CUARENTA

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—"Al hospital, Innie puede perder a las niñas si no se encuentra un donador, ¡mueve tu trasero!"—Sentía que le faltaba el aire y como su cuerpo temblaba, tenía un nudo atorado en la garganta y unas terribles ganas de llorar

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—"Al hospital, Innie puede perder a las niñas si no se encuentra un donador, ¡mueve tu trasero!"—

Sentía que le faltaba el aire y como su cuerpo temblaba, tenía un nudo atorado en la garganta y unas terribles ganas de llorar.
Minho a su lado apretaba su mano y le decía dulces palabras de aliento para reconfortarlo.

—Lo siento, ¿puede ir más rápido? Es una emergencia.—

El conductor del taxi, al ver la angustia de ambos chicos, sumándole el que se dirigían al hospital, solo asintió y aceleró un poco.

—Hyung, no puedo perder a Innie, él es mi todo—sollozó—¿qué haré si se va junto con las niñas? No podría soportarlo.—

Lee mordió su labio inferior y atrajo al menor en un abrazo, susurrando un pequeño "todo estará bien".

Al rededor de cinco minutos después, el taxi se detuvo frente al gran hospital.

Hyunjin salió de este, teniendo como única cosa en mente a su novio e hijas.

Minho volteó a ver al hombre tras el volante, sacando su cartera.

—¿Cuánto-?—

El mayor negó, en señal de que no era nada. La desesperación de ambos chicos había logrado calar en él.

Lee hizo una reverencia en agradecimiento y no tardó en seguir los pasos de su amigo.


[...]

Un agitado Hyunjin se hizo presente en la sala de espera, llamando la atención de los presentes.

No hizo falta más que ver la expresión en su rostro como para saber que estaba destrozado.

Riki lo miró y viceversa, no tardando en fundirse en un abrazo.

Unos segundos después llegó Minho.

—¿Cómo están?—preguntó con un poco de miedo.

Sunoo negó.

Lee suspiró y se sentó en una de las incómodas bancas, justo a un lado de la pareja de chicas.

—¿C-Consi-Consiguieron donante?—preguntó Hyunjin luego de un rato en silencio.

Riki asintió.

Hwang suspiró aliviado—¿Quién fue?—

—Fui yo.—

El pelinegro volteó a las bancas, notando a aquella chica pelirroja que los había ayudado en el parque.

—Noona, muchas gracias, no sé de qué manera agradecerte todo esto.—

Yeji sonrió, restándole importancia al asunto.

Todos los presentes guardaron silencio, intentando tranquilizarse a sí mismos.

Cuando, como un deja vú, un agitado Eric corrió de vuelta hacia la sala donde la angustiada familia esperaba.

—Traigo noticias.—

Rápidamente todos se pusieron de pie, prestando atención al médico; Eric  suspiró.

—Ya que se ha conseguido la sangre, se pudo iniciar la intervención quirúrgica para que las niñas nazcan hoy, ya que es peligroso que sigan dentro del vientre —todos suspiraron—pero—fijó su vista en Hyunjin. Suspiró—me duele esto, Hyunjin, pero—guardó silencio unos momentos—de algo salir mal, tendrás que elegir a quién priorizar, o, en su defecto, salvar.—

Hyunjin sintió como sus piernas le fallaban y como el aire poco a poco comenzaba a faltarle.

Un ataque de ansiedad.

Minho actuó enseguida, tomándolo entre sus brazos y pegandolo a su pecho.

—Hyunjin, calma, todo estará bien, esto es solo precaución, no tiene que pasar realmente.—

Hwang parecía no escuchar. Sus uñas se enterraban en sus muñecas, rasgando la carne y dejando unas dolorosas marcas.

—Necesito que alguien le tome las manos para evitar que siga haciéndose daño—pidió Minho con notable preocupación en su voz.

La primera en actuar fue Lia, quien inmediatamente se hincó junto a los amigos y tomó con cuidado las temblorosas manos del pelinegro.

Luego de unos minutos intentando tranquilizarlo, las caricias de Lee surtieron efecto. Hyunjin, poco a poco, pudo reponerse y sostenerse en pie.

—Chico, realmente no quiero presionarte, pero debes elegir—habló Nam en un tono apenado.

Hyunjin escondió su rostro tras sus manos, ahogando un sollozo.

—Hyunjin—la quebrada voz de su suegro lo llamó—t-tienes que elegir.—

El pelinegro miró a Sunoo, soltando otro sollozo.

—N-No puedo.—

Fue turno de Riki de llamarlo.

—Innie es mi hijo, la luz de mi vida—miró hacia arriba en un intento de contener las lágrimas—pero, ¿crees que él se sentiría bien sabiendo que perdió a las niñas?—

Hyunjin lo miró, alarmado—¿E-Estás sugiriendo que Jeongin debe morir? Las niñas son tres, estoy seguro de que por lo menos una sobrevivirá y-...—

—Hyunjin, mírame—lo interrumpió, posando sus manos sobre sus hombros—¿crees que Innie sería felíz, sabiendo que perdió a una de sus hijas?—

Hwang negó, sintiéndose asfixiado. Pero su suegro tenía razón.

Con el corazón doliendo, eligió una opción.

—Salve a mis hijas.—

Eric asintió, un nudo en su garganta asfixiándole; ese niño era el mejor amigo de su hijo desde que tienen memoria. Lo vio crecer. También le dolía.


[...]


Cuatro tortuosas horas tuvieron que pasar para que Namjoon saliera del quirófano, yendo en búsqueda de la familia Yang-Hwang.

Los seis presentes se pusieron de pie en automático al divisar al doctor dirigiéndose hacia ellos.

—Namjoon—habló ahogado Riki.

Nadie podía leer la expresión del obstetra.

—Y-Yo—suspiró cansado—seré franco; perdimos a Jeongin y a una de las niñas, y estuvimos a punto de perder a otra...—

Hyunjin sintió su mundo derrumbarse, sintió como una parte de él lo abandonaba, yéndose muy lejos para nunca más volver a él.

Cayó al suelo de rodillas, escuchando de fondo el doloroso llanto de los padres de su novio. Y quizás también de Yeji y Lia, pero eso es lo que menos le importaba ahora.

Sintió unos brazos rodeándolo, y entonces se atrevió a soltar un lastimero grito de dolor, golpeando el piso bajo sus nudillos e importándole muy poco el hacerse daño.

—S-Se fue—murmuró con voz rota.

Minho, quien también lloraba en silencio, intentaba reconfortar al destrozado chico entre sus brazos.

Había perdido al amor de su vida y a una de sus niñas. Quería morir. Pero no lo haría, ahora tenía a dos pequeños angelitos a quienes amar.

No las dejaría, las amaría por él y por Innie.

No las dejaría, las amaría por él y por Innie

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ta potente

Little Boy || Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora