Treinta y nueve.

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2 semanas después

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2 semanas después.

La enorme y exorbitante luz del sol me despierta, además del enorme bochorno; parpadeo en varias ocasiones ahuyentando el sueño, moverme es una tarea complicada ya que Gabriel tiene envuelto mi cuerpo por completo con el suyo.

-Gabriel, cariño –Le llamo–, debemos levantarnos.

-Quedémonos asi. –Se queja.

-No, no podemos –Ignorándome por completo, empieza dando muy pequeños besos en mi mejilla, la bajar a mi cuello me produce cosquillas–, no eres convincente.

-¿Me dejaras convencerte? –Una pequeña y traviesa risa brota de mis labios.

-Sigues herido. –Él rendido, me libera.

Después que caímos al rio Sena aquel día la corriente nos llevó, nos dejamos ir para poder escapar pero mientras desembarcábamos la fuerza del agua aumento, nos hizo difícil la tarea de respirar y nadar.

Huir no fue sencillo, sabíamos que podían esperarnos en las costas por lo que seguimos por mar rodeando por completo París, asi llegamos a Biarritz, una pequeña ciudad bastante alejada de la capital, situada en la frontera con España; famosa por el puerto pesquero además de las playas y museos.

Al llegar por el puerto tuvimos que fingir que habíamos sufrido un accidente, no nos reconocieron y decidimos mantener el anonimato.

Una vez en el hospital pudimos contactar con Nathalie quien nos brindó la ayuda que necesitábamos, fue suficiente con el dinero que nos mandó ya que nos vimos forzados a permanecer aquí.

Debido al cataclismo directo en el pecho, tuvo algunas fracturas de costilla y el mismo daño que no sabíamos cómo repararlo.

-Hagamos esto de una buena vez –Él se sienta sobre la cama–, no hagas muecas por favor.

Un cataclismo era cosa seria, la marca lo decía, estaba tan desesperada por curarlo; invoque el amuleto encantado pero no revirtió nada, quise desfallecer en ese instante insegura de si viviría.

Nathalie me hizo traducirle el libro, descubrió que los poderes son ilimitados dependiendo del portador, mi poder es la creación por lo que puedo crear cualquier cosa; la cura para Gabriel fue mi última labor como Ladybug.

-Tú hiciste la cura, podrías haber hecho que tuviera mejor sabor. –Comenta sarcástico. Una solución bebible fue lo que pensé en el momento, cada día la toma y la mancha se fue reduciendo, apenas es visible ahora.

-No tengo experiencia curando a las personas –Coloco con suavidad mis manos en su pecho–, la marca ha desaparecido lo suficiente para volver.

-Es imposible que sigamos ausentándonos –Toco con delicadeza la marca–, ¿Qué dicen tus padres?

-Ellos hacen menos preguntas que Kagami –Le ayudo a levantarse–, pero con las fotos que envió parece que están más tranquilos.

Para aparentar nuestras vacaciones inesperadas, algunas veces tomo varias fotos y se las mando a Adrien, Kagami y mis padres; asi las mantenemos las sospechas al mínimo.

Crimen Favorito ‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora