𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭.

Hospital.

𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕 • 𝑨𝒊𝒅𝒂𝒏 𝑮𝒂𝒍𝒍𝒂𝒈𝒉𝒆𝒓.

-- Entonces... ¿quieres te lo traiga o tú vas por el? -- preguntó Nancy, la enfermera más querida del hospital.

-- No, no te preocupes, yo voy por el, necesito saber cómo se usa una silla de ruedas -- sonreí y poco a poco con ayuda de Nancy me fui sentado en esta.

Le agradecí con una amplia sonrisa en mis labios, comencé a tratar de rodar la silla, sin embargo no podía, se me hacía difícil poder hacerlo. Tal vez es por la falta de fuerza que perdí por el accidente.

Hasta que sentí que de repente comenzó a avanzar, me asusté e iba a decirle a Nancy que quería yo sola, pero cuando lo voltee a ver era un chico.

-- Disculpa, ¿quién eres?

-- Oh, lo siento, pensé que eras mi hermana, no te había visto -- sonrió nervioso.

Él tenía un sello en el ojo izquierdo mientras el otro estaba normal, sus ojos ers verdes como la linda naturaleza, su cabello era un marrón castaño y se veía sonrojado.

-- ¿Eres de aquí? -- pregunté con interés.

-- Sí, mi habitación es la doscientos uno, ¿la tuya? -- me trató de mirar con su ojos descubierto.

-- Doscientos tres -- sonreí.

-- La única habitación que nos separa es la de mi hermana, cool, supongo -- se rascó la nuca aún con nervios muy notorios.

Había estado dos semanas en el hospital, y en ninguno de esos quince días lo había visto antes.

-- No te había visto antes -- él me miró al frente.

-- Llegué hace una semana gracias a un accidente -- hizo una mueca -- Vi que no pudiste rodar tu silla, ¿quieres que te ayude? -- se ofreció amablemente.

-- ¿Y tu hermana? De seguro te está esperando -- vi a mis alrededores.

-- De seguro está en la cafetería esperándome. Déjame ayudarte -- habló y comenzó a empujar la silla -- Por cierto, ¿a dónde vas?

-- Justo a la cafetería -- reí.

-- Bien, entonces los dos vamos al mismo destino -- reí y después comenzó una conservación entre nosotros como si fuéramos amigos de años.

Era lindo, amistoso y caballeroso. De todas formas espero que su estancia en el hospital no sea mucha.

Llegamos a la cafetería y pude ver que no había ninguna chica en silla de ruedas como yo. Capaz y su hermana se fue.

-- Al parecer no está -- dije mientras nos dirigiamos a una mesa.

-- Me dijo que Nancy estaría revisando sus piernas, bueno, al menos estoy tranquilo que no anda rondando por los pasillos del hospital a toda velocidad -- reímos gracias a su comentario.

Tanta conservación y ni su nombre le he preguntado. Dios.

-- Por cierto, ¿cuál es tu nombre? -- le miré.