Cap. 14 "Pesadillas"

59 4 0
                                    

AVISO: Este capítulo será narrado desde la perspectiva de Fran

Me desperté de golpe, otra pesadilla.

Hacía años que había dejado de tenerlas, pero desde que mi padre fue detenido, las pesadillas volvieron, y con más intensidad si es posible.

Cuando descubrieron el escondite, mi padre me dijo que saliera corriendo y me llevara a las secuestradas, que él vendría después, al 2º escondite, conmigo, pero no vino. Poco después me enteré de que lo habían detenido.

Era una situación difícil, quizá no era el mejor padre del mundo, pero era el único que tenía, y lo había dado todo por mí durante toda mi vida.

Así que, ahora tenía que ser capaz de sobrellevarlo, y controlar el secuestro por mi propia mano, sin ayuda. En realidad la idea del secuestro no fue mía, ni siquiera estaba en el plan. Se supone que robaríamos en la tienda, nos iríamos, y gastaríamos el dinero en comida, facturas, ropa y demás.

Pero se nos fue de las manos, todo por esa cría chismosa, que tenía que aparecerse por allí, entonces mi padre decidió llevársela, para impedir que nos descubrieran, y por meterse en asuntos ajenos. ¿La vieja? Nos la llevamos para que no abriera la boca y contara lo ocurrido, así estaríamos a salvo, pero nunca había secuestrado a nadie así que esto estaba siendo algo complicado.

Me acerqué al diminuto armario de madera que adornaba la pared, y cogí la vestimenta negra, lo cierto es que odiaba ese traje, me gustaba vestir con mi típica ropa que llevaba siempre, aunque no fuera mucha, me identificaba con ella, en cambio...con el traje de secuestrador me veía como a alguien que no era. ¿Pero qué podía hacer? ¿Decirle a mi padre que no quería seguir con el plan?

Ahora más que nunca me necesitaba, tenía que sacarlo de allí, así que conseguiría el dinero del rescate, y todo acabaría en un susto..o eso quería pensar.

Me dirigí a mediodía a la habitación de Adela, ella seguía durmiendo, pero la desperté de un fuerte golpe en la puerta.

-¡Despierte amargada! Aquí tiene su jodido plato de comida- dije añadiendo un escupitajo al plato.

Puede que fuera cruel, pero realmente detestaba a la vieja, ella había causado todo el marrón donde estaba metido, por haber llorado tan escandalosamente y llamar la atención de la cría.

La cría... Alma, Alma se llamaba.

Era una cría bastante rebelde, a pesar de su edad, no me tenía miedo, ni a mí ni a mi padre . Parecía la típica niña que quería cambiar de rutina, y en cierto modo la entendía, yo ahora mismo, en ese momento deseaba hacerlo también, cambiar totalmente mi forma de vivir.

Sinceramente no sabía exactamente qué pretendía con su comportamiento, a veces intentaba provocarme, sobretodo durante los últimos días. Después de aquel beso.

Realmente... me daba pena haber estado borracho.No recordaba nada.

Y claro que deseaba besarla, ella era preciosa, pero después de todo era una cría, además de por haberla secuestrado, me podrían detener por pedófilo. No me podía fiar de ella, aunque las ganas me pudieran, tenía que controlar mis instintos, porque podía salir mal, todo esto podía salir mal.

El haberle mostrado mi rostro fue una estupidez, la había cagado completamente, no sé en que estaba pensando pero el caso es que es algo que no se podía repetir, lo tenía claro. Si lograba memorizar mi rostro, la tenía jodida, bien jodida.Si no lo había hecho ya...porque no sé exactamente el tiempo que estuve sin la máscara.

Salí de la habitación de Adela y cogí el plato para Alma, inconscientemente, le eché algo más de comida..No quería que pasara hambre.

Aunque no fuese a ceder ante sus provocaciones, eso no significa que no me preocupase por ella, por su salud.
No sé que me pasaba pero el caso es que tenía ganas de verla, aunque solo fuera para mirarla una vez, ya que no le diría nada, le dejaría el plato y me iría como todos los días.

Hice lo dicho, fui a verla, con la bandeja entre mis manos, llena de sopa con algo de fideos, y un trozo de pan.

Sólo aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora