𝐏𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐚𝐝𝐮𝐥𝐭𝐨𝐬 (+𝟏𝟖)
Después de un gran malentendido el diseñador Gabriel Agreste y la principiante Marinette Dupain-Cheng se ven envueltos en una enorme farsa que deberán mantener; mientras ambos intentan conservar su identid...
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-Y esa es toda la historia…
Mis padres se dan miradas cómplices, su rostro denota la incomodidad que sienten y me deja saber lo que vendrá a continuación; trate de explicar lo mejor que pude mi situación actual y espero hayan comprendido al menos un poco.
-Hija –Es mi madre quien empieza–, ¿Estas conciente de lo que estás haciendo? –Asiento–, le estas mintiendo a toda la ciudad.
-Lo sé –Suspiro–, pero como les dije ellos primero empezaron, intente aclarar las cosas pero prefirieron armar sus propias conclusiones dejándome sin opciones.
-Mantener la postura ante la verdad es lo que hubieras hecho –Interviene mi padre–, no te enseñamos a mentir Marinette.
-Nadie me hubiera creído… -Arrugo molesta mi nariz–, no dejaré que hablen mal de mí, hubiera hecho lo que sea para detener las malas habladurías de mí –Aprieto con fuerza mis puños–, y si es mintiendo que asi sea.
-Escucha cariño –Mi madre sujeta mis manos entre las suyas–, estamos conscientes de que es tu vida y no nos sentimos con el derecho de intervenir, eres mayor y tomas tus propias decisiones. –Sonríe comprensiva.
-¿Pero?
-Pero no estamos de acuerdo –Objeta mi padre–, las mentiras nunca han solucionado absolutamente nada.
-Solucionaron esto, no lo termino pero al menos ya no me dicen… –Me corto–. Me dicen malas palabras.
-Sabemos lo que dicen de ti –Acaricia mi mejilla–, pero nada que inicia con una mentira termina bien.
-Ellos mintieron primero. –Respondo fríamente.
-Es tu vida y sabes como la manejas –Veo de reojo a mi papá–, lo único que te pedimos es que tomes en cuenta nuestro consejo –Asiento lentamente–, te apoyaremos siempre.
-Gracias –Respiro hondo–, lamento si los he decepcionado con mis recientes acciones –Sonrió débilmente–, sobre todo no haberles contado que estaba ocurriendo, todo fue tan sorpresivo que no me di cuenta de los hechos.
-Nunca nos decepcionaras Marinette –Mi madre sujeta mis manos–, solo creo que debiste pedirnos un consejo antes de decidir.
-¿Te quedas a comer con nosotros? –Pregunta de manera dulce.
-Claro, extraño comer con ustedes. –Mantengo la sonrisa en mi rostro, asi espero no hacerlos sentir mal, que piensen que todo está perfecto, aunque no lo esté.
Ambos sonríen satisfechos, doy un vistazo a la sala de mi casa, mientras mi padre se retira seguro a traer la comida y mi madre se acerca a la alacena para buscar los platos, el televisor está apagado, la puerta hacia mi antigua habitación también está cerrada pero hace tiempo que este dejo de ser mi lugar seguro.
Me levanto rápidamente de los sillones donde estábamos sentados hablando para acercarme a mi madre y ayudarla acomodar la mesa; será lindo pasar el tiempo con ellos.
