First Time ; Freby

Capítulo IV: Las órdenes de la princesa Mikaela

Mikaela era como una princesa en los círculos en donde se desenvolvía. La niña tenía una personalidad callada y reservada, recodando a su padre cuando era más joven, pero poseía un intelecto que podía espantar a cualquier con facilidad si es que no estabas familiarizado con su familia paterna. Sus abuelos, los señores Fazbear, eran por defecto, personas cuya inteligencia se complementaba la una con la otra. Uno con inteligencia más matemática y otro con inteligencia más humanística, eran increíbles para sus negocios.

Sus hijos no eran la excepción. Políglotas y los mejores en sus respectivas ramas, Golden y Freddy eran la envidia de cualquiera, pero aunque ambos eran personas excepcionales y que habían demostrado capacidades excepcionales, sus padres confiaban un poco más en Freddy para continuar con el linaje de negocios.

Y aquí es donde entraba Mika, una niña que era como su padre. La pequeña de ojos azules no terminaba de comprender ese cumplido que todos le daban: "Eres como tu padre Freddy" sabía que tenía sus ojos azules y cabello castaño fino y suave cual muñeca, que era muy lista y buena en muchas cosas, pero ¿qué significaba eso realmente?

Bonnie lo sabía, más que el propio Freddy. Bonnie no era como ellos, él sabía que su princesa necesitaba ser protegida de ese círculo de gente pretenciosa que en lugar de ver una niña pequeña, dulce y tierna, miraba a la futura sucesora de los Fazbears. Un simple materia prima para continuar el linaje.

Su hija era más que un cerebro con piernas y durante el tiempo que estuvo vivo, se encargó de cuidarla mucho. Su hija decía con una sonrisa que era un caballero cuya armadura brillaba bajo la luz del sol o de la luna y que no temía sacar su espada para defenderla de quien se acercara con intenciones poco gratas, mientras su papi Freddy era un Rey maravilloso que la cuidaba y protegía desde su palacio, a veces era como un hielo, pero con ella era un sol.

La pequeña soltó un suspiro mientras la señora Knight le preparaba la merienda del día. Era un domingo y su papá le prometió que llegaría temprano para ir comer a su restaurante favorito, pero mientras esperaba una merienda no le vendría mal. Ella solía comer algo saludable, pero unas galletas de mantequilla con leche era una tentación enorme y la señora le prepararía sin mayor problemas eso.

Las galletas, como no, eran cortesía de su tía Chica. La pequeña mujer rubia amaba a su preciosa Mikaela y siempre que podía hornear galletas, lo hacía con gusto. La señora Knight sacó un poco de leche en un vaso con forma de patita de gato y la pusó en una bandeja justo al lado de un plato pequeño con galletas.

Mini descansaba en su cama, era algo perezoso, pero bastante entrañable y adorable una vez que lo conocías. Mika iba a leer un libro mientras disfrutaba de su merienda, el cual había seleccionado de la biblioteca pequeña que había en el apartamento, realmente extrañaba su castillo, como ella solía llamarlo.

El libro era interesante y la comida estaba deliciosa... sí, esto era un pequeño paraíso para ella. No tenía muchos amigos, uno de ellos era Tay y otra era Cherry, los tres tomaban las mismas clases y solían compartir los descansos y las comidas. Solían invitarse a la casa del otro de vez en cuando y ella quería que su castillo estuviera listo para poder hacer una gran fiesta de té.

—Deberías ver una película, pequeña —sugirió la señora Knight—. Te acabarás el libro demasiado rápido y luego te quejarás que ya no tienes nada que leer.

La niña miró a la señora e hizo un pequeño puchero, sabía que tenía razón. Dejó el libro a un lado y buscó el control remoto, mientras la señora lavaba la vajilla. Ella colocó una película, en donde había un rey y una reina gobernando sabiamente un reino, en donde su hija, la princesa encontraba a la persona indicada con quien pasar sus días.