Parte III

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Pedazos de Cadáveres era lo que se observaba por doquier hasta no decir basta, eso era lo que se encontraba en donde una vez fue un pueblo abundante y pacifico, pero que fue abandonado hace algunas semanas por un ataque demoniaco, todo fue destruidos y solo quedaban escombros de unas cuantas casas mientras el cielo aun se encontraba nublado por la energía maldita del único ser maligno que vivía.

Durante semanas hubo batallas Intensas entre la primera unidad angelical y los demonios del infierno, cual salieron de su territorio sin ninguna provocación, ambos bandos no conseguían terminar esta tediosa lucha que solo estaba agotando recurso o así era hasta… Que el dúo mas fuerte de la nueva generación llego al lugar, acabando la horrible pelea en tan solo tres días, con todo su paso y dejando una masacre como ninguna otra mientras múltiples montañas de cadáveres se apilaban en el campo de batalla, pero en una sola era donde sukuna se encontraba sentado descansando mientras tenia la ultima maldición viva en su mano derecha

-te lo diré una vez – dijo sombrío y con una sonrisa desquiciada, sus ojos brillaban con intensidad dejando mostrar lo inútil que seria mentirle – ¿donde esta su líder? – Ordeno mientras sostenía la cabeza del débil demonio, quien trataba de escapar de esa mano prisionera pero fracasando al instante mientras gemía por sus heridas.

Como le agradaba a sukuna ver como sus victimas sufrían o mostraba el miedo y la desesperación en sus últimos momentos, siempre era un deleite cual disfrutaba personalmente.

-e-el lo d-destruirá… ángeles de m-mierda – expreso con su ultima fuerza y con una voz ronca, estaba acabado y no tenia forma de escapar, este no era parte del plan – el a-al final.. ganara…

El pelirosa suspiro con aburrimiento cuando ya le resulto tedioso la habladuría de ese demonio, solo eran las ultimas maldiciones que soltaba un moribundo, así que empezó a cerrar su mano lentamente, escuchar como la carne con los hueso de la cabeza se quebraban, era una hermosa melodía cual adoraba oír en el campo de batalla y veía como las nubes negras que habían estado durante días, desaparecían para mostrar un cielo despejado y puro, la energía espiritual volvía poco a poco a estar alrededor del ex pueblo. Gruño molesto pero cansado mientras se paraba de su asiento, habia sido una perdida de tiempo venir hacia este estúpido sitio.

Entonces sukuna extendió sus grandes alas y alzo vuelo hacia el cielo, que cuando sintió la brisa gélida, metió sus manos en los bolsillo del uniforme y se acerco mas su bufanda azul rey, hacia frio y lo odiaba, sabia que en el norte la temperatura eran mas baja de lo normal sin importar la temporada que estuviera, pero esto era una puta broma y lo aborrecía... siguió volando silenciosamente mientras mantenía su vista en el horizonte, estaba disfrutando su tranquilidad hasta que…

-me pudiste haber esperado bastado – expreso molesto megumi mientras trataba de respirar, tuvo que usar todo su fuerza para poder alcanzar a su amigo, se le hizo mas difícil por el frio que hacia.

-para ¿Qué? – Comento una sonrisa burlona – no quiero una mamá gallina ahora – se carcajeo cuando escucho el gruño del pelinegro, era divertido meterse con el erizo y mas cuando trataba de bajar su molestia.

-no inútil, tenemos que hacer un reporte y ayudar con los muerto – explico El de ojos verde, que ya estando al lado del pelirosado y se acomodaba el cuello de la lona negra, este jamás seguía las intuiciones como debía, como fastidiaba.

-esas escorias pueden encargarse de sus muertos, nadie mando que se mataran por esos débiles demonios – dijo un poco irritado, habia perdido tres días innecesariamente y estaba agotado, además que no se encontraba el sujeto que deseaba matar y destrozarlo con sus propias manos, así que ya no le veía la necesidad de quedarse mas tiempo en ese pueblo, podría llegar mas rápido a su cama y dormir hasta mañana.

《del cielo al infierno》 sukuitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora