Parte II

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En un cuarto casi completamente oscuro, un rayo de luz entro por la ventana recorriendo la mayor parte de la habitación hasta llegar en el rostro del dueño, quien gruño y se tapo con su cobija para volver a su maravilloso sueño, era lo único que podía disfrutar de su horrible vida y el sol no se lo cagaria.

Pero de repente el sonido de la puerta le comenzó a molestar, la estaban tocando ruidosamente mientras llegaba a oír algunas quejas o hasta grosería pasiva agresivas del otro lado, para el dueño del cuarto eso le resulto gracioso pero igual le valía muy poco quien tocaba, por saber perfectamente cuales eran los responsable, así que solo se acomodo de nuevo para regresar al mundo de Morfeo y disfrutar su pacifica mañana. O eso esperaba, pero el destino no era piadoso con el pelirosado…

La puerta se abrió fuertemente y dejo que dos jóvenes entraran sin problemas, quienes se encontraban molestos con su amigo y hasta tenían intenciones de ejecutar un asesinato, por saber que llegarían tarde, otra vez.

-Levántate idiota – ladro la única chica en el cuarto mientras le daba una patada al bulto en la cama, si no se levantaba lo sacaría a patada del lugar– si volvemos a llegar de nuevo tarde y nos ponen a trotar, ¡¡te mato!! – amenazo mientras cruzaba sus brazos y sus pequeñas pero poderos alas blancas se extendía para mantener el equilibrio, viéndose poderosa y hermosa a la vez.

Pero la respuesta que recibió del bulto fue una mano que poco a poco le mostraba el dedo medio, algo que enfureció mas a la joven y causo que el pelinegro a su lado la agarrara, evitando cualquier signo de violencia que tenia planeado su amiga.

-inútil, por primera vez en toda tu vida puede levántate solo – pidió megumi aun sosteniendo a su amiga, una de su ala le estaba picando el ojo y su paciencia estaba llegando a su limite, porque habia decididos amigos tan insoportable, con su profesor ya eran suficiente – ya deja de jugar sukuna –

-váyanse a la mierda ambos – expreso el bulto con todo el odio en la palabra, haciendo que el chico de cabello puntiagudo se irritara y soltara a su amiga, para que hiciera lo que deseara mientras el tranquilamente metía sus manos en el bolsillo de su mono y sus alas se mantenía donde debía.

Nobara no dejo pasar eso y se lanzo hacia la cama para agarra agresivamente la manta, apartándola a un lado y arrepintiéndose por la inesperada sorpresa, como maldecía ese lavadero.

-¿quien duerme semi desnudo con este clima? – pregunto el erizo de mar, extrañado por ver a sukuna solo con un boxes y mostrando un cuerpo bien cuidado, pero lo que mas le resaltaban eran esos tatuajes en casi todo su cuerpo y sus gigantescas alas blanca – sigo pensando que no debiste tatuar…

-¡¡lo hiciste apropósito animal!! – grito nobara mientras apartaba la mirada y volteaba su cabeza a otra parte, no entendía como los hombres podían dormir así en pleno otoño y que dejara la ventana media abierta, eran bestias o ¿que?.. aunque no entendía mucho si su amigo odiaba el frio, lo mas seguro es que era masoquista.

-ahh… disfruta lo que ve, la próxima no será gratis – comento burlón el pelirosado con su típica sonrisa juguetona y se señalaba a si mismo, como si fuera sido tallado por los mismo dioses, aunque no se alejaba de la realidad si contaba a su maldito profesor, ya tenia una idea de como se vengaría por el castigo de ayer.

-no gracias, no eres de mi gusto – dijo la chica ofendida de ofrecerle tan poco mientras se veía las uñas, no caería en la lengua afilada de su amigo.

-Esa oferta no era para ti bruja – insulto a la chica como si fuera lo mas común del mundo y se bajaba de la cama, directo a buscar su uniforme de entrenamiento, cual consistía en una franela negra ajustada con cuello de tortuga, con un mono holgado y bailarinas del mismo color, sus amigos tenia uno exactamente igual como todos los alumno del instituto.

《del cielo al infierno》 sukuitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora