—Ya eso era todo —le dijo Sinaí a Sophie, arrastrando sus maletas hasta la entrada—. Ahora sí estoy lista.
Era mediodía y Sinaí tenía un fuerte dolor de cabeza, pero no sabía si era secuela del alcohol de la fiesta, del trasnocho o de haber llorado tanto esa mañana. O de todo a la vez.
Lo importante es que estaba lista para irse. Había tomado su decisión luego de su última conversación con Axer —si es que podía tomarse como conversación aquel monólogo de una única respuesta— y se mantenía firme en esta.
Axer y ella debían, definitivamente, tomar caminos dispersos. Le costaría al comienzo, pero estaba muy comprometida con su conclusión. Le dolía la posibilidad de no enterarse del avance de su investigación, o de si obtendría el Nobel al final, pero estaba muy consciente de que ponerse a investigar más cosas de él luego de su partida sería como rehabilitarse del alcoholismo viviendo junto a una licorería.
Debía arrancarse la adicción negándola, un día tras otro, hasta que su cerebro por defecto la suprimiera.
La parte más difícil había sido comunicarle su renuncia a Sophie, quien no pareció tomarlo muy bien.
—Entonces sí te irás —apuntó Sophie, como si esperara una confirmación. Estaba de pie, con los brazos cruzados y una mirada expectante.
—Sí. —Sinaí asintió, incómoda y sin hacer contacto visual—. Sí, tengo que irme. Lo siento.
—Lo sientes. —Sinaí asintió—. ¿Qué es lo que sientes, Gabriela?
Sinaí soltó las maletas y se peinó con los dedos distraída en medio de su incomodidad.
—Nada, es una manera de hablar. Simplemente no me agrada la idea de dejarte así, pero tenía que hacerlo.
—Dejarme, ¿cómo? —insistió Sophia con los ojos ligeramente entornados—. ¿Te refieres a dejarme tan de repente, tan de la nada?
—Puede ser, sí. Lo siento. Ya te expliqué mis motivos.
—Repítemelos —pidió Sophia Shannon.
—Mi madre está en una situación... —Miró a los ojos a Sophie y negó con la cabeza, dando a entender que no tenía que dar esas explicaciones—. Simplemente me necesita, y yo la extraño. Tengo que irme.
—¿Y lo sostienes?
—¿Disculpa?
—¿Sostienes que ese es el motivo por el que te vas?
Tragando en seco, solo fue capaz de decir:
—Ujum.
—Mírame a los ojos, Gabi.
Así lo hizo, a regañadientes y sintiendo una tensión terrible en aquella mirada. Tampoco ayudaba que Sophie la llamara Gabi, le recordaba todas las mentiras que había dicho, toda la identidad que tuvo que inventar para trabajar como asistente de aquella científica solo para estar cerca de su ex, con el que por mala suerte Sophia parecía querer empezar una relación.
Sophie, con los brazos cruzados todavía, avanzó algunos pasos hasta quedar más próxima a Sinaí.
—Entonces —dijo—, ¿sostienes que ese es el motivo por el que te vas?
Sinaí sentía una completa repulsión por la mirada de Sophia, como si pudiera verse desnuda a través de ella, como si viera quién era realmente, y todo lo que había hecho. Eso la humilló, y la repulsa creció al punto en que Sina, como un mecanismo de defensa, prefirió transformarla en ira. Ira hacia Sophie.
Porque Sina podía vivir con la idea de ser descarada, hipócrita y tal vez poco objetiva, pero no volviendo a odiarse a sí misma.
No podía volver al principio, prefería ser la antagonista que la víctima nuevamente.
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Nerd 3: rey del tablero [+18]
Mystery / Thriller«Las mentiras terminaron, pero las obsesiones se multiplican». Sinaí cree ser la reina del tablero, y perseguirá a su rey a donde haga falta, aunque en el camino tenga que destruir algunos peones Nuevos secretos, un vistazo más profundo al abismo y...