Parte VIII (recuerdo IV)

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El sonido de las gotas cayendo mientras un fuerte trueno rebotan en las oscuras nubes y aquel chico de ojos ámbar miraba por la gran puerta corrediza de la sala hacia el patio, desde donde estaba sentado con una tasa de té podía lograr visualizar el abundante cultivo que logro su ojisan, si se concentraba podría recordar perfectamente cual fue el sabor de sus primeros tomates, le habia costado mucho que nacieran. Yuuji suspiro antes de darle un sorbo lento al té y observar a su alrededor, las paredes que alguna vez rallo, el pasillo donde suku se cayo de culo y la mesa que su chosonii astillo con su frente, esta vieja casita le creaba sentimiento nostálgico y más por servirle a su abuelo como mano de obra barata… sonrió algo triste que los mejores recuerdo de su niñez fue antes de la muerte de su hermano, aun extrañaba a choso aniki con todo su corazón, le gustaría algún día tener una oportunidad de abrazarlo por ultima vez…

El chico se encontraba en su mente perdido hasta que su abuelo dejo un tazón con fresas dulce en la mesa mientras se sentaba en el cojín del suelo, mirando con un ceño fruncido a su nieto y tomando una frutilla.

-¿como están todos allá?, jin no me a escrito más – dijo algo molesto que su propio hijo se le olvidara mínimo su cumpleaños, aunque era extraño por nunca se le pasaba esa fecha para irritarlo – ¿le paso algo? – pregunto.

-eh, el esta bien..  recuerda que tuvieron que irse muy lejos – dijo tratando de sonar lo más natural pasible, a yuuji le dolía de mil forma mentirle a su abuelo, nadie sabia que su padre habia muerto hace un año y podía recordarlo como si fuera ayer – así que en algún momento se comunicara – sonrió con todo su diente.

El de cabello canoso siguió viendo a su nieto antes de apartar las fresas a un lado y preferir tomar el té, meditando cada palabra y captando una energía inusual desde hace rato.

-hmmm… bien – acepto con una voz amarga y sin darle importancia a nada, solo a una cosa cual le fastidiaba – ¡te puede quitar eso!– ordeno con un tono tranquilo pero seco, señalando al menor con los ojos – si lo sigue usando te causara mareos contante o un día solo te desmayara – alejo su taza por un momento mientras la soplaba y veía al contrario congelándose con una fresa a medio comer en la mano, algo le decía que ocultaba un secreto, era tan evidente como su propio hijo en su juventud, al menos una fruta no cayo tan lejos del árbol.

El cabello rosado se quedo en blanco por un segundo analizando las palabras una y otra vez mientras se tragaba la fresa, pensando a que se refería su abuelo, cuando no tuvo una idea clara… solo se rasco la mejilla mientras sonreía apenado.

-¿eh? ¿No entiendo? – pregunto con los ojos fijo al mayor y con cara de idiota, cual no sorprendió nada al de cabello canoso porque entre sus nietos al que tenia de frente , era sin duda el mas menso.

-ese hechizo de mierda, no se porque lo traes – ladro con agresividad pero sentado como si nada, cansado de explicar algo obvio.

-El viejo es listo –

Yuuji se asusto por oír esas palabas y más por el simple pero notorio elogio que dio ryoume a su abuelo, pero lo que más le daba miedo era las cosas malas que le pasaría si se negaba a una orden directa del mayor, aun recordaba bien cuando rompió la puerta trasera con un jabalí salvaje, no pudo sentir su trasero por dos días… entonces tomo una respiración profunda por unos segundos y luego suspiro aterrado, estaba cavando su propia tumba y no tenia forma de librarse, solo esperaba no darle un infarto.

-bueno no se como tomaras esto, pero … -

-entonces escúpelo – interrumpió toscamente y dejando su té en la mesa antes de cruzarse de brazos, esperando una respuesta – no tengo todo el día muchacho – un trueno retumbó ruidosamente y la tensión se sentía en el aire.

《del cielo al infierno》 sukuitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora