Cap. 41 "Sorpresa"

12 1 0
                                    

NARRA ALMA:

Lo cierto es que el tiempo que compartía con Fran pasaba volando, era como si el reloj de mi vida se volviese loco cada vez que él llegaba.

Pasamos todo el día entre risas y miradas, realmente me lo había pasado bien.

Fran me había llevado a un parque de atracciones cercano, y fue divertido compartir con él mi faceta más infantil, pero como siempre pasa, el tiempo se agota, y el día ya había acabado.

Cuando desperté del coche no esperaba para nada que el lugar que él habría elegido para pasar el rato seria ése, pensé más bien en algo del estilo restaurante, no sé, es típico ¿no?

Y es que siendo realistas, yo no conocía a Fran.

Durante el tiempo que estuve secuestrada, él me mostró más de lo que tenía pensado, y de ello aprendí que era alguien sensible, que sufría y que quería ser buena persona, y yo me caí en las redes de su faceta de fragilidad, pero a parte de eso, no sabía nada más de él, ¿cómo podría yo adivinar dónde me iba a llevar una persona que no conocía?

Pensar en aquello me entristecía, porque quería muchísimo a Fran, pero sentía que estaba compartiendo mi tiempo con alguien de quien no sabía qué esperar.

Y quizá un día estaba súper enamorado de mí, y al día siguiente me decepcionaba.

Nunca se sabe, ¿ no?

En el momento en que me hizo cerrar los ojos para guiarme, me puse bastante tensa.

No lo pude evitar, quise confiar en él en aquel momento, pero el hecho de no conocerle, junto con que no me fiaba del todo de él, por razones obvias (quiero decir, una persona que te mantiene secuestrada durante meses sin mantener contacto alguno con tu familia, nunca es de fiar del todo, no sé si me explico.), hizo que me pusiese así de nerviosa.

Me destapó los ojos, y entonces todos mis nervios fueron sustituidos por una sonrisa, me encantaban esos lugares.

-¿Te gusta? Quiero decir, alomejor te parece algo infantil...

-No, me gustan mucho los parques de atracciones.

Le alegró oír eso, y se acercó a mí para darme un dulce beso en la mejilla.

Aunque eso sonara un poco extraño, a pesar de los problemas que encontraba cuando estaba con él, sus besos me estremecían cada vez que se ponían en contacto con mi piel, inexplicablemente.

Montamos en unas cuantas montañas rusas, y en atracciones varias, y cuando el cielo empezó a oscurecer, decidimos irnos.

Durante ese tiempo estuvo muy atento conmigo, me sorprendió tanta amabilidad, y tanto cariño por su parte, pero no me caería rendida ante sus pies, necesitaba respuestas, muchas respuestas.

Después de ese inesperado flashback a ese día, me situé en la realidad, me encontraba al lado de Fran en su coche, el cual estaba parado.

Al ver que yo no pronunciaba palabra, él decidió sacarme tema de conversación.

-¿Qué te ha parecido la sorpresa?

-Me ha encantado, no me esperaba para nada algo así.

-Me alegro mucho de que sea así, sólo quería que pasáramos un rato juntos, y verte reír, para compensar todo el mal que te he causado...

Juro que no habrá nunca en el mundo alguien que pueda explicar por qué su forma de hacerme chantaje emocional funcionaba de manera tan eficiente conmigo, desde el primer día.

Me acerqué a él y le dí un suave beso, que él me correspondió con una sonrisa.

-Pues gracias, me lo he pasado muy bien.

Él se veía tan feliz, y yo a la vez también, que no quise arruinar el momento con mis preguntas y dudas.

Pero tenía por seguro que no iba a pasar ni un día más sin que le dijera como me sentía realmente.

-Mañana hablamos, ¿vale? Mis padres deben estar preocupados.

-Mañana estaré aquí de nuevo, no lo dudes.

Le sonreí y abrí la puerta del coche, pero su mano me paró, me miró con ojos brillantes, y con las mejillas ligeramente sonrojadas

Él sabía que yo no me podía negar cuando se trataba de sentirlo más cerca de mí, así que le dí un beso apasionado, que me hizo sobrepasar el cielo de un sólo salto.

Intenté fingir que aquello no me había hecho sentir lo que estaba sintiendo, y salí definitivamente del coche.

Mientras caminaba hacia mi casa, por mi cabeza se pasó el estúpido pensamiento de que quizá todo eso no era real, que nunca había sido real
y me giré para ver si él seguia ahí, y efectivamente, su coche estaba aparcado en el mismo sitio, y él continuaba mirándome mientras sonreía, y supe en ese instante que la realidad nunca antes me había sido tan satisfactoria.











Sólo aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora