanos se unían en conjunto, pero más por parte de las brujas.

Así era, hasta que el lamento doloroso llego a los oídos de todos y las miradas fueron directo hasta el hombre desnudo que aún permanecía atravesado en un costado por la rama de un árbol.

— Rápido, hay que tratarlo ya o no podremos hacer nada —Marye ordeno a su sequito, pero antes de que pudieran acercarse, Cassian se interpuso en su camino, ya con su forma humana. No le importaba estar desnudo en esos momentos frente a ella, ni el resto de su grupo.