Sólo aquí

Cap. 19 "Preocupación"

NARRA FRAN:
Decidí volver hacia la "casa" cuando Marco me aseguró que Adela iba a estar bien cuidada y vigilada allí, ya me encargaría de contarle a Alma lo que había pasado cuando estuviera seguro de que se iba a recuperar.

Abrí la puerta y caminé hasta el cuarto de Alma, faltaban pocas horas para que anocheciera, así que le preparé algo de cena.

Había empezado a ponerle más cantidad de comida que antes, cada vez estaba más delgada, y aunque no quisiera aceptarlo, sabía que era por mi culpa, y por la de mi padre, le hubiera dado comida tres veces al día, no por ser ella, sino porque me parecía muy cruel ponerle un mísero plato de sopa dos veces al día, pero mi padre me obligó a darle esa cantidad, según él ya de por sí teníamos poco dinero, y no podíamos permitirnos gastarnos más dinero en unas secuestradas.

Ahora que mi padre no estaba para ayudarme, pensé en hacer lo que quisiera con las cantidades, pero podría parecerle raro que de golpe le diera más de comer, no quería que se diera cuenta de que me preocupaba lo más mínimo en ella. Ni siquiera quería preocuparme por ella, pero era incapaz de no hacerlo.

Cogí la bandeja y me dirigí hacia la habitación de ésta.

Cuando abrí la puerta, pude sentir como mi vida entera se desprendía de mí, nunca podría olvidar esa imagen
Alma estaba tumbada en el suelo, y una gran lámpara que antes colgaba del techo, ahora aplastaba gran parte de su cuerpo.

Corrí hacia ella y intenté reanimarla, el problema era que no sabia el tiempo que llevaba así, por lo que no tenía ni idea de qué hacer.

Miré hacia arriba y vi los cables de la lámpara sueltos, y en un lado del techo vi que la rejilla estaba medio abierta.
Mierda, había intentado salir por el hueco, y por culpa de eso, estaba ahí tumbada.

Todo era mi culpa.

Todo.

Esa lámpara pesaba muchísimo, así que no tuve más opción que llamar a Marco para que me ayudara a quitar la lámpara.Tuvo que dejar a Adela sola porque no había nadie más para vigilarla, ya que le insistí en que era urgente, la vida de Alma corría peligro.

Cuando Marco llegó, inmediatamente corrió hacia donde estaba Alma y me ayudó a retirar ese pesado objeto de su débil y diminuto cuerpo, Marco también parecía alarmado al ver esa imagen, y en cuanto conseguimos que quedará libre, mi viejo amigo se precipitó a cogerla en brazos para llevársela a la consulta, pero antes de que pudiera hacerlo, me adelanté.

La cogí en brazos y sin preocuparme por nada más que por no hacerle más daño del que ya le había causado, la llevé hasta la habitación donde yo dormía para tenerlas vigiladas, que aunque no fuera gran cosa, al menos tenía una cama estable.

La tumbé a lo largo de ésta y comprobé su respiración y su pulso, Marco me miraba confundido desde la puerta

- ¿No la llevarás a la consulta?

-No, se quedará aquí, conmigo.