El un dia apareció en sus sueños diciendole que ya nunca más tendra pesadillas.
Cumplio si promesa, pero no por mucho.
Ella dibujaba al hombre de sus sueños, y su padre lo reconoció, su "padrino" también lo reconoció. Ambos se preocuparon, pero un...
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Inglaterra, 1989. ↓
— ¿Entonces, sabes todo? — pregunto Anthony, Adhara asiente con una pequeña sonrisa.
— Si — respondió en tono bajo.
— Todo de todo — siguió Christopher
— Y... ¿Todo eso paso mientras dormiamos? — volvió a preguntar el castaño.
— Sip — volvió a asentir borrando un poco su sonrisa.
— Y... ¿Ahora estamos despiertos porque Morfeo regresó? — le preguntó el oji-azul.
— ¿Que acaso no escucharon la historia? — se paró de su lugar un poco exaltada — Me tarde 4 putas horas contándoles todo, absolutamente todo lo que pasó, y ustedes siguen haciendo preguntas. — se acercó a los dos hombre que estaban sentados en otro sillón frente a la mesita de a sala — Si no me escucharon o no me entendieron es su problema — hablo indignada.
— Okey, pulga, tranquila — le dijo Christopher parandose del sillón para intentar controlar a la castaña, puso su mano en su hombro izquierdo pero ella lo Quito con un movimiento de brazo. — Okey — levanto las manos y se alejó un poco de ella.
— ¿Y ahora que pasará? — le preguntó el padre a su hija.
— Tengo que ir a ayudarlo. — se alejó de ellos y empezó a caminar hacia algún lugar de la casa. Los dos hombres la siguieron dándose cuenta de que iban a directo al "sótano" que no era tan sótano en si.
Al bajar pudieron ver un gran lugar, habían cientos de cosas, velas, líquidos, mapas, dibujos, cosas dibujadas en las paredes y muchos pero muchos cientos de libros y al parecer había pasillos, muchos pasillos. Ese era su "escondite" por así decirlo.
Era un lugar en el que practicaba su magia, en el que buscaba a cualquier personas o cosa a través del todo el omniverso y fuera de este.
Intento encontrar a Morfeo durante muchos años, pero nunca lo encontró, viajó por todos los mundos, universos y tierras, y en ningún lugar lo encontró, lo que si encontró fueron a cientos de enemigos, pero nada de otro mundo... Bueno.
— Esto es gigante — mencionó el oji-azul viendo el lugar con impresión y fascinación el lugar.
— Es hermoso — hablo el castaño.
— Lo se, lo cree después de saber la verdad que ni mi padre y/o mi padrino me dijeron. Lo bueno es que mientras yo este viva nadie podrá entrar aquí si yo no quiero. — dijo sarcástica la chica.
— No te dijimos nada porque... — iba a continuar Christopher, pero Adhara lo interrumpe
— Ya se, por mi bien — dijo sonriendo con cariño. — el bisabuelo me lo dijo.
— ¿Hablaste con tu bisabuelo? — preguntaron al mismo tiempo los hombres.
— Lo hice, también con el abuelo, con mi tío, y básicamente con otros de la "familia" — hizo comillas con los dedos en la última palabra.
— ¿Porque? — volvieron a preguntar ambos.
— ¿Porque no? — les preguntó llendo por un libro a una de las estanterías más sercas de ellos.
Con cuidado prendió un par de velas e hizo una mueca de dolor que casi no se percibió.
— ¿Que haces? — al parecer los dos estaban conectados.
— Buscar a Morfeo — sonrió en dirección a los hombres.
El lugar cambio, ahora no estaban en el "sótano" estában en medio de un bosque, el cielo estaba cerrado por completo y los truenos y relámpagos se veían y escuchaban por todos lados.
Adhara se dio la vuelta y una lágrima salio por su ojo derecho, hizo que frente a ella se creará un círculo con velas, al centro se podía ver que el pasto estaba quemado haciendo una forma de triqueta.
— Hora de hacerlo — entró al círculo se sentó en el centro y se puso en modo de yoga (Pose del chinito). Puso el libro frente a ella y este se abrió solo en una página específica. Las velas se prendieron y Adhara cerro sus ojos, puso y sus manos tocaron las dos hojas del libro.
Luego de unos pocos segundos salió una luz azul de las manos de la chica.
Ambos hombres se vieron un poco preocupados y sorprendidos al ver que las nubes grises se ponían rojas.
De los ojos de Adhara salían lágrimas, pero los hombres no se percataron de eso, ella intentaba hacer que sus muecas no se vieran tanto haciendolas pasar por muescas de concentración.
Después de unos segundos ella abrió sus ojos rápidamente, quitó las manos de su libro, la luz azul desapareció de sus manos al igual que las nubes rojas que volvieron a su tono gris.
Adhara sonrió con felicidad y volteo a ver a sus dos familiares.
— Ya se donde esta — intento pararse pero se mareo un poco, pero sin borrar su sonrisa, las velas se apagaron y el libro desapareció.
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— ¿Que haremos nosotros? — le preguntó su padrino al ver que la chica se ponía un anillo en el dedo índice de la mano derecha.
— Las pesadillas y sueños se fueron de la Ensoñación días después de que a Morfeo lo capturaran. — hizo un leve movimiento con su mano y apareció una clase de "traje" pegado a su cuerpo, era de color azul oscuro con negro, y tenía un hermoso diseño — Necesito que intenten encontrar y atrapar a muchos de ellos, no podemos permitir que sigan allí afuera, mucho menos las pesadillas, son más peligrosas que los sueños. — se puso una capa azul oscuro que le cubría todo el cuerpo. — Será difícil, pero yo confío en ustedes — les sonrió a ambos, ellos le regresaron la sonrisa.
— Cuídate — le dijeron ambos, se acercaron a la chica y la abrazaron, ella le regresó el abrazos pero al sentir el abrazo hizo otra mueca de dolor.
Se separó y les sonrió de nuevo — Ustedes también cuídense — tomo las manos de ambos y les sonrió con cariño. — Nos vemos. — se separó un poco de ellos. — Los amo — y desapareció dejando una pequeña raya de luz en el camino.
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