Crimen Favorito ‖Gabrinette‖

Veintisiete.

Actualizo nuevamente la aplicación pero otra vez me dice que no hay ninguna alerta de akuma; tal vez debería dejarlo por unos momentos, estar tan alerta no me ayudara y solo parezco una demente.

Deposito el celular en la mesilla de un lado, ahí mismo esta mi bolsa junto con los lentes de Gabriel; vuelvo a recostar,e en el respaldo de la cama, ahora sin mi celular estoy aburrida.

Pienso en algo para distraerme pero al mismo tiempo Gabriel aparece finalmente del baño.

Él ya está vestido, sorprendentemente trae consigo un pantalón casual negro, sujeto con un cinturón, una camiseta de manga corta de cuello redondo azul marino; su cabello luce seco pero sin peinar. Camina hacia mí.

Sentándose a un lado, lo estudio por varios segundos; es extraño verlo con los brazos descubiertos pero sobre todo su herida – ¿Cómo te paso esto? –Sujeto su mano con cuidado 

-Un accidente. –Responde simple.

-¿Qué clase de accidente? –Entrecierro los ojos.

-Me golpee, se abrió un poco la parte de los nudillos pero no es grave aunque lo parezca –Explica calmado–, no es nada, ¿Si?

-Si –Contesto no muy convencida–, también me golpeo todo el tiempo. 

-Fue un torpe descuido –Aparta su mano de la mia–, no volverá a ocurrir.

-Si tú lo dices. –Inesperadamente sus manos se colocan en mis mejillas, se siente extraño el toque donde está la venda, es áspero y rugoso, lejos del otro toque.

-Presiento que algo te molesta, pero no encuentro el motivo –Frunzo ligeramente el ceño–, ¿Qué es Marinette?

-Percibo que no estas siendo honesto conmigo. –Mis ojos se desvían a cualquier lugar en la habitación, menos en él.

-Estoy siendo tan honesto como me es posible –Empiezan las caricias–, porque confio en ti.

-¿Prometes que serás honesto conmigo? –Titubeo.

-Lo seré. –Asegura.

Un poco más tranquila pero no muy segura de ello, me concentró en sus caricias; utilizando el pulgar se pasea en círculos por mi mejilla y contorno de labios, los demás dedos los utiliza para contornear mis orejas y parte baja del cuello dando pequeñas cosquillas.

Aprovecho para colocar mis palmas sobre sus brazos e irlos subiendo por todo lo que hay de piel, hasta subirlos a sus hombros.

-¿Por qué ese look tan casual? –Casi puedo asegurar que se ha reído.

-No tenía ánimos de usar lo habitual –Encoje sus hombros–, además hace calor.

-Me gusta. Te queda bien –Sonrió–, es diferente, tú lo eres.

Parece que mi comentario no tiene ningún efecto en él, sus caricias continúan pero no hay una respuesta, tampoco hace otra acción, lo cual me frustra. Debo utilizar mis rodillas para inclinarme y llegar a él, asi poder tocar sus labios con los míos.