Little Boy || Hyunin

TREINTA Y OCHO

El pelinegro hizo una mueca.

—Innie, ya te dije que no puedo faltar—acarició los castaños cabellos del pequeño—es un examen importante.—

Jeongin hizo un puchero, pero al final asintió.

Hyunjin sonrió y besó suavemente la frente de su novio, para luego, tomar su mochila y caminar hasta la puerta principal.

—¡Hyung! ¡Te a-mo!—ya era tarde, Hwang ya se había ido.

Jeongin hizo un puchero y sintió sus ojitos cristalizarse.

Tenía un mal presentimiento.

[...]

—Creí  que no vendrías— habló Minho a un inquieto Hyunjin.

—Estoy considerando mandar todo al carajo y regresar a casa con Innie.—

Lee lo miró confundido.

—¿Por qué?—

—Dime loco, pero siento que algo malo va a pasar—mordió su labio inferior—¿sabes qué? Al carajo, mi novio y mis hijas son más importantes que esta mierda.—

Cuando menos lo notó, ya estaba poniéndose de pie y tomando sus cosas.

—¿A dónde, Hwang?—

Tarde. El profesor de geometría había llegado.

El pelinegro maldijo por lo bajo, por lo que no le quedó de otra más que volver a su asiento.

Minho palmeó su hombro en un intento de reconfortarlo.

Ambos prestaron atención a la indicaciones del profesor, que ya comenzaba a repartir las hojas de examen.

[...]

Al rededor de media hora después, ambos amigos ya se estaban parando para entregar sus respectivas hojas.

—¿Sabes? Quizás no eres el único loco—Lee habló una vez que estuvieron de vuelta en sus lugares—también tuve una mala sensación.—

Hyunjin lo miró e hizo una mueca.

—Llamaré a Innie.—

Minho asintió.

El pelinegro menor tomó sus celular y lo encendió.

Una corriente recorrió su espina dorsal cuando notó dos llamadas perdidas de su novio, cinco de su vecina, diez de un número desconocido y otras quince de su suegro.

Rápidamente marcó el número de Jeongin.

Su llamada fue rechazada.

Intentó lo mismo con los demás números, incluso con el desconocido, pero nada.

A este punto, ya se encontraba desesperado, cosa que el mayor notó.

—¿Qué pasa?—

—N-No me contestan—dijo con voz entrecortada.

—Hey, calma—frotó la espalda de su amigo en un intento de relajarlo—déjame intentarlo a mí.—

Hwang asintió, pasandole su teléfono con manos temblorosas.

Minho marcó el número de la vecina de Hwang.

Tres tonos fueron suficientes para que la llamada fuera atendida.

—¡Hyunjin!—se escuchó la voz alterada de una chica.

El mayor pasó el teléfono a su amigo, quien rápido atendió.

—¡Lia! ¡¿Qué pasó?!—

Y Minho fue testigo de la expresión más destrozada que hubiera visto nunca en su amigo.

Su pecho dolió.

Hyunjin, sin siquiera preocuparse por algo más, tomó sus cosas y salió corriendo del salón. Lee sintió su estómago revolverse, por lo que lo siguió.

Ambos corrieron fuera del lugar, importándoles poco las reprimendas de profesores e intendentes.

estamos cerca del final🤩