Treinta y uno.

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Mi cuerpo se siente tan pesado, tengo pesar de abrir los ojos pero un insistente jaloneo seguido de una pulsada me hace querer ver que suceda, apenas abro un ojo, tratando de enfocar el problema

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Mi cuerpo se siente tan pesado, tengo pesar de abrir los ojos pero un insistente jaloneo seguido de una pulsada me hace querer ver que suceda, apenas abro un ojo, tratando de enfocar el problema.

Lo único que observo es a Tikki jalando un mechón de mi cabello.

-¿Qué sucede? –Bostezo–, ¿Acaso es un akuma? –Abro el otro ojo levantándome de inmediato.

-No. –Dejo caer mis hombros.

-¿Entonces qué sucede Tikki? –Rechisto. 

-Ya es muy tarde –Abro los ojos asustada–, y no te movías, quería asegurarme.

-¿Qué hora es? –Vaciló cansada.

-Casi las 12 –Abro los ojos sorprendida–, entiendo que estés de vacaciones pero no es normal.

-Sí, es solo que me desvele junto con Gabriel –Mis ojos se mueven por toda la habitación–, ¿No lo has visto? 

-Tiene como media hora que se ducho y se fue –Suspiro. Al menos no fui la única–, lamento despertarte, nunca habías dormido tanto

-Está bien Tikki –Junto mis manos para que se coloque ahí–, es hora justa de despertar.

-Además tienes que comer algo. –Sonrió.

-Sí… creo que me perdí el desayuno pero veamos que conseguimos. –Tallo una vez más mis ojos, tratando de ahuyentar el sueño.

Aún persiste el cansancio en mí, intento acomodar mi cabello con mis dedos, me coloco una bata para cubrir mi desnudez cerrándola con un nudo, me coloco unas zapatillas sin tacón.

-Saldremos pero debes esconderte en mis bolsillos. –Inmediatamente entra en uno de los bolsillos de la bata, ocultándose.

Salgo de la habitación con normalidad, la casa usualmente siempre es silenciosa, debido a lo inmensa y vacía; mis pasos resuenan por todo el lugar, ignoro que en todo el camino no encuentro ningún rastro de Gabriel y me dirijo a la cocina, al empujar la puerta extrañamente todo está vacío.

-¿Hola? –Hablo lo más alto que puedo, quizás allá alguien por ahí.

Nadie contesta.

Es raro, Gabriel tiene un chef y personal de limpieza, los saludo pero siempre son tan distantes y serios, muy a diferencia de Nathalie o su chofer; ahora no hay rastro de alguna persona alrededor.

Rebusco en los cajones y el refrigerador para obtener algo, pero hay tan poco que es imposible poder preparar un alimento digno; iré con Nathalie, si algo ocurre es muy probable que esté enterada.

Abro ligeramente la puerta, una sombra ahí me detiene, justo para alcanzar a ver la silueta de Gabriel que acaba de bajar las escaleras para dirigirse a su oficina; estoy a punto de hablarle pero lo que tiene en las manos me silencia.

Crimen Favorito ‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora