《del cielo al infierno》 sukuita

Parte X

-fue una conmovedora reunión, casi lloro por todo –

Cuando yuuji escucho aquellas palabras lo único que pudo hacer fue resoplar mientras percibía como sus ojos ardía por tanto llorar, se sentía como una mierda y su querido, amigable y sensible amigo le estaba recordando la peor parte de su día, a veces dudaba si ryoume lo hacia a apropósito o inconscientemente con esas mordaces palabras, pero ¿con quien mas podía hablar tan libremente? Nadie sabia o comprendía ese sentimiento amargo en su pecho, era agobiante…

Suspiro con desdén el joven demonio, cancelando la magia de su apariencia y rascándose la nuca cansado, no deseaba hablar con nadie y prefería irse a dormir, el día habia sido muy agotador. Sin embargo antes que se diera cuenta fue sujetado por cuatro manos, dos en su cadera y la otras por los costado reteniéndolo con una delicado pero firme agarre, yuuji sospechaba que no se iría descansar en su cama, otra vez… entonces se dejo arrastrar en una negrura momentánea antes de estar sentado en un cómodo regazo, levantando con pesadez la cabeza hacia arriba para visualizar a ryoume con una mueca molesta mientras sentía como una de sus manos le acariciaba la mejilla hasta llegar al parpado inferior, le dolía un poco cuando le presiono con la yemas de los dedos, aunque era un toque suave.

-¿Porque siempre termino consolándote? – se queja con su tono cariñoso mientras recostaba a yuuji en su pecho, para que las manos en su cadera lo sujetara si trataba de apartarse – si tan solo me hubiera escuchado, ¡no estaría aquí!... deprimido – mintió, le encantaba que su destino se encontrara agotado física como mentalmente, pero eso no tenia que saberlo – pensado por el enano, aun si te lastima –

-no le diga así – defendió el de ojos ámbar a su gemelo, dejándose acariciar por el mayor, era algo que lo llenaba de calma y su amigo lo sabia, aunque si seguía así de seguro se dormiría

-y aun lo defiende – expreso girando los ojos con desprecio y amando lo leal que era por su gemelo, sin tan solo esa copia barata desapareciera un día y su niño se enfocara solo en el, seria una recompensa merecida – idiota suertudo – susurro.

Ryoume dejo salir un gruñido cansado cuando siguió viendo el ceño fruncido del menor, por su comentario innecesario… entonces se recostó levemente en la pila de hueso y volteo al pequeño yuuji para observarlo de frente, besando y oliendo su cabello mientras seguía recostándolo en su pecho. Ambos varones no deseaban hablar pero si disfrutar la compañía del otro con un silencio cómodo, que duro un largo tiempo sin causar ningún comentario mordaz o inútil.

Sin embargo ryoume necesitaba sembrar la semilla de la discordia, pasando una de su mano superiores en los mechones rosado del menor, para después verlo más tranquilo sonriéndole.

-¿porque no dejas todo y te vuelve mía? – ofreció humildemente el ser demoniaco de cuatro brazos y ojos, cual no dejo de observar la confundida mirada ámbar que le pedía una mejor explicación a sus palabras, entonces ryoume suspiro y medito unos segundo, pensando como hablar en idioma imbécil – marchémonos del paraíso y olvídate de todos, sin temor que te descubran o también puedes proteger aquellos que te cuidan, alejándote para que nadie sepa que te ayudaron – explico algo de lo que mas temía su niño, siempre se preocupaba por los otros que de si mismo, tan ventajoso – hay lugares tan hermoso para explorar y me gustaría enseñarte… solo debe liberarme –

Esa palabra causaron que inconscientemente itadori abriera los ojos sorprendido y sintiera un nudo en su garganta, molestándole la sola idea de no estar juntos, que se fuera y lo abandonara también… el de ojos ámbar se asusto de esos pensamientos tan egoístas, entonces los enterró en lo mas profundo de su cabeza mientras empezaba acariciar el pecho de ryoume, debía ser consiente que su amigo de seguro odiaba estar sellado en su dominio, atrapado sin poder salir o hasta solitario, estando en una prisión y el siendo su única llave.