Capítulo III: Un favor inolvidable parte 1

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Las cosas en la escuela eran agitadas aquel día, pues no era nada más y nada menos que la celebración de fundación de la cuidad donde Baby acababa de mudarse. Todos no paraban de organizar los juegos temáticos y puestos de comida que se realizarían en el campus de la escuela. 

El Consejo estaba preparando todo con suma atención y cuidado, casi parecía una obra de ballet ejecutado a la perfección. Freddy tenía a todos trabajando en sus diferentes puestos de acuerdo a los salones y años, Golden se cercioraba de que todo fluyera como si de un río claro y templado se tratase, Chica visitaba todos los salones y coordinaba la agenda con los maestros, Foxy pedía los reportes de finanzas a cada uno de los salones y Bonnie iba de salón en salón ofreciendo su ayuda.

Todos en la escuela aportaban su granito de arena a la noble causa (aunque también era obligatorio estar trabajando en algo) y Baby estaba preparando un acto de canto y baile con Ballora, mentiría si dijera que no estaba nerviosa y bajo una enorme presión. La pelirroja recordaba como es que había acabado en esta situación en particular.

Baby estaba en la azotea de la escuela, Ballora comía un sándwich de pollo y queso que había traído de su casa mientras sus oídos eran deleitados con las habilidades del canto de Baby

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Baby estaba en la azotea de la escuela, Ballora comía un sándwich de pollo y queso que había traído de su casa mientras sus oídos eran deleitados con las habilidades del canto de Baby. Era como si la habilidad de cantar era inherente a ella. Cantaba una canción que su madre había hecho hace años y eso le daba una carga emocional al asunto, en especial porque la señora Circus llevaba muerta un par de años.

Y quiero regresar
regresar
regresar
y entrar
A tu corazón. 

Con esos últimos versos, ella acabo la canción y unos aplausos que no provenían de las manos de Ballora resonaron por todo el lugar. Ballora se atragantó con su comida y Baby miró hacia la puerta y sintió que un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza.

El gran Presidente Estudiantil Freddy Fazbear estaba allí.

Baby sabía lo ilícito que era subir a la azotea de la escuela y ver allí al chico más poderoso de la escuela no ayudaba mucho. 

—Freddy yo... —Baby trató de hablar después que los aplausos cesaron.

—Cantas muy bien, mejor que cualquier artista local que he escuchado —Freddy se acerco a ellas, mientras Ballora se paraba y miraba al Presidente.

—Lo sentimos mucho, sé que no debemos de estar aquí —respondió la bailarina de ballet—. No volveremos a subir.

Freddy negó con la cabeza. Miró a ambas chicas y rió levemente. Baby soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo al ver la reacción del castaño.

—No les mentiré, venía con la intención de investigar quiénes habían subido hasta la azotea, pero me llevé una grata sorpresa —el castaño se acomodó sus gafas—. ¿Ya tienen algo que hacer en el evento de la fundación?

—No, estamos libres —respondió la pelirroja con inocencia, los orbes de Freddy sobre ella la ponían un poco nerviosa.

—¿Les parece un trato? El castigo por romper la regla de no subir a la azotea es encargarse de la lavandería del equipo de fútbol por una semana. Cargar la ropa sudorosa y esas toallas asquerosas no es algo que muchos quieren hacer, por lo que si tú cantas y Ballora baila una pieza, podría perdonarlas de ese castigo.

Las chicas se miraron, Ballora sabía que los que cantaban eran remunerados con algo, pero al ser un trueque, no ganarían nada más que el hecho de librarse de la ropa sudada de esas bolas de músculos.

—Trato hecho —afirmó Baby.

Ambas estrecharon manos con el Presidente y el castaño se fue, sin poder olvidar la voz melodiosa que había escuchado.

Claro que tenía miedo, aunque una parte de su miedo era desilusionar al castaño pues había depositado su confianza en ella

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Claro que tenía miedo, aunque una parte de su miedo era desilusionar al castaño pues había depositado su confianza en ella. Sus manos temblaban y sudaban, Ballora estaba más tranquila, pues no era la primera ni última vez que se presentaba ante un grupo grande de personas, mientras que Baby era el caso opuesto. Cantar para tus amigos y familiares no era lo mismo que para más de trescientas personas.

—Iré a refrescarme al baño, me estoy muriendo del miedo.

—No tardes mucho, Suzy y Carl tiene que maquillarte.

La rubia subió al baño de la tercera planta por elección personal ya que era muy probable que ese lugar estuviera solo. Subió las gradas con cuidado, porque esos tacones de aguja de diez centímetros que usaba eran peligrosos y abrió la puerta del baño de chicas y en efecto estaba solo. Se restregó la cara con el agua fría que salía del grifo.

—Vamos, Baby, era esto o llevar la ropa y toallas sudadas del equipo de fútbol —apoyó las manos en el lavabo— ¡Mierdaaaaaaaa! Era más fácil decirle a mi abuela que sus galletas estaba feas que esto.

Trató de calmarse con un poco de respiración controlada y pausada y logró apaciguar lo que sentía aunque fuese un poco. Baby no contaba los minutos que pasó en el baño, pero cuando decidió salir de este se dio cuenta que el sol casi había caído, eso era una señal inminente que su aparición en el escenario estaba a pocos minutos de iniciar.

Quiso correr para llegar más rápido al salón en donde Suzy y Carl la esperaban con maquillaje y una plancha para el cabello, pero el sonido de una fuerte arcada la detuvo de inmediato.

¿Quién estaba vomitando?


PD. Es curioso volver a retomar la escritura después de un mal tiempo. Espero que les guste mucho :3

First Time ; FrebyWhere stories live. Discover now