Parte IV

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Las semanas pasaban y la relación de los hermanos itadori no mejoraba para nada, cada ocasión era peor e incomodo, nobara y megumi trataban de no burlarse de lo obvio que se habia puesto sukuna cuando evitaba a su gemelo, porque en serio cada vez que lo visualizaba lo ignoraba como niño pequeño haciendo rabieta, tanto que se ganaba algunas burlas de gojo o de toji que se lo estregaban en la cara con ironía… aunque la tención que se vivía cuando ambos gemelos estaba junto era pesada, nadie sabia el porque de ese comportamiento tan indiferente del gemelo menor. kugasaki solo le pedía agresivamente que tratara de llevarse bien o adoptaría yuuji como hermano, a sukuna no le gusto mucho esa amenaza pero tampoco le importo, solo seguía alejándose de su familiar.

El erizo de mar podía captar que para ambas parte le resultaba difícil apartar su mirada del otro, sukuna siempre vigilando de reojo cualquier movimiento de yuuji y viceversa, le parecía algo tonto que siempre se buscaran inconscientemente y mas que su amigo de mierda ni se percataba, se estaba volviendo patético cada vez, ya ni valía la pena vengarse por lo de naoya, así que decidió solo ver como se desarrollaba las cosas.

Aunque yuuji siempre era el único que intentaba hablar con su gemelo pero nunca lograba nada, solo silencio y una mirada que no era como la que recordaba, pero esos tres largos meses en la academia hicieron que todos conocieran o supieran sobre la existencia del ojos ámbar por ser muy amigable y el hermano mayor de sukuna, aunque habían algunos estudiantes que lo observaban con desconfianza, pero los maestro le agarrón rapidamente aprecio por reconocer muy bien los genes de jin, todos extrañaban a los itadori adultos y preguntaban que cuando volverían, yuuji solo podía decir que sus padres no dieron una fecha exacta para volver, pero estaban bien.

A veces el pelirosado mayor se la pasaba caminado por los pasillos sin rumbo alguno, pensando sobre todo pero a la vez nada, Justo como ahora… Se habia levantado muy temprano para irse con nanami, quien tenia unas cuantas reuniones con los capitanes arcángeles de las primeras 5 unidades sobre la guerra, estas ultimas semanas demostraron que el ejército demoníaco se volvían mas difícil de eliminar y por esa razón gojo se encontraba en el campo de batalla actualmente, yuuji lo extrañaba pero sabia que era lo mejor para el paraíso. Entonces cuando llego a la academia fue directo ayudar a mei mei con algunos papeles luego despedirse de nanamin con un gran abrazo, cuando termino su labor con la curiosa mujer amante a la monedas de oro, fue a saludar a su amigo jumpei de primer año, siempre era muy divertido hablar con el en la cafetería donde también se encontró con los compañeros de su gemelos, ellos siempre lo trataba tan amigable y cómodos, era como si lo conocieran de toda la vida.

Ese sentimiento siempre alegraba al pobre corazón de itadori, pero mientras caminaba por ese solitario pasillo se encontró con un hermoso y relajante lugar, se notaba que nadie venia por esta zona, pero lo que mas sorprendió al pelirosado fue encontrarse con un gran árbol de acacia, generalmente no crecían en la capital, solo en las afueras. Así que se acerco con pasos silencioso al árbol mientras tocaba con la yemas de sus dedos la suaves corteza, esa textura y olor le hacia recordar momento que le gustaría revivir, juntos a su familia…

Como añoraba el pasado, aunque supiera que solo era un sentimiento egoísta querer estar otra vez en la vida de su hermano, no tenia el derecho de pedir o decir algo, habia sido responsable de alejarlo en primer lugar, aun si no era su intención.

El de ojos ámbar suspiro con pesadez mientras rodeaba el árbol hasta llegar al otro extremo y sentarse en el césped donde nadie lo vería tan fácil, era mejor descansar y relajarse un poco, como adoraba esa sensación de pureza en el aire, eso siempre calmaba su podre alma, algo que desde hace tiempo era escaso.

-¿Que tal si desaparecemos? – pregunto con toda honestidad y sin una sola pisca de sentimiento, desde hace algunos meses esa idea rondaba mucho por su mente, tanto que tentaba cada parte de su ser, aunque ¿era lo correcto?

《del cielo al infierno》 sukuitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora